La española asesinada en Costa Rica estaba volcada en el cuidado de enfermos neurológicos
Quienes conocían a Arancha Gutiérrez destacan de ella su generosidad y dedicación a los demás
Los familiares de Arancha Gutiérrez, la española de 31 años asesinada hace una semana en Costa Rica, han abierto una página de Facebook, que han llamado El manifiesto de un ángel, como forma de homenaje para que todo el que quiera pueda dejar sus mensajes en su memoria.
Ese ángel es Arancha para quienes la conocían, que destacan de ella su generosidad y dedicación a los demás. “Arancha era alegría, siempre con su enorme sonrisa, era una de esas personas que desprenden luz propia”, recuerda Marta, una de sus conocidas. Fisioterapeuta experta en lesionados neurológicos, nacida en Alicante aunque establecida en la localidad madrileña de San Fernando de Henares, Arancha era un pilar fundamental para los más de 450 pacientes que atendía y que sienten su pérdida como la de un familiar. Hay a quienes todavía no les han comunicado la noticia de su fallecimiento por temor a una recaída. “Era más que su fisioterapeuta, era su apoyo y su confidente, a ella le contaban cosas que no les decían a sus cuidadores”, comenta Marta.
Además del importante trabajo físico de la fisioterapia, Arancha era especialista en la parte emocional, en motivar a un tipo de pacientes que tras sufrir graves lesiones tienden a deprimirse o estar bajos de ánimo. Su pérdida también ha dejado huérfanos a cuidadores y familias, a quienes atendía con cariño y animaba sacando el lado más positivo de cada situación, siempre muy atenta y volcada con su trabajo, según cuentan.
Arancha estaba terminando un máster de osteopatía y había hecho varios cursos para especializarse, sobre todo en enfermedades neurológicas, enfermedades poco conocidas y en el cuidado de personas mayores. También impartió clases de pilates, le gustaba la meditación y le obsesionaban el deporte y la vida saludable. De hecho, el día en que la asesinaron había salido a correr temprano. “Lo que le ha pasado es muy injusto y genera mucha rabia, pero debemos olvidar y pensar en cómo ella querría que reaccionáramos y olvidar”, comenta la conocida próxima a Arancha.
Su pareja, Miguel Ángel Escribano, con quien se encontraba de viaje en Costa Rica, asegura que soñaba con cambiar el mundo. “Otro mundo es posible, lo más importante que tenemos en el planeta es el medio ambiente, y las personas nos podemos amar porque somos buenos por naturaleza”, decía. Esa era una de las razones por las que Arancha era activista de Greenpeace y voluntaria en una protectora de animales. Su amor por la naturaleza la llevaba a salir los fines de semana de excursión con su pareja.
La página de Facebook de Arancha agradece a todos los que le han enviado flores, pero recuerda lo que pensaría ella: “Ese mismo dinero empleadlo en Greenpeace donde se trabaja en favor del medio ambiente, o a otra ONG como Médicos Sin Fronteras”. En la imagen de la publicación, que cuenta con más de 70 comentarios, se ve a su perro tumbado junto a las coronas de flores en el tanatorio.
La familia de la mujer ha denunciado este jueves que nadie les avisó del riesgo que corrían en Costa Rica, donde hoy han sido atracados con armas blancas cinco turistas, dos de ellos españoles. Los dos supuestos responsables del asalto han sido detenidos, según el Ministerio de Seguridad Pública del país centroamericano, y las víctimas no han resultado heridas. La investigación del asesinato de Arancha Gutiérrez continúa abierta y con tres detenidos.
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