Agentes del CNI y la Guardia Civil se entrevistaron cuatro veces en prisión con el imán de Ripoll
Abdelbaki Es Satty, encarcelado cuatro años por tráfico de droga, recibió las visitas entre abril de 2012 y marzo de 2014
En los cuatro años que permaneció preso por tráfico de drogas, Abdelbaki Es Satty tuvo más contacto con los policías que con su mujer. A Hassna Thaina, la joven con la que se casó al llegar a España —en Marruecos dejó otra esposa y nueve hijos—, el hombre señalado por la investigación como el presunto cerebro de los atentados de Barcelona y Cambrils la vio por última vez en 2011. Desde entonces, miembros de la seguridad del Estado pasaron a ser sus únicos visitantes en la cárcel de Castellón I. En un informe enviado al juez de la Audiencia Nacional que investiga los atentados, Instituciones Penitenciarias detalla que Es Satty mantuvo “cuatro entrevistas policiales” con cuatro agentes que se identificaron con los números de sus carnés profesionales. Según confirman diversas fuentes policiales, estos corresponden a dos guardias civiles y dos integrantes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
La relación del imán de Ripoll con la seguridad del Estado es uno de los puntos más oscuros de la investigación sobre los ataques del 17 de agosto. El pasado noviembre, después de que EL PAÍS revelase la existencia de contactos, el CNI admitió que “mantuvo contactos” con Es Satty durante su encarcelamiento en el marco de la prevención contra el terrorismo. El propio director del servicio secreto, el general Félix Sanz Roldán, acudió a la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso a dar explicaciones sobre los mismos. El nombre del imán había aparecido ya en el sumario de la Operación Chacal, que en 2006 desmanteló una célula yihadista creada en torno a una mezquita de Vilanova i la Geltrú (Barcelona).
El CNI no aclaró entonces, sin embargo, ni la periodicidad ni el alcance de esos contactos. El informe de Instituciones Penitenciarias incorporado al sumario y ahora conocido sí lo hace y se refiere a cuatro encuentros con el imán en la cárcel. Tres de las cuatro “entrevistas policiales” se registraron en abril, mayo y junio de 2012 por parte de dos agentes identificados con un carné profesional alfanumérico de siete dígitos. Según las fuentes consultadas, esa numeración se corresponde con la Guardia Civil. La última visita se produjo el 17 de marzo de 2014 y a ella acudieron otros dos agentes identificados con cuatro números. Las mismas fuentes aseguran que se trata de identificaciones de agentes del CNI. Fuentes del centro han declinado confirmar este extremo al considerar esos datos “secretos”, aunque recuerdan que ya admitieron la existencia de esos contactos “dentro de los protocolos establecidos con los presos” que han mantenido relaciones con yihadistas.
Es Satty fue detenido en el puerto de Ceuta el 1 de enero de 2010, el día que cumplía 37 años, por intentar introducir en España 121 kilos de hachís. Ingresó en prisión apenas dos días después y ya no la abandonó hasta abril de 2014, un mes después de la última entrevista policial. En el juicio, Es Satty declaró que tres hermanos marroquíes le apalearon y le obligaron a transportar la droga. Ya en prisión, se quejó amargamente ante la Fiscalía y ante el Defensor del Pueblo de que había sido encarcelado de forma injusta.
De su paso en prisión queda, entre otras cosas, una escueta ficha biográfica según la cual nació en la localidad marroquí de Madchar Benghaya y se casó a los 18 años con una mujer con la que tuvo nueve hijos y que vive en Tánger. Llegó a España en 1998 e inició una relación con otra mujer, Hassna Thaina. Según Instituciones Penitenciarias, Es Satty recibía una pequeña nómina en la cárcel por su trabajo en el taller. Sus gastos diarios, señala el informe en manos del juez Fernando Andreu, eran “básicos”. Es Satty disfrutó de cuatro permisos de salida, en los cuales permaneció en un piso de acogida de la Pastoral Penitenciaria de Castellón.
En el informe consta también la relación de presos con los que compartió celda y los números de teléfono que tenía autorizados. Los Mossos d'Esquadra analizaron todos esos datos y aportaron al juez otro informe que detalla la conexión de Es Satty con algunos personajes relevantes durante su estancia en Castellón. Por ejemplo, su compañero de celda Bennaceur Ameskour, cuyas huellas dactilares fueron identificadas en un diccionario árabe-castellano en la casa de Alcanar, el lugar elegido por la célula para fabricar material explosivo. Una explosión fortuita en esa casa el 16 de agosto mató a Es Satty, lo que precipitó los ataques de Barcelona y Cambrils.
Un amigo del imán, Maki Mohamed Hammed, solicitó cita previa para contactar en prisión con él en 2011. El encuentro no llegó a producirse, pero la policía catalana destaca que Hammed “se corresponde” con un individuo apodado El Sudaní. Según uno de los testigos protegidos que han declarado en la causa -identificado como B2- El Sudaní es un hombre radicalizado que mantuvo un intenso contacto con Es Satty durante su etapa en Vilanova. Ya entonces, según B2, Es Satty tenía un discurso “radical” y “hablaba de la guerra y de los conflictos de Afganistán”.
Silencioso o provocador
Tras quedar en libertad, Es Satty viajó por distintos países -entre ellos Bélgica- y recaló finalmente en 2015 en Ripoll (Girona), donde la comunidad Annour le contrató como imán por 700 euros al mes. El secretario de la entidad, Minhaj Hammou, explicó a los Mossos que le pareció un “buen candidato” y afirmó que sus discursos eran “normales y nada radicales”. La rutina del cerebro de los atentados consistía en “ir de casa al trabajo y del trabajo a casa”, una idea que también confirmó su compañero de piso en Ripoll, que nunca observó un comportamiento extraño. Hammou afirmó sentirse “engañado” por el imán y mostró sus sospechas de que el imán logró “lavar el cerebro” a los jóvenes que finalmente cometieron el atentado. Tras el Ramadán de 2017, Es Satty pidió ausentarse tres meses para ir a Marruecos. La comunidad no le dio el permiso y dejó su tarea como imán.
Algunos familiares y personas del entorno de Es Satty -como el testigo protegido B-2- contradicen esa supuesta contención pública de Es Satty. Hafida Oukabir, hermana de Driss y Moussa, afirmó ante la policía que los sermones del imán eran “radicales”. “Hablaba abiertamente y por el altavoz de la Yihad y de la lucha armada, por la cual había que matar a los infieles”, detalló a los Mossos.
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