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La ruta española de pateras alcanza cifras de 2008

Hasta septiembre se han rescatado más inmigrantes que en el 2016 por las restricciones en Libia y la “menor vigilancia” marroquí, según las ONG

Jesús A. Cañas
Salvamento Marítimo rescata de una patera a un grupo de migrantes, en Almería.
Salvamento Marítimo rescata de una patera a un grupo de migrantes, en Almería. Carlos Barba (EFE)

Fue una madrugada dura e intensa en el Estrecho de Gibraltar, como hacía meses no se recordaba. Amparados por la oscuridad y alentados por la mar en calma, centenares de inmigrantes a bordo de paupérrimas pateras se lanzaron a intentar alcanzar las costas españolas. A la incesante noche se sumó una, no menos, intensa mañana en el Mar de Alborán. En apenas 12 horas del pasado 17 de agosto, los servicios de salvamento rescataron a 600 personas, el mayor número de migrantes auxiliados en lo que va de año. Fue solo una muestra de cómo el goteo de pateras ha pasado a ser tan incesante que en este 2017 la cifra de inmigrantes rescatados en España ya ha superado a todos los auxiliados en 2016: 11.043 atendidos hasta septiembre, frente a los 10.389 del año anterior, según Cruz Roja.

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Las ONG tienen claro que el incremento no responde ni a causas fortuitas ni únicas y apuntan a dos motivos claves. De un lado, el trasvase de flujos migratorios ante el aumento de las restricciones en Libia. De otro, la menor vigilancia en las costas marroquíes ante los conflictos y disturbios que atenazan la zona del Rif. Ambos condicionantes han hecho que el verano en las costas de Cádiz, Málaga y Almería se haya copado de pateras rescatadas, según los datos de Cruz Roja. Hasta ahora, ha sido junio el mes con mayor número de auxiliados, 2.384, frente a los 671 en el mismo periodo de 2016. En julio, Cruz Roja atendió a 1.855 (en ese mismo mes el año pasado fueron 371) y en agosto ascendió a las 1.506 personas (en oposición a las 1.155 del mismo tiempo de 2016).

A las cifras de Cruz Roja habría que sumar la de aquellas pateras cuyos ocupantes fueron descubiertos en tierra (y no precisaron atención sanitaria), que llegaron sin ser interceptadas o que no lo hicieron por la vía marítima. De hecho, la Guardia Europea de Fronteras y Costas (Frontex) eleva a 14.000 las llegadas en lo que va de año. Eso supone que la cifra se ha multiplicado “más de 2,5 respecto al año anterior”, según aseguró el pasado lunes el director de Frontex, Fabrice Leggeri, en una rueda de prensa en la que se mostró cauto para definir los motivos del incremento de pateras.

El acumulado de estos ocho meses, según Cruz Roja, ya no solo es que supere a la de todo 2016, sino que hay que remontarse a 2008 -cuando se rescataron a 12.690 personas en total- para encontrar afluencias similares. Aunque los números aún están lejos de los 100.000 inmigrantes llegados a Italia desde Libia en este 2017, destacan porque frente al descenso de las otras rutas migratorias europeas, la española no para de crecer. Y se espera que el número suba considerablemente hasta final de año, en especial con las llegadas de septiembre y octubre.

Hacía más de 10 años que los inmigrantes no llegaban en desvencijadas embarcaciones de madera

Los datos comparables a 2008 no son la única referencia al pasado que el mar trae en estos últimos meses. Aunque son la imagen más icónica y la que da nombre al fenómeno migratorio español, lo cierto es que hacía más de 10 años que los inmigrantes no llegaban en desvencijadas embarcaciones de madera, las conocidas popularmente como pateras. “Sin embargo, este año se han vuelto a ver, especialmente con personas de origen magrebí”, tal y como reconoce la activista Ana Rosado, de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH-A).

La vuelta de pateras se une al regreso de neumáticas con más de 20 personas, como ocurría antes. “Siguen viniendo las pequeñas que empezaron a llegar hace años (en referencia a las balsas de juguete e incluso tablas de surf), pero estamos detectando que han retomado embarcaciones grandes y eso es raro”, reconoce Rosado. A bordo de ellas, la mayor parte de sus ocupantes son hombres subsaharianos, seguidos de magrebíes. De los segundos, una cifra cada vez más creciente son menores de edad. De hecho, José Carlos Cabrera, mediador cultural del centro de menores El Cobre de Algeciras, estima que solo a la zona del Campo de Gibraltar “han llegado un 79% más de menores con respecto a 2016”.

Nuevas rutas y motivaciones

Hasta ahora, las rutas de la inmigración más destacadas son tres: Dos de ellas son las que van desde Nador (Marruecos) y Orán (Argelia) a Almería y Granada por el mar de Alborán; y la que une Alhucemas (Marruecos) con Málaga y Tánger (Marruecos) con Cádiz. Sin embargo, se ha detectado otro camino más largo en pateras que recorren la costa desde Larache (Marruecos) hasta Cádiz. “Es una ruta nueva que dura más de 16 horas”, reconoce Estrella Galán, secretaria general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

Moehcine Hammane, mediador intercultural en la Fundación CEPAIM Algeciras e integrante del colectivo Ideas por La Paz, tiene claro que el incremento de las rutas españolas tiene “una motivación política”. “Dado que en Libia ahora la situación es más complicada para el inmigrante, muchas de las personas que intentan llegar lo hacen por Marruecos”, reconoce Hammane sobre una tendencia que cree que continuará en ascenso. “Los refugiados que buscaban esa vía ahora se desplazan de forma terrestre hasta Marruecos para intentar cruzar desde allí”, añade Rosado, si bien puntualiza que este cambio no afecta directamente a la mayoría de subsaharianos que llegan a España.

Desde Frontex se muestran cautos para definir los motivos del incremento de pateras

De hecho, Galán apunta un motivo clave para las rutas españolas: “Ya sea de una forma más orquestada o no, lo cierto es que Marruecos parece haber bajado su control marítimo”. Galán cree que esa aparente laxitud en el control está originada, a su vez, por el destino de fuerzas y cuerpos de seguridad a los conflictos del Rif. Rosado también advierte el fenómeno y apunta como posible motivo “el refuerzo en la seguridad de la valla de Ceuta de las últimas semanas”. “Es difícil decantarse por una única razón. Estamos investigando sobre el terreno más posibles causas, los movimientos migratorios funcionan como vasos comunicantes”, añade Rosado.

Lo cierto es que el aumento ya trae de cabeza a algunos de los actores implicados en la atención al recién llegado. Ante los más de 2.000 menores que han atendido en este año, la Junta de Andalucía ha tenido que tirar de recursos de emergencia e incluso establecer un centro de atención temporal en un campamento de Tarifa. No son los únicos saturados. Carmen Velayos, secretaria en Cádiz del Sindicato Unificado de la Policía, critica que los efectivos policiales “se encuentran desbordados al 100%” por la situación.

Una vez rescatados y atendidos por Salvamento Marítimo, Cruz Roja y Guardia Civil, a la policía corresponde la labor de documentación, control del CIE de Algeciras (y su auxiliar de Tarifa) y repatriación de los inmigrantes (en el caso de algunos de origen marroquí). “Falta plantilla en las comisarías y en los CIE. En el caso de las repatriaciones, incumplimos el protocolo ya que los custodiamos en grupo, cuando está determinado que debe ser un funcionario por cada repatriado”. Por ello, Velayos no oculta su preocupación: “Ya hemos alertado a todas las instancias competentes de la escasez de medios y la improvisación con la que se está actuando”.

Sin embargo, desde Policía Nacional han descartado dar respuesta alguna al sindicato y se han limitado a matizar que la atención se encuentra bajo control. Estrella Galán también hace un llamamiento a la prudencia. Cree que España “no está en situación de alarma” y está capacitada para actuar. “Tras la crisis han desaparecido o se han reducido al mínimo muchos programas de integración y cuando los refugiados salen del sistema de acogida no hay programas que puedan dar continuidad a su integración”, añade Galán. Ante el previsible incremento de inmigrantes de los próximos meses, la responsable de CEAR no es la única que tiene claro que las decisiones que se tomen aquí determinarán la llegada de inmigrantes. “Aunque no lo parezca, el movimiento es de arriba abajo. En función de lo que haga Europa, así será la inmigración”, remacha contundente Moehcine Hammane.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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