Condenado a nueve años de prisión el dueño de Contsa por una estafa piramidal
José Salas Burzón deja 1.580 afectados y deudas de 86,8 millones de euros
La Sección Séptima de la Audiencia de Sevilla ha condenado a José Salas Burzón, dueño de la inmobiliaria Contsa, a nueve años, cuatro meses y 15 días de prisión por delitos continuados de estafa, falsedad, societario e insolvencia punible. También ha fijado una pena de un año y seis meses de cárcel a la exesposa de Burzón, María del Carmen Delgado Bautista, como cooperadora necesaria del delito de insolvencia punible. El fraude, considerado piramidal, consistía en captar inversores a quienes prometía intereses por encima del mercado y con los que firmaba escrituras falsas. El número de afectados se eleva a 1.580 personas y la deuda es de 86,8 millones de euros.
De esta lista han quedado fuera 89 personas físicas como perjudicadas, entre las que se encuentran los principales bancos y entidades financieras, la Junta de Andalucía y la Seguridad Social. Esta sentencia puede ser recurrida en casación.
Salas Burzón creó Contsa Corporación Empresarial, una maraña de 38 sociedades dedicadas a inversiones inmobiliarias. Su actividad y fuente de financiación principal, según consta en la sentencia, era la "consecución de capital privado a través de la celebración de contratos de préstamo con inversores bien suscritos por él o por sus empleados siguiendo sus instrucciones, en los que prometía a aquellos intereses muy altos sin declaración ni retención fiscal, habitualmente el 20%, aunque podían oscilar entre el 5 y el 45%, una actividad prohibida por el Banco de España.
Pero su volumen de negocio era ínfimo en relación con los intereses a abonar, algo que ocultó a sus inversores, de los que captó cantidades que oscilan entre los 10.000 y los 700.000 euros.
En la estafa, Salas llegó a emitir 6.316 facturas a nombre de una serie de clientes relativas a servicios por subastas de inmuebles que ni se habían contratado ni se habían pagado ni se habían recibido por dichos clientes. De forma paralela, amplió capital con financiación bancaria y estableció una contabilidad "plagada de graves irregularidades que le permitieron dar una imagen de falsa solidez económica". Entre las falsedades, los números de la sociedad ocultaban tres cuartas partes de la deuda.
El condenado culminó su imagen de solvencia exhibiendo su condición de Hermano Mayor de la Hermandad del Rocío de Villamanrique de la Condesa (Sevilla) y un alto nivel de vida con diferentes casas y coches de lujo. La sede social de Contsa Corporación era un antiguo palacete en el centro de la ciudad de Sevilla, lugar donde se suscribían los contratos de préstamo con el público. Además, editó una revista y un vídeo promocional donde destacaba la expansión de la empresa y la honestidad de la misma. Este elemento, unido al alto interés que ofrecía en los contratos de préstamo, fue esencialmente importante para la consecución de los mismos, pues el negocio ofrecido Salas se publicitaba "boca a boca, de inversor a inversor".
Le entonces esposa de Salas ha quedado absuelta de la estafa piramidal al considerarse que, "con escasos estudios o estudios básicos", no participó en la misma, a pesar de ser apoderada de la empresa a partir del 24 de noviembre de 2005, porque "no contribuyó de ninguna forma en su comisión, ni realizó ninguna actividad accesoria o auxiliar".
Contsa dejó de pagar a sus clientes en noviembre de 2007 y presentó un concurso voluntario de acreedores. José Salas, como presidente de Contsa Corporación Empresarial, planteó a sus socios, inversores y proveedores la devolución de los capitales entregados a la empresa a cinco años de plazo y afirmó contar con más de 24 millones en activos. Sin embargo, el plan era inviable y el concurso se convirtió en obligado ante una deuda acumulada de 86,8 millones con sus inversores y entidades financieras. Salas Burzón permanece encarcelado desde noviembre de 2008.
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