“Eludir es un concepto más suave que defraudar y parece que no hace daño”
Raúl Burillo, inspector de Hacienda, participa con el Partido X en el bloque de anticorrupción
Desde 1990, Raúl Burillo, se enfunda todos los días el traje de inspector de Hacienda. No siempre en el mismo puesto, ni con los mismos temas, pero sí en el mismo cuerpo. Lleva 24 años dedicado a esto, "un trabajo apasionante", según lo define. Estudió derecho y ciencias políticas y accede por oposición a la administración donde los conceptos de banca, bolsa, finanzas, fraude y corrupción se encuentran en el lenguaje cotidiano. Ahora compagina su empleo como jefe de equipo regional de inspección en Zaragoza, con el tercer puesto en la candidatura del Partido X a las elecciones europeas del próximo 25 de mayo, por detrás de Hervé Falciani, el informático italo-francés responsable de haber desvelado la lista HSBC en Suiza con la identidad de más de 130.000 evasores fiscales, y Simona Levi la portavoz del partido.
Burillo, que fue delegado especial en la Agencia Tributaria en Baleares desde el año 2004 y anteriormente en Cataluña, ha estado detrás de casos como el Palma Arena o Maquillaje. Responde con fluidez ante cualquier pregunta. No importa si está sentado en una rueda de prensa o hablando por teléfono con el viento entorpeciendo la señal, no se traba.
P. ¿Por qué ha decidido presentarse a las europeas con el Partido X?
R. En un principio mi único deseo era colaborar con gente seria que estuviera interesada en explicar a las personas corrientes aquellos temas de los que no se suele hablar y en los que yo pudiera aportar algo. La fiscalidad es un tema difícil y muy dado a demagogias populistas , pero es la base de un Estado justo y redistributivo. El sistema totalmente abierto del Partido X para elaborar sus listas electorales hizo que gente al margen de la red ciudadana como lo soy yo, fuera propuesta como candidato por otros ciudadanos. Me pareció tan sorprendente que una persona que no solicita presentarse a los comicios pueda acabar de candidato que decidí aceptar, y aquí estoy.
P. ¿Cuándo y cómo surgió su amistad con Hervé Falciani? ¿Por qué el interés de trabajar juntos?
R. Supongo que lo habitual es tener como mitos a cantantes, futbolistas o algo así. Para un inspector o técnico de Hacienda conocer al señor Falciani es algo verdaderamente interesante. Hablar con él y que te explique cómo funciona el secreto bancario o los paraísos fiscales es como conocer el misterio de la piedra filosofal, estar dentro del enemigo y saber cómo piensa. La oportunidad de conocerlo surgió por amigos comunes. Hervé es un colaborador más que un amigo. Lo que más me llamó la atención de él es que su mayor interés estaba en atacar la idea tan extendida de que no hay dinero para financiar a los Estados y que por ello el peso de esta financiación recaiga siempre sobre los mismos, sobre la clase media. Hay grandísimas masas de dinero que no están tributando. Si lo hiciesen, estaríamos hablando de una entrada de dinero importante. Su idea, compartida por los que trabajamos en este proyecto, es una llamada de atención que debe escucharse en el corazón de Europa.
La fiscalidad es un tema difícil y muy dado a demagogias populistas, pero es la base de un Estado justo
P. El señor Falciani nos contó el software que ha creado para detectar fraudes financieros ¿Usted participó en la elaboración de este sistema? ¿Qué ventajas y desventajas tiene?
R. No participé, eso es imposible, necesitaría ser un informático de élite. En un mundo como el actual en el que cualquier movimiento informático puede ser controlado, es de vital importancia que los grandes flujos de dinero que vuelan por el ciberespacio sean conocidos. Cada transacción financiera se convertiría en una especie de avión identificado, por lo que su idea es crear un radar gigante de riesgos en los movimientos entre bancos, que analice las características de cada vuelo, sabiendo en qué aeropuerto va a aterrizar y quienes esperan a los pasajeros. A partir de allí sabremos si ese dinero es legal o no. De no serlo las autoridades tendrán toda la información. El peligro radica en que los grandes defraudadores volvieran al tráfico de dinero en efectivo. Por eso una de las medidas para Europa del Partido X, anticipándonos, es suprimir los billetes de 500 y 200 euros. Seguro que los ciudadanos no lo sentiremos, no creo que hayamos visto muchos.
P. ¿Es realmente posible su aplicación?
R. Su aplicación es absolutamente posible y solo dudarlo es pura ignorancia o desconocer las noticias sobre el control de millones de correos electrónicos, pero hace falta voluntad política. La diferencia es que este control se haría no sobre las personas sino sobre los grandes flujos financieros y de forma totalmente legal.
P. ¿Querrán la policía, las fuerzas de seguridad o Hacienda participar en la aplicación de este sistema informático?
Conocer a Falciani y que te explique cómo funciona el secreto bancario o los paraísos fiscales es como conocer el misterio de la piedra filosofal
R. Depende el país y el gobierno. El secreto bancario de algunos países europeos es una vergüenza que no se sostiene bajo ningún punto de vista. Quien quiera tener oculto el dinero que lo haga bajo el colchón pero no en las entidades financieras. Además, esto le resulta posible solo a una elite, mientras los ciudadanos de a pie tenemos todos nuestros bienes a la vista. Parece demagógico decirlo pero llama la atención que recortar gastos sociales suscite tantas adhesiones , pero acabar con los mecanismos de ocultación del fraude, como el secreto bancario, sea tan difícil. Más curioso todavía es que el elegido para presidir la Comisión Europea por el Partido Popular sea el exprimer ministro de Luxemburgo, paraíso fiscal para la legislación española hasta hace poco y defensor del secreto bancario, algo que, como digo, favorece el fraude fiscal en toda Europa. Esta misma persona fue el presidente del Eurogrupo durante los rescates de la Europa del Sur.
P. ¿A qué países se refiere?
R. La modificación de la Directiva del Ahorro llevaba paralizada desde 2008 porque dos países comunitarios —Luxemburgo y Austria— seguían protegiendo su secreto bancario que perjudica a todos. Al llegar a estas elecciones europeas, y por la presión de Estados Unidos, no les ha debido parecer muy ético mantener su incapacidad para resolver una de las cuestiones básicas para reforzar la lucha contra el fraude y han desbloqueado el tema, condicionando, eso sí, a la Comisión a que desaparezca igualmente el secreto bancario en países como Suiza. De no ser así ellos no lo harán.
P. ¿Cómo es el sistema financiero y bancario por dentro?
R. Eso lo sabrán los que están en él y lo viven desde dentro. En España no existe el secreto bancario y no tenemos ese problema. No se trata de criminalizar a las entidades financieras ni mucho menos, sino a los que utilizan planificaciones internacionales agresivas defraudatorias, utilizando mecanismos de ocultación financieros y jurídicos. Se traslada a otros países el dinero para ocultarlo artificialmente aunque vuelva en forma de inversiones, y eso les interesa a muchos gobiernos. Así la lucha contra el fraude se relaja. Eludir es un concepto más suave que defraudar por lo que parece no hacer daño, pero es el que crea el principal agujero en la recaudación tributaria. El problema es que para el 95 % de la gente que nos lee no existen esos agujeros ni pueden pagar a esos despachos.
P. ¿Qué futuro le esperan a los paraísos fiscales? ¿Seguirán existiendo?
R. Independientemente de que para la OCDE o la normativa española estén desapareciendo por firmar acuerdos de intercambios de información, mientras en estos territorios exista el secreto bancario, la ausencia de normas de control mercantiles, los testaferros profesionales, la separación entre titularidad fiduciaria y real, y mientras no exista el intercambio de información automático vinculado a un nombre real, seguirán existiendo los paraísos fiscales. Por eso deberíamos actuar con energía en las operaciones en las que intervengan sociedades o residentes en estos territorios. Si no se hace conjuntamente por todos los países es muy complicado. Y si no se puede luchar contra los paraísos fiscales, al menos hagamos una especie de aduana para grabar el dinero que se va a estos lugares.
P. ¿Por qué ha decidido acudir a las europeas después de su trayectoria como exdelegado de la Agencia Tributaria en Baleares y Cataluña e inspector de Hacienda?
R. Sigo siendo inspector de Hacienda que y es un trabajo apasionante. Te hace ver la dimensión económica de la política y el concepto de la justicia tributaria sirve perfectamente para calibrar y valorar quienes son los estafados y engañados del sistema. Una cosa es imaginarlo y la otra tener la constancia. Con esto respondo a su pregunta.
El secreto bancario de algunos países europeos es una vergüenza que no se sostiene bajo ningún punto de vista
P. ¿Para qué han sido útiles los 130.000 datos de clientes de HSBC que Falciani desveló?
R. Si me permite la frivolidad para recordar a algunos una especie de justicia divina. Por más que se escondan siempre pueden ser descubiertos. Eso no lo van a poder evitar nunca.
P. ¿Por qué que el Gobierno ha rechazado dar a conocer la llamada lista Falciani, apelando a la Ley General Tributaria que, precisamente, Hacienda prometió reformar hace más de un año?
R. Eso es una buena pregunta que ya sabe a quién tiene que hacer. La reforma de la Ley General Tributaria que permita hacer públicas listas de defraudadores, cuando legalmente lo sean, o de inversores en paraísos fiscales que no hayan comunicado sus bienes en los modelos informativos recién aprobados, serían unas medidas aleccionadoras y muy contundentes. Solo hace falta querer aplicarlas. No existe ningún problema en que cada persona diga dónde tiene sus bienes.
P. ¿Cree que los nombres de dicha lista deberían ser públicos? ¿De qué serviría conocer la lista?
R. A todos nos encantaría , pero la legalidad está por encima de los deseos. Ahora mismo sería imposible porque no existe una norma que lo permita y para ello deberían ser considerados defraudadores con posterioridad al cambio de la norma. En estos momentos no existe opción alguna. Ahora bien, debe modificarse cuanto antes para que exista un catálogo de situaciones de graves fraudes que afecten a la economía del país o a la credibilidad del sistema fiscal y que, en caso de descubrirse, el infractor sepa que se van a hacer públicas. No hablamos de publicar los pequeños conflictos queremos lo importante y con letras grandes.
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