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Blanco Balín, el hombre que lo sabía todo

Con 52 años era una figura del 'top ten' en la lista de los presuntos expertos en blanqueo

José María Izquierdo
AMANDA ESPUELA

Fuera por iniciativa propia o echado por Correa, Luis de Miguel desaparece en 2005 en este aparato exterior de la trama, pieza capital en el caso Gürtel. Aterriza entonces un auténtico peso pesado, un nombre que había ocupado puestos muy importantes en empresas muy importantes. Si De Miguel ya era de primer rango, José Ramón Blanco Balín, que tenía entonces 52 años, era una figura del top ten en la lista de los presuntos expertos en blanqueo de dinero. Inspector fiscal, trabó una buena amistad con José María Aznar e incluso llegaron a redactar juntos algún texto para el Centro de Estudios Financieros. En 1996, tras la victoria del PP, Blanco Balín se incorpora a Repsol —la tercera empresa de España y la 90 del mundo— como consejero. En el año 2000 Alberto Cortina, el presidente, le nombra su segundo y en 2002 acapara poder con el cargo de consejero delegado.

Pero es que Blanco Balín ha sido más. Ha llegado a tener 21 cargos en 18 empresas, según ACE. Algunas de ellas: Barclays, Ercros o NH Hoteles. A día de hoy todavía conserva cinco. Y es que después de su aparición como imputado —y en puesto relevante— en la trama Gürtel, las cosas ya no son como eran. Por ejemplo, en noviembre de 2010 cesa como apoderado en la Corporación Financiera Alcor, la sociedad patrimonial de Los Albertos —Cortina y Alcocer— que aglutina gran parte de sus acciones, con 44 millones de euros, en la constructora ACS. Llevaba en el cargo desde 1995.

Blanco ocupa —como era práctica habitual— diversos cargos en varias de las empresas de Correa, algunos de ellos que habían quedado libres tras la salida de De Miguel: Orange Market, Hator Consulting, Osiris Patrimonial, Inversiones Kintimani… De su participación en la trama, el juez Antonio Pedreira escribió esto en un auto: “… todas las referencias documentales concretas, pudiera deducirse que más que un simple asesor fiscal era junto con Pablo Crespo, un auténtico hombre de confianza de Francisco Correa, controlando la administración de muchas sociedades y participando personal y directamente en algunos de sus negocios”. Y la Agencia Tributaria cuenta así las trampas que organizaba: “La complejidad de la conducta desplegada, el empleo de cadenas de sociedades y cuentas bancarias situadas en diversos territorios, consigue, precisamente, lo que pretende: hacer difícil llegar a conocer toda la realidad de las operaciones y personas a las que estas deben imputarse”. Para que nadie falte, este era el juicio de la policía sobre el papel de Blanco en uno de sus informes sobre la financiación ilegal del PP en Valencia: “La policía califica a Ramón Blanco Balín como pieza clave del engranaje de la organización”.

Esta especialización en cuentas opacas a Hacienda ya le ha causado más de un disgusto a Blanco. En marzo de 2003 fue detenido, y liberado sin cargos, por otra operación que lleva un juzgado de Ferrol. O haber sufrido un registro en su despacho de Madrid por su implicación en otra trama de blanqueo en Liechtenstein.

Un país que faltaba en la lista.

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