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Rajoy ofrece un pacto anticorrupción en un debate sometido al ‘caso Bárcenas’

El líder de la oposición intenta acorralar al presidente: "Si quiere reinventarse, rectifique" “Ha costado mucho sacrificio pero el barco no se ha hundido”, asegura el presidente Rajoy rechaza la dación en pago para "no dañar la garantía hipotecaria" Asegura que España ha superado los riesgos de intervención y evita referirse a Bárcenas El presidente contesta aludiendo a la herencia recibida y a la etapa en el Gobierno de Rubalcaba

ANABEL DÍEZ | CORRESPONSAL POLÍTICA
Rubalcaba con Rajoy, al fondo.
Rubalcaba con Rajoy, al fondo.CESAR MANSO (AFP)

No hay atisbo de acuerdo en materia alguna entre el PP y el PSOE. Solo se abre la posibilidad cierta de que se explore la batería de medidas que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha presentado en su primer debate del estado de la nación. Alfredo Pérez Rubalcaba, en nombre del PSOE, aceptó la propuesta y añadió otras nuevas aunque reprochó a Rajoy que solo llevara ese pacto al debate de una nación “en estado crítico”. Lo lleva porque es el único asunto que le preocupa al estar su partido “afectado”. A cara de perro fue el debate, réplicas y contrarréplicas entre Rajoy y Rubalcaba, ya que el líder socialista le pidió su dimisión – que no la convocatoria de elecciones – aunque éste le respondió, machaconamente, con la herencia recibida y la responsabilidad de Rubalcaba en todos “los desaguisados” que el PP se ha encontrado. “Usted también tiene historia señor Rajoy”, le dijo Rubalcaba que reclamó el derecho del PSOE a rectificar los errores, además de proclamar que España está “intervenida y en estado crítico”.

De este debate saldrá, casi seguro, el acuerdo de abordar cambios legislativos para tejer una tupida red anticorrupción. Pero antes Rajoy y Rubalcaba se enseñaron los dientes. “MI partido no ha sido condenado por financiación ilegal, el suyo sí”, dejó sentado Rajoy en la réplica a Rubalcaba. “Sí, algunas personas de mi partido fueron condenadas hace 20 años por financiación ilegal y por esa época ustedes estaban en lo mismo pero por un truco judicial se libraron y de ahí les viene a ustedes todo”. Esta respuesta de Rubalcaba continuó con la mención a los “tesoreros del PP desde hace veinte años; ahí está todo”. Se refiere al hilo conductor del extesorero Bárcenas con los que había cuando estuvo en los tribunales el llamado caso Naseiro, nombre del tesorero Rosendo Naseiro, por presunta financiación ilegal del PP, que se sobreseyó por un problema de procedimiento, no de fondo.

“Nosotros aprendimos para toda la vida”, dijo Rubalcaba sobre la condena por el caso Filesa. Se bajó de la tribuna con la evidencia de que por la Cámara revolotea “el nombre de Luis Bárcenas”. El presidente hizo oídos sordos. No se encontrará en el diario de sesiones del Congreso una mención de Rajoy al extesorero de su partido. "¿Se puede gobernar un país estando pendiente de la voluntad de Luis Bárcenas?", insistía Rubalcaba sin éxito.

Pacto por la corrupción sí, pero más que en el aire está otro de los grandes acuerdos pedidos por Rubalcaba. Ha llegado el momento de reformar la Constitución, a su juicio, para abordar “el problema territorial”, considera Rubalcaba, entre otras cosas para cambiar un procedimiento “desdichado”: el que dio como resultado que, tras un referéndum en Cataluña sobre su Estatuto y su propia aprobación en las Cortes, una sentencia del Tribunal Constitucional echara por tierra parte de ese texto doblemente avalado. Pero no está claro que la disposición de Rajoy a “reformar” la Constitución vaya en el mismo sentido. El presidente ha dejado claro que nada ajeno a la Constitución será permitido, en referencia implícita a la posible consulta popular que convoque el gobierno de Cataluña.

Pero fueron la Sanidad, los desahucios por impago de hipotecas –no mencionados por el presidente del Gobierno en su discurso inicial-, la educación, y las políticas sociales lo que martilleó Rubalcaba hasta la saciedad. La esperanza que Rajoy quiso sembrar durante la mañana fue vapuleada por Rubalcaba al estimar que las políticas gubernamentales están llevando a España a una situación de empobrecimiento general, además de aprovechar la crisis para cambiar “de modelo social” sin que nadie se lo pida. La reforma laboral fue igualmente rechazada por el líder socialista, con la afirmación tajante de que ha supuesto la pérdida absoluta de derechos para los trabajadores, dándole todo el poder de maniobra a los empresarios. “Si usted fue a comedores sociales cuando gobernaba el PSOE, vaya ahora, y verá como la gente de clase media está allí, y verá a la gente cogiendo comida de los cubos de la basura”, le espetó Rubalcaba.

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El rifirrafe de réplicas y contrarréplicas fue ágil y duro con los ánimos ya un poco soliviantados, ante el intercambio de golpes. En medio de los mismos se abría paso alguna novedad. Sí reconoció Rajoy que no había hablado del impago de hipotecas y el subsiguiente desahucio y aquí volvió a la herencia de Zapatero. “Ustedes no hicieron nada”. Y bien que se arrepiente Rubalcaba y todos los socialistas de no haber cambiado la ley hipotecaria como ahora proponen en las enmiendas que presentan a la ley que ahora mismo está en el Parlamento. Rajoy anunció que el Grupo Popular presentará enmiendas de mayor protección a los deudores pero sin eliminar la protección al mercado hipotecario.

No hubo duda de que el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubacalcaba, intentaba acorralar al presidente del Gobierno con los asuntos que más preocupan a los ciudadanos y solo de paso recordó que reiteraba su petición de dimisión. Y Rajoy también le replicó: “Yo no le pido la dimisión porque ya se la piden dentro de su partido”. Hubo respuesta del aludido nada más subir a la tribuna por última vez. “No se confunda, el que se examina es usted, no yo”. No ha insistido más el líder socialista en la petición de dimisión de Mariano Rajoy. Este, no dejó dudas. “Vamos a estar en el gobierno cuatro años porque así lo quisieron los ciudadanos”, afirmó tajante.

El debate alcanzó momentos de gran intensidad, con ovaciones y abucheos, aunque el desacuerdo quedó patente por cuanto que el líder del PSOE no consideró la segunda generación de reformas, porque para él, lo primero, es que se “anulen los efectos” de la primera ola de reformas que han empobrecido a la sociedad, con millones de parados y ruptura de consensos en sanidad y educación. El líder de los socialistas ha acusado al los populares de "destrozarlo todo". “Si ustedes privatizan hospitales, nosotros cuando gobernemos lo devolveremos, y cuando lleguemos al poder, que será pronto, devolveremos los derechos a los colectivos despojados de ellos”, ha afirmado Rubalcaba.

Para el final de su intervención, y en tono solemne, ha pedido la reforma constitucional, para resolver el problema territorial, para rehacer los consensos sociales y que la Sanidad sea un derecho constitucional y tengan la misma protección que la estabilidad presupuestaria. La Constitución de 1978 tiene que seguir siendo el marco de convivencia pero hay que “abordar un proceso de reforma constitucional”, también para que Cataluña y el resto de las comunidades autónomas tengan un mejor acomodo.

A la oposición le había parecido insuficiente, muy insuficiente, pero el Parlamento se tendrá que poner manos a la obra a abordar una legislación contra la corrupción inédita en España y muy avanzada en relación al entorno europeo. El primer debate sobre el estado de la nación de Mariano Rajoy quedará marcado por las propuestas que ha realizado en pro de la transparencia de la vida pública, los diques contra la corrupción y el incremento del castigo, en materia penal, a quien incurra en prácticas ilícitas.

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El político estará vigilado durante su mando y al final, cuando se vaya. Será auditado para comprobar su patrimonio y sus bienes en relación a cuando entró en la política. Aún así, Rajoy proclamó que España “no está hundida en la corrupción” ni “todos los políticos son corruptos”, es más, para él, la inmensa mayoría sirve a su país con honradez. Para impedir que vuelva a escribirse la una nueva leyenda de la España negra, Rajoy llama a pactar sus medidas anticorrupción con todos los grupos, al entender, que todos se sienten concernidos en el desafecto ciudadano. No mencionó al extesorero del PP Luis Bárcenas, sino que habló de estas ilegalidades en sentido genérico sin poner nombres y apellidos.

En su primera parte del debate, que entusiasmó a los suyos y decepcionó, según todo manual de la oposición, a los grupos adversarios, las medidas más llamativas se refieren a la corrupción. Habrá un estatuto del cargo público, inmerso en una ley del ejercicio de las funciones políticas, en la que se regulará la escala de retribuciones, los sistema de protección social y los cargos de posibles compensaciones al ser destituido, que dirimirá una oficina de conflicto de intereses. Este órgano también vigilará las incompatibilidades a las que tendrá que atenerse cuando deje el cargo.

La futura ley de transparencia tomará un cariz que no estaba previsto cuando empezó su andadura, cual será incluir en la misma a los partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales, tal como habían pedido la mayoría de los partidos de oposición. Pues bien, será un hecho si el presidente cumple su compromiso, así como la regulación de los grupos de intereses o lobbies, ya que ahora existen pero sin identidad propia

Una a una el presidente iba desgranando medidas, con el aplauso de la bancada popular, y el silencio de la oposición, salvo algunas apostillas cuando el presidente anunciaba alguna medida anticorrupción previamente propuesta por la oposición. Lo cierto es que todos los grupos pueden atribuirse la paternidad de alguna de ellas, como el PSOE, Izquierda Plural y UPyD.

Las medidas contra la corrupción, siempre con la reserva de su desarrollo, sí constituyen una novedad en contraste con las de tipo económico, salvo el tan demandado pago del IVA de los autónomos hasta que estos no hayan cobrado sus facturas. Esto ocurrirá a partir del 1 de enero de 2014 después de una durísima presión de los profesionales autónomos desde que la crisis económica se recrudeció.

Su entrada en el discurso, a las 12.05, fue muy efectista. Una cifra: 5.965.400 parados. Llamó la atención que a continuación los dividiera: 4.743.000 españoles y 1.222.000 inmigrantes, que cada mañana se enfrentan al paro. Este fue el territorio en el que marcó todo su discurso para explicar el porqué de la dureza de sus medidas y el porqué de sus incumplimientos electorales. No quería regodearse en la herencia recibida del anterior gobierno, pero no abandonó la referencia a esa gestión al explicar y justificar lo esencial de su política durante este primer año.

El presidente explicó lo hecho y lo que va a hacer con la enumeración de las reformas –solo en vigor la laboral – y las que están en marcha. Aunque el tono fue sobrio se apuntó muchos tantos y en algún momento bordeó un optimismo desbordante. “Hemos evitado el naufragio que amenazaba a nuestro país…”; “Fuera nadie apostaba por España hace un año; pues bien, nadie desde fuera piensa hoy que España no logrará salir adelante…”; “Hemos dejado atrás la inminencia del desastre y ahora comenzamos a ver despejada la senda del futuro…”. El dato del déficit de 2012, aunque se equivocó y dijo 2011,  fue la primera noticia que ofreció a la Cámara y alzando la voz informó de que se cerró con el 7%, lo que considera un auténtico éxito.

No quería la oposición que el debate de la nación se mezclara con la información del Consejo Europeo de la semana pasada celebrado en Bruselas la pasada semana donde se acordaron las perspectivas financieras pero Rajoy lo ha querido así. En este tramo fue quizá donde más satisfecho ha aparecido hasta ahora. Sus 36 horas sin dormir, tras una “dura negociación” ha llevado a un buen acuerdo porque España va a volver a ser beneficiaria nata y, además, las regiones más desfavorecidos por el paro tendrán financiación especial. Los murmullos y las tenues risas de los socialistas por la alusión del presidente a la noche en blanco le irritaron. “Algunos se fueron a las doce de la noche y pasó lo que pasó”. Un nuevo bofetón a alguna actuación del anterior presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en Bruselas, que no dejó la noche en blanco, en un Consejo Europeo en el que no hubo demasiadas buenas noticias para España. Ahora “España vuelve a ser relevante en Europa”, se ha atribuido Rajoy.

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Ya no había ambiente para que los planes del gobierno catalán de CiU sobre una futura consulta en Cataluña, para definir su vinculación con España , ocuparan parte esencial del discurso de Rajoy. No mencionó a Cataluña sino a la lealtad constitucional a la que están obligados todos los gobernantes autonómicos, además de recordar que la soberanía reside en España, en su conjunto, y no en una de sus partes. Cada autonomía puede aspirar y defender lo que quiera siempre que no choque con la Constitución. Con esta alusión está todo dicho. No, Cataluña no iba a ser el asunto central en este debate por decisión de Rajoy a pesar de los requerimientos relevantes del portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida. “España no saldrá adelante sin resolver la cuestión catalana”, le dijo Duran al tiempo que pedía al Gobierno “que permita que se conozca la opinión de los catalanes”. Y añadió: “Decidir no es sinónimo de independencia”.

Nada, salvo que hay que respetar la Constitución. Rajoy se despidió como empezó, con la constancia y pesar por la dureza de la crisis, y las dosis de recuerdo a la gestión de Zapatero y sus culpas. “Vamos a seguir con las reformas, sin perder un minuto de tiempo, bastante lo ha perdido ya España”, se apostilló. “Ha habido sufrimiento pero el barco no se ha hundido”, se congratuló. Y así va a seguir, aunque le cueste la impopularidad. Quiso dejar claro que agotará la legislatura. Ni dimite, como le pidió Rubalcaba, ni convoca elecciones, como le pidieron los representantes de Izquierda Plural.

La primera jornada de este debate se ha caracterizado por la dureza de Rajoy con Rubalcaba, y viceversa, y la displicencia del presidente con los representantes de Izquierda Plural. “Venga ya”, le espetó al diputado de Chunta Aragonesista al reprocharle que las “mareas” de manifestantes a las que aludía, eran propiciadas por esos grupos de izquierda. “No cuenten conmigo para reformas constitucionales y procesos constituyentes que requiere elecciones anticipadas”. La propuesta de Izquierda Plural y Rosa Díez de abrir un proceso constituyente para “refundar el Estado”, queda descartada, “por patriotismo, por la que está cayendo”. A las diez y cuarto de la noche, tras ocho horas de debate, terminó la primera jornada del debate de la nación en el que se vislumbra un pacto contra la corrupción. .

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Sobre la firma

ANABEL DÍEZ | CORRESPONSAL POLÍTICA
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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