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España-Marruecos: La buena racha económica aleja los nubarrones políticos

Rajoy viaja con siete ministros a Rabat para una cumbre pendiente desde hace tres años

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, saluda a su homólogo marroquí, Abdellatif Loudiy, el pasado día 27, durante unas maniobras navales conjuntas.
El ministro de Defensa, Pedro Morenés, saluda a su homólogo marroquí, Abdellatif Loudiy, el pasado día 27, durante unas maniobras navales conjuntas.ROMÁN RÍOS (EFE)

La buena racha económica no ha disipado los nubarrones políticos pero, por lo menos, los ha alejado. Desde que llegó el Partido Popular al Gobierno la relación entre España y Marruecos ha estado salpicada de fricciones que no han llegado a convertirse en incidentes. ¿Serán los negocios florecientes los que impiden que crezcan las tensiones políticas?

El presidente Mariano Rajoy viaja este miércoles a Rabat con nada menos que siete ministros, que se reunirán con sus homólogos marroquíes, para afianzar esa luna de miel económica de la que están ausentes las grandes empresas españolas. La cumbre bilateral estaba pendiente desde hace tres años. Rajoy también será recibido por el rey Mohamed VI.

La reunión empieza con economía con la inauguración por Rajoy y su homólogo, el islamista Abdelilá Benkiran, de un foro entre la Confederación Española de Organizaciones Empresariales y su equivalente marroquí. Seguirá con economía con la firma de una nueva línea de financiación española más restrictiva que las anteriores. Solo servirá para fomentar la inversión española en Marruecos.

Marruecos es uno de los pocos frentes económicos en los que España tiene éxito. En los primeros siete meses de este año las exportaciones españolas han crecido un 22,4%, con relación al mismo periodo de 2011, convirtiendo al vecino del sur en el segundo mercado fuera de Europa, justo detrás de Estados Unidos. Aunque las importaciones españolas cayeron un 6,27%, España es ya el primer socio comercial de Marruecos por delante de Francia.

El contrato obtenido la semana pasada por Acciona y su socio saudí Acwa Power, para erigir una planta fotovoltaica en Ouarzazate, valorado en 500 millones de euros por la empresa española, ilustra también la buena racha económica. Acciona confía además en ser elegida para construir una planta de tratamiento de aguas en Rabat y Abengoa espera ganar la licitación que adjudicará una desaladora en Agadir.

Está por ver si esta boyante relación económica, que brinda a casi 20.000 pymes exportadoras españolas algo de oxígeno para sus empresas asfixiadas, se mantendrá. La crisis económica que azota al sur de Europa se está contagiando a Marruecos. Las estimaciones de su crecimiento económico se revisan a la baja y ya se sitúan por debajo del 3%.

A lo largo del miércoles se firmarán además una decena de acuerdos de diversa índole y la Declaración de Rabat que institucionalizará el intercambio de visitas de ministros y que busca fomentar el diálogo entre empresarios y también la sociedad civil de ambos países. Hace ya casi dos décadas se creó con tal propósito un foro, el llamado Comité Averroes, que Rabat llenó de funcionarios y no sirvió para nada.

“Las cuestiones escabrosas no tendrán un hueco reservado en la agenda del encuentro”, resalta Xavier Ferrer Gallardo, investigador del departamento de geografía de la Universitat Autònoma de Barcelona. Alude, por ejemplo, al caos en las fronteras más transitadas de África, las de Ceuta y Melilla con Marruecos, cuya travesía es traumática para diez millones de personas al año. Ceuta carece además de frontera comercial con Marruecos con el que solo intercambia mercancías de contrabando.

La embriaguez que produce la buena marcha de la economía ha contribuido quizá a evitar que los roces degeneren. Se han producido unos cuantos desde julio. Se estrenó en Melilla el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ensalzando la valentía del Regimiento de Caballería de Alcántara —el Rey Don Juan Carlos le impuso el lunes la máxima recompensa militar— que luchó en la guerra colonial del Rif, y anunciando el envío de un destacamento de la Guardia Civil a las islas Chafarinas. Rabat se molestó y convocó al embajador de España, Alberto Navarro.

Las autoridades marroquíes no ahorraron esfuerzos en contener la presión migratoria sobre Melilla, pero estuvieron, en cambio, negligentes cuando la última oleada de 68 subsaharianos llegó a la isla de Tierra, muy cerca de la playa de Alhucemas, en septiembre. Un acuerdo entre Madrid y Rabat permitió resolver, por ahora, el problema que supuso la apertura de una nueva vía de inmigración en España a través de los islotes y peñones.

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