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La Generalitat aprovecha la crisis del impago para reivindicar el pacto fiscal

Mas echa un pulso a Rajoy para forzar la negociación del déficit y el pacto fiscal

Miquel Noguer
El consejero de Economía catalán, Andreu Mas-Colell, ayer.
El consejero de Economía catalán, Andreu Mas-Colell, ayer.TONI GARRIGA (EFE)

A la espera de calcular los efectos concretos de los nuevos límites de deuda para la Generalitat de Cataluña, lo que queda de la jornada de ayer es un grieta creciente en las relaciones entre el Gobierno central y la Generalitat. El plante de Andreu Mas-Colell es la demostración gráfica que buscaba el ejecutivo de Artur Mas para dejar claro que aprovechará todo cuando tenga a su alcance para mostrar su incomodidad con el Gobierno central mientras no atienda su demanda del pacto fiscal, pague las deudas atrasadas y, sobre todo, relaje los objetivos de déficit a Cataluña.

El Gobierno catalán justificó el plante de Mas-Colell porque el Consejo de Política Fiscal y Financiera no es un órgano de debate sino un foro donde el Gobierno se limita a dar órdenes a las comunidades. “¿Cómo vamos a ir a una reunión donde no se puede debatir nada y todas las decisiones ya están tomadas?”, se preguntó el portavoz del Gobierno catalán. Hacía casi una semana que el Ejecutivo de CiU planificaba la maniobra de ayer. Lo que nadie sabe es si el portazo de la Generalitat servirá de algo en un momento en que la tensión de tesorería de la Generalitat está disparada y no hay señal alguna de que el Gobierno central quiera atender la demanda del pacto fiscal.

El Gobierno catalán no desaprovechó ayer para vincular la grave crisis de liquidez que atraviesa la Generalitat con la reivindicación del pacto fiscal. Como ha hecho con todos los problemas económicos que ha tenido hasta la fecha, el Ejecutivo de CiU aseguró que nada de esto ocurriría si contara la Generalitat con un sistema de financiación como el del País Vasco.

El enfrentamiento entre ambos Ejecutivos crece pues hasta cotas muy destacadas y el GAbinete de CiU prevé alcanzar el zénit en otoño, coincidiendo con el previsible “no” del Gobierno central a negociar el pacto fiscal. Según el portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, si la Generalitat dispusiera de "la llave de la caja de los impuestos [el pacto fiscal] esto ya no nos pasaría; y no hablo de disponer de más dinero, sino únicamente de tener el control de la llave de la caja", puntualizó.

El Ejecutivo de Artur Mas hace caso omiso así a la petición del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, de aparcar la reivindicación del concierto económico para sentarse a hablar y abordar los problemas que acucian a la Generalitat a corto plazo. En Convergència i Unió las palabras de Montoro han sido recibidas poco menos que como un chantaje, pero Homs prefirió ser cauto en este punto: “No concibo que el Gobierno central y el ministro Montoro pudieran llegar a actuar de esta manera”.

La Generalitat no está dispuesta a dejar de reivindicar el pacto fiscal, una suerte de talismán que le ha servido para justificar casi todas las medidas impopulares hasta la fecha. Ya apeló a esta falta de financiación para justificar los primeros ajustes en sanidad a comienzos de 2011, los posteriores recortes salariales a los funcionarios, y la implantación de medidas como el euro por receta médica.

La tendencia del Gobierno central a centrifugar el déficit hacia las comunidades autónomas también ha sido aprovechado por el Ejecutivo de Artur Mas para sacudirse las culpas de encima. "La liquidez en los pagos a los que debemos hacer frente depende de ellos -el Gobierno central-. Y ellos deben cumplir, lo que no hacen", se quejó Francesc Homs.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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