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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Rectificar

La subida del IVA podría sacar a la luz un relevo de Montoro por Guindos en la política económica

Enrique Gil Calvo

Lo ha vuelto a hacer. Arrollado por la continuada depreciación de su crédito político ante los mercados, Rajoy ha vuelto a rectificar contradiciéndose a sí mismo. Al mes siguiente de presentar sus flamantes Presupuestos para el año en curso, a los pocos días de que fueran aceptados por el Congreso (tras superar con su solitaria mayoría absoluta las enmiendas a la totalidad del resto de grupos parlamentarios), el Gobierno se ha visto obligado a presentar su nuevo proyecto presupuestario para el año próximo en el que introduce la subida del IVA que siempre negó tener intención de hacer. Y lo ha hecho por la puerta de atrás, no por boca de Rajoy ni del ministro de Hacienda (que todavía se atrevió a negar que lo estaba haciendo, al sostener que no era una subida sino un cambio en la "ponderación" de los impuestos), como hubiera sido lógico, sino como nota a pie de página en el cuadro macroeconómico a presentar por De Guindos en Bruselas, pero negándose incluso a escribir o pronunciar siquiera la palabra IVA.

Resulta cómico por no decir patético esta continua caída en los mismos vicios en que incurrió su antecesor Zapatero. No solo improvisa e incumple su programa buscando satisfacer con precipitación la veleidosa insaciabilidad de los mercados, sino que además evita pronunciar ciertas palabras tabú (ayer "crisis" con Zapatero, hoy "recortes" o "copago" con Rajoy), demostrando así su creencia en el pensamiento mágico. Pero el sorprendente paralelo todavía resulta más preocupante, pues todo parece indicar que el programa de ajustes que acometía Rajoy (subida del IRPF sin tocar el IVA ni los sueldos públicos) estaba pensado para no incurrir en los mismos pecados de su predecesor (que subió el IVA y rebajó la nómina de los funcionarios). Por lo tanto, si ahora Rajoy ha cruzado la línea roja del IVA que él mismo se había marcado, lo más probable es que en su próxima rectificación también se vea obligado a recortar nuestros salarios.

En cualquier caso, de sabios es rectificar. Los Presupuestos que presentó Montoro eran un completo fracaso mientras que estos nuevos que ha presentado De Guindos, aunque sea en borrador y de tapadillo, parecen mucho más realistas. El problema es que la rectificación llega demasiado tarde, como también ocurrió con las cuentas de Montoro, porque debió incluirse en los Presupuestos de este mismo año sin dejarla para el próximo. O mejor dicho, quizá se anuncia demasiado pronto, mucho antes de que llegue a aplicarse. ¿O acaso se pretende reactivar el consumo por vía indirecta (estimulando las compras hoy antes de que mañana suba el IVA), como también hizo en su día Zapatero mereciendo entonces la acerba crítica de Rajoy?

Lo que jamás debería de rectificarse es la naturaleza de nuestro Estado de Bienestar

Por lo demás, esta rectificación en materia impositiva, sin duda necesaria para poder cuadrar mínimamente las cuentas exigidas por Bruselas, podría revelar una incipiente división en el seno del Gobierno, o quizás un relevo de Montoro por De Guindos en la conducción de la política económica, hasta ahora liderada por el ministro de Hacienda. Pero los errores de este último en la redacción de los Presupuestos y en su defensa ante el Congreso, donde llegó a provocar innecesariamente a los catalanistas que eran sus aliados naturales, parecían aconsejar retirarle la confianza como vicepresidente económico de facto. Esperemos que De Guindos sepa hacerlo mejor. En cualquier caso, esta no parece ser la única división que se ha abierto en la cima del PP, pues las últimas medidas de política penitenciaria, destinadas a acelerar el fin de ETA, han creado una inédita fisura en las filas del partido en el poder. Todo ello por no hablar del debate abierto en materia autonómica, donde la baronesa madrileña se resiste a pagar peaje por el déficit en que incurren sus demás colegas territoriales.

Pero hablando de rectificar, aún existe una importante rectificación pendiente, que debería acometerse ya, y otra no menos ominosa e inquietante, pero que debería evitarse a cualquier coste. La que todavía está pendiente es la necesaria rectificación de la política de austeridad. Desde que Hollande ganó la primera vuelta de las presidenciales francesas, por toda Europa se está revisando la austeridad unilateral, que solo genera mayor recesión. De ahí que hasta Merkel esté proponiendo un nuevo pacto de crecimiento, tratando de compensar esos efectos recesivos. ¿Y cuándo rectificará Rajoy? ¿Cómo no le advierte Wert de la urgente necesidad de rectificar el recorte de un 25% en la inversión científica e investigadora? En cambio, lo que jamás debería rectificarse es la naturaleza de nuestro Estado de bienestar, hasta ahora de modelo universal pero ya amenazado por el copago y la exclusión. La ciudadanía nunca admitirá semejante rectificación.

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