El Gobierno tilda de "mera especulación" atribuir el secuestro a Al Qaeda
Una decena de hombres armados se llevan a tiros a dos cooperantes españoles y a una italiana
La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha asegurado esta mañana que hasta la fecha no ha habido ningún grupo que reivindique el secuestro y ha concluido que atribuir el secuestro a Al Qaeda es una "mera especulación". Jiménez ha apelado a la prudencia y a indicado que el Ejecutivo trabaja "intensamente" para lograr la liberación, tanto de las cooperantes secuestradas en Kenia como de los que fueron capturados en Tinduf.
Estas declaraciones se producen apenas 24 horas después de que el representante del Frente Polisario en Argel, Brahim Ghali, acusara "directamente a Al Qaeda en el Magreb de estar detrás del secuestro de esos tres extranjeros”.
El Frente Polisario, el movimiento que lucha por la independencia del Sáhara Occidental, no tiene ninguna duda. El triple secuestro de dos cooperantes españoles (un hombre y una mujer) y otra italiana en la noche del sábado al domingo, en la zona del suroeste de Argelia en la que los nacionalistas saharauis están asentados desde hace 35 años, es obra de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), la rama norteafricana de la organización terrorista.
El Ministerio de Exteriores argelino fue, a través de su portavoz, Amar Belani, algo más prudente: “Aunque parece que es obra de un grupo terrorista, prefiero reservar mi comentario (…)”, señaló.
Alrededor de la medianoche del sábado, una decena de hombres vestidos de militares, a bordo de al menos un par de todoterrenos, irrumpieron en Rabuni, el centro administrativo de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), pegado a la ciudad argelina de Tinduf, y se dirigieron hacia el edificio donde se alojan los cooperantes extranjeros que no residen en los campamentos de refugiados saharauis.
Tras un breve tiroteo, capturaron a Ainhoa Fernández de Rincón, madrileña pero que trabaja para la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Extremadura; a Enric Gonyalons, mallorquín afiliado a la ONG Mundubat; y a Rossella Urssu, italiana, del Comité de Cooperación Italiano para el Desarrollo de los Pueblos (CCISP).
Un cuarto cooperante, el navarro Alberto Jiménez Vallés, de la Asociación de Trabajadores y Técnicos Sin Fronteras, se salvó por los pelos. Había salido al exterior de la residencia de huéspedes extranjeros para buscar mejor cobertura telefónica —en la zona es muy débil— y poder hablar cómodamente con su mujer.
Un guarda saharaui que intentó hacer frente a los asaltantes y resultó herido de bala por estos afirmó que Gonyalons opuso resistencia y resultó herido en una pierna. La agencia Efe comprobó que en la entrada de su cuarto había machas de sangre y un casquillo de bala.
Los secuestradores huyeron con sus rehenes hacia los “territorios malienses”, de donde el Polisario sospecha que procedían. AQMI tiene sus guaridas en el desierto del norte de Malí, a unos 900 kilómetros en línea recta de Tinduf.
El Polisario puso en alerta a sus fuerzas, desplegadas en la franja del Sáhara Occidental que controla —equivale a un 15% del territorio de la antigua colonia española—, pero en su camino de regreso los terroristas pueden sortear esa área y pasar directamente de Argelia a Malí o hacer una incursión por Mauritania. El Ejército argelino envió helicópteros para rastrear la zona, pero no los hallaron, y Mauritania puso sobre aviso a sus tropas en la región de Tiris Zemmour.
La operación llevada a cabo en las barbas del Polisario es osada. Requiere no solo atravesar dos o tres países, sino entrar en la zona más militarizada de Argelia y llegar hasta la sede central de un movimiento de liberación fuertemente armado. Exige grandes complicidades locales. Es probable que el grueso de los integrantes que la hayan protagonizado sean saharauis convertidos en extremistas islámicos, que no han llamado la atención.
Algunos de los exrehenes de AQMI, como el austriaco Wolfgang Ebner en 2008, señalaron que los jefes de la katiba (grupo) que les mantuvo presos eran argelinos, pero que entre sus hombres había de todos los orígenes, incluidos saharauis, mauritanos, malienses, nigerianos, tunecinos, marroquíes, nigerinos etcétera.
AQMI reivindica sus secuestros, suele incluso enviar pruebas de vida. Pero, antes de que lo haya hecho, fuentes de la seguridad mauritana indicaron que el secuestro de los tres cooperantes ha sido planificado por el argelino Mokhtar Belmokhtar, apodado El Tuerto, el mismo jefecillo de Al Qaeda que en noviembre de 2009 capturó a tres voluntarios catalanes en la principal carretera de Mauritania, a 170 kilómetros al norte de Nuakchot.
AQMI tiene actualmente en su poder, además de a los tres cooperantes apresados ayer, a cinco rehenes capturados en circunstancias diferentes. Cuatro empleados franceses de una filial de la multinacional Areva fueron apresados en Arlit, (noroeste de Níger) en septiembre de 2010, y una turista italiana lo fue en febrero cerca de Djanet, en Argelia.
Hasta ahora, Mokhtar Belmokhtar siempre ha exigido un rescate pecuniario para liberar a los rehenes, pero su compañero de armas en el norte de Malí, Abdelhamid Abouzeid, pretende que, a cambio de la puesta en libertad de los cuatro franceses que están en sus manos, Francia retire sus tropas de Afganistán. Por eso el secuestro de estos franceses se ha convertido en el más largo de la historia del Sahel.
Los servicios de inteligencia españoles temen que Belmokhtar siga su ejemplo. Hasta ahora, sin embargo, este argelino, que perdió un ojo pegando tiros hace ya más de una década, ha sido el más flexible de los secuestradores. A diferencia de Abouzeid, que asesinó a dos rehenes desde 2008 —un británico y un francés—, Belmokhtar no ha matado a ninguno de sus cautivos y les ha proporcionado incluso las medicinas que requerían.
Diez terroristas
Los tres cooperantes fueron apresados por diez terroristas, según fuentes saharauis. Los secuestradores llegaron con dos vehículos todo terreno y tenían conocimiento preciso de la ubicación de los pabellones en los que se alojan los cooperantes europeos, así como de las vías de salida en una noche cerrada y en una zona en la que se circula por medio del campo, según las fuentes. "La estrategia estaba bien pensada, creo que se querían llevarse a más", dijo a Efe el cooperante Juan Bedialauneta, residente en el módulo de donde se produjeron los secuestros, para quien si no lo lograron fue porque en el momento del asalto llegó un vehículo.
Los secuestradores redujeron y maniataron a las dos vigilante de las instalaciones y después se dirigieron al primer pabellón, donde secuesraron a los tres cooperantes.
Poco después de producirse los secuestros, la zona fue visitada por el ministro de cooperación de Cooperación de la República Arabe Saharaui Democrática (RASD), Salek Baba, quien informó a los cooperantes de que se había establecido una alerta general.
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