_
_
_
_
_
ALTAS TEMPERATURAS
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La batalla contra las olas de calor y los incendios puede ser la llamada de atención que estábamos esperando

Las temperaturas extremas que sufre Europa son una muestra de la situación que el sur global lleva años enfrentando

Olas de calor
Personal de la ONG World Vision lleva agua al pueblo de Gatitalay, al noroeste de Somalilandia, el pasado mes de abril.Gwayi Patrick

En mi país, Gran Bretaña, al igual que en otros países de Europa, la gente está enfrentándose a la ola de calor más intensa de su historia con la tradicional mezcla de alegría y desesperación británica. Por un lado, las temperaturas que rozan los 40 grados son una oportunidad para que los niños y niñas chapoteen en las piscinas, y los adultos disfruten de un clima mediterráneo sin tener que pagar unas vacaciones en el extranjero. Por otro lado, el Gobierno ha puesto al país en alerta roja, advirtiendo a la gente que no viaje, que trabaje desde casa si es posible y que cuide de los más vulnerables. Todo el mundo comparte consejos sobre cómo mantener las casas frescas, cómo evitar que los bebés y las mascotas se sobrecalienten y cómo conseguir dormir en las noches sofocantes.

En otros lugares de Europa, la situación es mucho peor: evacuaciones masivas, centenares de muertes e incendios forestales fuera de control.

El aumento de las temperaturas augura un desastre y es una muestra de lo que millones de personas en otras partes del mundo han tenido que afrontar desde hace muchos años.

La covid-19 y el conflicto de Ucrania han demostrado que nuestro mundo está interconectado, que lo que nos ocurre a algunos puede afectarnos a todos

La covid-19 y el conflicto de Ucrania han demostrado que nuestro mundo está interconectado, que lo que nos ocurre a algunos puede afectarnos a todos. En la misma línea, esta ola de calor debería hacer que nos planteemos las siguientes preguntas:

1) ¿Qué significa esto para mi país?

Gran parte de las infraestructuras de Europa están mal equipadas para los extremos que traerá el cambio climático. Los hospitales están mal aislados y refrigerados, lo que pone en peligro al personal y a los pacientes. Las líneas de ferrocarril corren el riesgo de doblarse, obligando a los trenes a circular lentamente o a cancelarse. Las carreteras y las pistas de aterrizaje se están derritiendo. La mayoría de las escuelas no están climatizadas. Las casas están mal aisladas y carecen de aire acondicionado. Y las ciudades funcionan como hornos.

Y no es solo el calor. El cambio climático también traerá consigo fuertes lluvias, peligrosas inundaciones, incendios, erosión costera y patrones meteorológicos en los que los agricultores ya no pueden confiar. Este anticipo de lo que está por venir, ¿nos hará tomar conciencia de algunas de las duras realidades del cambio climático? ¿Conseguirá que nos centremos en las soluciones, en invertir en resiliencia y actuar con rapidez?

2) ¿Qué significa para los que están en primera línea de la emergencia climática?

La pandemia de la covid-19 nos hizo sentir vulnerables a todos. Todos nos vimos afectados y nos identificamos con los que perdieron seres queridos, salarios y libertades. Obtuvimos una visión global del impacto del virus y el mundo se levantó en gran medida para responder. Me pregunto si nuestras experiencias con las catástrofes climáticas nos darán la misma compasión por los demás, especialmente por las poblaciones vulnerables que a menudo no se ven y no tienen voz.

En el mundo hay millones de personas al borde de la hambruna. Gran parte de ello se debe a los efectos del calentamiento global. En África Oriental -el epicentro de esta crisis provocada por el clima- la infancia está pagando el precio más alto. A diferencia de los niños y niñas de Europa, que pueden cambiar a la enseñanza a distancia o faltar a la escuela durante unos días, los estudiantes de África Oriental a menudo se ven obligados a abandonar el colegio por completo, a mendigar o a trabajar. Demasiadas niñas salen aún peor paradas, ya que son vendidas para casarse de pequeñas con hombres mayores para recaudar el pago de la dote; se enfrentan potencialmente a años de abusos sexuales y a la pérdida de oportunidades en la vida.

En Somalia, las operaciones de suministro de agua de World Vision están ayudando a mantener con vida a miles de personas. Dependen de las entregas diarias de camiones cisterna con agua; la gente hace cola durante horas, soportando altas temperaturas, para obtener solo unos pocos litros.

La situación es ahora tan grave que cientos de miles de personas han abandonado sus hogares en busca de comida y agua, sus hijos mueren en el camino y el ganado muerto forma parte del paisaje. En medio de nuestras luchas contra el calor, debemos ayudar a esas personas que viven con un frágil acceso al agua y a los alimentos.

3) ¿Qué debemos hacer más rápidamente para responder al cambio climático?

El tiempo se agota. Y, sin embargo, parece que estamos viviendo una escena de la película No mires arriba, en la que un asteroide asesino se precipita hacia la Tierra mientras un mundo distraído se encoge de hombros y exclama “bah”. La película es un cuento alegórico para nuestra época.

El tiempo se agota. Y, sin embargo, parece que estamos viviendo una escena de la película ‘No mires arriba’, en la que un asteroide asesino se precipita hacia la Tierra mientras un mundo distraído se encoge de hombros

¿Tratamos la ola de calor simplemente como nuestras vacaciones en el Mediterráneo o como una advertencia de lo que está por venir?

La publicación de las primeras fotos de galaxias y estrellas lejanas del telescopio James Webb me hizo pensar de nuevo en nuestro planeta y en nuestro lugar en él. Es imposible mirar esas impresionantes imágenes y no apreciar la fragilidad de nuestra Tierra y su ecosistema. En un universo con unos 200.000 millones de estrellas, solo somos un planeta que gira alrededor de una única estrella. A pesar de la inmensidad del espacio, actualmente no conocemos ningún otro ser vivo. Nuestro planeta azul, bajo su frágil atmósfera, alberga todos los seres vivos conocidos.

¿Se va a poner todo esto en riesgo porque no somos lo suficientemente sabios como para actuar o trabajar juntos contra esta enorme crisis? Nos unimos para hacer frente a la covid-19. Aquello fue un mero precursor de lo que debemos hacer ahora. Tenemos que ecologizar urgentemente nuestras economías. Debemos invertir en energías limpias. Tenemos que volver a hacer que nuestros espacios sean más verdes. Debemos responsabilizarnos a nosotros mismos, a nuestras empresas y a nuestros gobiernos de hacer todo lo que hay que hacer. Debemos trabajar para no superar los 1,5 grados centígrados de aumento de la temperatura global. Debemos hacer todo esto por los niños y las niñas del mundo.

En la actualidad estamos muy lejos del camino. Quizá las luchas contra las temperaturas de 40 grados, los incendios forestales y la insolación sean la llamada de atención que el mundo ha estado esperando.


Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_