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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez
Inmigración
Tribuna
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Huelga de guionistas en el norte; historias por contar en el sur

Muchas tramas del cine podrían inspirarse en cualquier migrante. Desde ‘La odisea’ hasta ‘El señor de los anillos’, la figura del héroe que emprende un largo viaje enfrentándose a peligros está presente en ambos lados de la frontera

Crisis migratoria
Un padre y su hijo caminan por una montaña con la intención de llegar a Panamá, el 8 de octubre de 2022, a través del Tapón del Darién (Colombia).Mauricio Dueñas Castañeda (EFE)

Durante el mes de mayo, periódicos y telediarios compartieron dos noticias que en principio guardan muy poca relación entre sí, aunque ambas se localicen en lugares cercanos de Estados Unidos: en Hollywood los guionistas de series y películas han iniciado una huelga en la que reivindican una retribución más justa por la emisión en plataformas de productos audiovisuales a los que ellos han dado forma a través de su creatividad. Un poco más al sur, en la extensa frontera entre México y EE UU, migrantes venidos de todo el mundo esperan su oportunidad para ingresar en el país del norte. Había cambiado la legislación que determina el trato a recibir y la probabilidad de ser retornados en caso de ser detenidos por la policía de fronteras. En el último año, se produjeron 2,5 millones de detenciones a lo largo de los 3.500 kilómetros que separan ambos países (la distancia que dista entre Cádiz y Oslo), a un ritmo de 6.800 al día.

Al igual que los compositores de música cuentan con siete notas básicas sobre las que construir infinitas melodías, los guionistas —y antes que ellos los contadores de cuentos, y después los novelistas— disponen de un número limitado de arquetipos a partir de los cuales elaborar sus historias y tramas. Entre ellos destaca la figura del héroe que debe emprender un largo viaje en el que enfrentará infinidad de peligros y pruebas hasta llegar a su destino. Este patrón fue identificado en diferentes culturas y continentes por el antropólogo John Campbell, quien en 1949 publicó el resultado de sus investigaciones en el libro El héroe de las mil caras, en el que sostenía que existen unas pautas e hilo argumental común que subyacen a buena parte de los mitos e incluso de las religiones. Para Campbell, el viaje presente en un buen número de mitos consta de tres fases: la partida, la iniciación y el regreso. Cada una de ellas conlleva una serie de etapas definidas en las que se suceden encuentros con otros personajes recurrentes como el villano, el mentor, el pícaro, así como las personas o deidades que brindan apoyo al héroe en momentos clave de su recorrido.

El Darién es una de las pruebas que se quedan grabadas en la memoria del migrante; no hay caminos, ni lugares habitados, no hay agua potable, ni puestos de salud, ni tiendas, ni alimentos, ni refugios… solo jungla

El monomito descrito por Campbell también se repite a grandes rasgos desde la antigüedad en obras de literatura como La odisea, La Eneida, siguiendo con El Quijote, El mago de Oz o El señor de los anillos. John Steinbeck consiguió en 1962 el Premio Nobel de Literatura por libros como Las uvas de la ira, el relato del viaje que en los años treinta del pasado siglo miles de familias arruinadas de granjeros estadounidenses, golpeados por la bancarrota y la sequía, efectuaron desde estados como Oklahoma hasta California. Steinbeck narra las miserias de la familia Joad en un recorrido marcado por la violencia, la precariedad, la dureza de las condiciones de vida y los abusos laborales, pero también por la solidaridad encontrada a lo largo del camino.

Muchos de los migrantes que en estos meses alcanzan la frontera entre México y EE UU iniciaron su viaje semanas o meses atrás en ciudades y pueblos de toda América Latina y el Caribe, e incluso más lejos, en Afganistán, China, Angola, Camerún o Bangladesh. Llegan con lo mínimo, tal vez una mochila a la espalda o una bolsa plástica en la mano. Son hombres jóvenes, pero también familias completas, madres solas con hijos pequeños, adolescentes no acompañados. También personas con discapacidad, con muletas, en silla de ruedas, portando bombonas de oxígeno, invidentes, con autismo y una larga lista de problemas de salud; la búsqueda de tratamiento médico para un hijo o hija es una de las razones por las que algunas familias emprenden este camino incierto.

Al llegar al Tapón del Darién, entre Colombia y Panamá, con sus cerca de 100 kilómetros de selva, ríos y montañas, los migrantes aún tienen por delante más de 5.000 kilómetros hasta llegar a la frontera mexicana, una distancia mayor al trayecto que va desde Lisboa hasta Moscú. El Darién es una de las pruebas que se quedan grabadas en la memoria del migrante; no hay caminos, ni lugares habitados, no hay agua potable, ni puestos de salud, ni tiendas, ni alimentos, ni refugios… solo jungla. En ausencia de cualquier institución son frecuentes los asaltos, los robos y las violaciones… tampoco hay donde denunciar.

El mejor aliado de los coyotes es la desinformación de los migrantes. En ocasiones no saben dónde se encuentran, la duración de los trayectos, las normas migratorias que los protegen o las reglas por las que la policía de un país los multa o retiene

Cuando conversamos con padres y madres que hacen este trayecto a pie junto con sus hijos durante cinco días, muchos coinciden en la narración de su experiencia: a los pequeños se lo plantean como una aventura, una especie de juego con desafíos que se suceden; cruzar una corriente de agua, alcanzar una colina. En ocasiones, el reto es pasar una mañana sin comer o no mirar a un lado cuando la mirada anticipada de la madre ha visto los restos de otros migrantes que se quedaron allí para siempre. Al escucharlos, es inevitable no acordarse de Roberto Benigni interpretando a Guido Orefice, el padre judío de La vida es bella, en la que convierte en un juego para su hijo el paso por un campo de concentración nazi.

Después del Darién, la mayor parte del viaje se hace en autobuses a través de toda una red de proveedores de servicios que enlazan un país con otro, entre los que se alternan embaucadores, intermediarios honestos, estafadores... todos ellos englobados bajo el término genérico de coyotes. El mejor aliado de los coyotes es la desinformación de los migrantes. En ocasiones no saben dónde se encuentran, la duración de los trayectos, el precio a pagar por un simple viaje entre dos ciudades, las normas migratorias que los protegen o las reglas por las que la policía de un país los multa o retiene. Los migrantes también nos hablan de los apoyos que reciben por parte de personas anónimas que les salen al paso en todos los países que atraviesan. Personas que les proporcionan alimentos, les ofrecen sus casas para que descansen, les curan, les compran pasajes de bus, les orientan de la mejor manera.

Cuando los guionistas de Hollywood finalicen su huelga volverán a componer nuevas historias con los arquetipos de siempre. Si necesitan inspiración, solo tienen que mirar al sur y escuchar cualquiera de los relatos de miles de personas en búsqueda de su Ítaca. En la película De la India a París en un armario de Ikea (basada en la novela de Romain Puértolas, un policía especializado en asuntos migratorios antes que novelista), también pueden encontrar un ejemplo que actualiza el mito del viaje del héroe en forma de cuento con final feliz protagonizado por un migrante. Si las productoras para las que trabajan les piden un relato que encoja el estómago, pueden encontrar inspiración en la película In This World, que narra el viaje truncado de dos jóvenes desde un campo de refugiados afganos hasta Londres

Periódicos y telediarios a inicios de mayo también hablaron sobre los dos conciertos que Bruce Springsteen dio en Barcelona y a los que asistieron figuras internacionales como los Obama, Steven Spielberg o Tom Hanks. Entre las canciones que Springsteen cantó durante esas dos noches no se encontraba The Ghost of Tom Joad (el fantasma de Tom Joad), inspirada en el periplo de la familia narrado en Las uvas de la ira, y que bien podría ser un himno para cualquiera que se vea obligado a emigrar como último recurso. El alma de Tom Joad no rondó por el Estudio Olímpico de Barcelona durante esas dos noches… es muy probable que a esas horas esperase en Ciudad Juárez su oportunidad para cruzar al norte.

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