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Curas defensores de los derechos humanos en Colombia: “La paz debe ser una realidad sin que la gente tenga que abandonar sus casas”

La ONU pide protección para comunidades de la región del Chocó, afectadas por las disputas territoriales entre grupos armados y desplazamientos forzados que ponen en peligro su supervivencia

Defensores derechos humanos en Colombia

El tiempo apremia. Es el mensaje que se repite en la entrevista con los sacerdotes colombianos Albeiro Parra, de 64 años, y Johnny Milton Córdoba, de 53, que llevan años trabajando en las comunidades rurales del Pacífico del país. El departamento del Chocó, uno de los más pobres, se ve afectado por disputas territoriales entre varios grupos armados, lo que ha producido la peor crisis humanitaria desde que se firmaron los acuerdos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016, según un informe de Cruz Roja.

La “pervivencia física y cultural” de estos pueblos está en la cuerda floja, ha advertido recientemente la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

Parra, director ejecutivo de la Coordinación Regional Pacífico y Premio Nacional de Derechos Humanos de Colombia 2024, y Córdoba, que dirige la Pastoral Social de la Diócesis de Quibdó, capital del Chocó, trabajan de cerca con las comunidades indígenas y afrodescendientes afectadas por paros y confinamientos armados, amenazas, reclutamiento infantil, y desplazamientos forzados. “Nosotros insistimos en que la paz no debe hacerse solamente con los grupos armados, sino también con la sociedad civil, es decir, con las comunidades”, afirman a este periódico durante una entrevista en la cafetería del Círculo de Bellas Artes de Madrid. “Necesitamos escuelas, centros de salud y universidades, porque hasta el momento la única presencia del Estado es militar”, agregan.

Ambos consideran vital reforzar la cooperación internacional para aprovechar el tiempo que le queda en el poder al presidente Gustavo Petro, para evitar empezar de cero con la próxima Administración, después de las elecciones de agosto de 2026.

Pregunta. Ustedes llevan más de 30 años acompañando a las comunidades en el conflicto armado del Chocó. ¿Qué significa ser defensor de los derechos de estas comunidades?

Albeiro Parra. Estamos en una zona donde hay una disputa territorial por diferentes grupos armados, entre ellos el Ejército de Liberación Nacional (ELN) o disidencias de las FARC. Cuando hay desplazamientos o líderes amenazados, nuestro trabajo es ir allí y tratar de hablar con los grupos armados para tratar de disuadirlos y así evitar que se enfrenten delante de las comunidades. Si el diálogo no alcanza, tratamos de proteger a los líderes. A veces hay que sacarlos de ahí y llevarlos a otra zona. Eso lo hacemos en alianza con organizaciones como Mundubat, la ONG que nos ha abierto las puertas en España. Además, ofrecemos algunos programas de apoyo, alimentación, saneamiento y de trabajo a mujeres y jóvenes.

P. ¿La idea es que existan las condiciones que les permitan quedarse?

Johnny Milton Córdoba. Tratamos de hacerles entender que la tierra hay que defenderla y que hay que permanecer. Les enseñamos a emprender, a ser productivos, para que el Estado entienda que, aunque se demore, la paz debe ser una realidad sin que la gente tenga que abandonar sus casas.

P. ¿Cómo lidian con los riesgos en un territorio tan conflictivo?

A.P. Todos los días hay líderes y lideresas, sobre todo mujeres jóvenes, amenazadas por los diferentes grupos. Yo mismo he sido amenazado, pero hay que seguir luchando y buscando alternativas. Lo más duro de todo es cuando llegamos tarde y ya no podemos hacer nada. Nos avisan que hay un líder amenazado en alguna parte del Chocó, entonces corremos, pero a veces los ríos y las montañas de la región nos retrasan. Es lamentable llegar y encontrarte con el líder asesinado.

Nos avisan que hay un líder amenazado en alguna parte del Chocó, entonces corremos, pero a veces los ríos y las montañas de la región nos retrasan. Es lamentable llegar y encontrarte con el líder asesinado
Albeiro Parra

P. ¿Qué opinión tienen sobre la paz total y los diálogos que está llevando a cabo el Gobierno de Petro?

A.P. Estoy convencido de que la paz se debe hacer con todos los grupos armados. Por eso, desde el momento en que el presidente Petro lanzó esta política de paz total, nosotros decidimos seguirla. Esa paz total busca sacar adelante el acuerdo del 2016 con las FARC —que está a medias— dialogar con los grupos armados de carácter insurgente como el ELN o las disidencias, así como con grupos de alta criminalidad como las bandas, y entablar un diálogo social sobre la distribución de la tierra. Muchos dicen que la paz total ha fracasado, yo digo que aunque aún no se han alcanzado todas las expectativas que se tenían, hay que continuar. Por eso hemos venido a Europa, para insistir a sus gobiernos para que nos acompañen y así aprovechar los meses que le quedan al presidente del Gobierno para dejar esto andando. Creo que hemos aprendido mucho y que no debemos empezar de cero.

P. ¿Cuál es para usted la prioridad antes de las elecciones del 2026?

A.P. Que el Gobierno del Estado colombiano, a través de sus prerrogativas y en alianza con las organizaciones y cooperación internacional, ayude a gestionar la crisis humanitaria que hay en los territorios. También hay que trabajar en un frente civil común, un movimiento ciudadano por la paz.

P. ¿Cómo vislumbran estos meses de aquí al momento de acudir a las urnas?

A.P. Seguramente habrá muchos acuerdos políticos. Lo que preocupa es que estemos en manos de ellos, que la situación del país, la paz y el bienestar de las comunidades dependen de estos señores, que cuando están en campaña prometen muchísimo, y luego cuando llegan se olvidan de todo. Por eso es importante avanzar y dejar las cosas andando antes de que salga Petro. Lo que nos interesa es que quien llegue a la presidencia continúe este trabajo por la paz, por la defensa de los derechos humanos y el medio ambiente. También que nuestros legisladores ayuden a todas las transformaciones sociales, jurídicas y políticas que Colombia necesita. Necesitamos reformar la estructura del Estado.

P. En el comunicado publicado el mes pasado por la ONU se insta a “prevenir el exterminio de los pueblos indígenas”. ¿Es un riesgo real?

A.P. Lo es. Lo que quieren los actores armados es aterrorizar y desplazar a las comunidades, hacerlas desaparecer. Como Iglesia estamos trabajando para que estos pueblos permanezcan, para que sean resilientes, para que un día gocen de sus derechos, comenzando por su territorio. Siempre hemos dicho que el día en que termine el conflicto armado, las comunidades del Chocó y el Pacífico van a prosperar porque son ricas en recursos naturales, biodiversidad y cultura.

Hasta el momento la única presencia del Estado es militar. Por ello, se convierte en un actor más de desplazamiento y confinamiento
Albeiro Parra

P. ¿Qué tendría que hacer el Estado para garantizar los derechos de las comunidades?

A.P. Lo que pasa en el Chocó, la región del Pacífico y en general en Colombia, es una violación permanente y sistemática del Estado de derecho. Nosotros insistimos en que la paz no debe hacerse solamente con los grupos armados, sino también con la sociedad civil, con las comunidades. Necesitamos escuelas, centros de salud y universidades, porque hasta el momento la única presencia del Estado es militar. Por ello, se convierte en un actor más de desplazamiento y confinamiento.

P. ¿Qué pasa con la juventud de la región?

J.M.C. Las comunidades chocoanas son relativamente jóvenes, más del 60% son menores de 25 años y muchos tienen que emigrar, primero por cuestiones económicas y búsqueda de oportunidades en otros lugares como Cali, Medellín o Bogotá. También salen para estudiar, pero ahora se van por miedo a ser reclutados por los grupos armados.

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