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Huir de Ciudad de Gaza resignados a instalarse en 10 kilómetros cuadrados donde ya hay un millón de refugiados

Centenares de miles de palestinos se debaten entre desplazarse al sur, donde ya no queda espacio físico para las tiendas de campaña, o arriesgarse a quedarse pese a que la ofensiva militar israelí parece inminente

Familias de Ciudad de Gaza

Con el agotamiento marcado en el rostro, la familia de Ibrahim al Adham empaca lo que queda de sus pertenencias por 18ª vez desde que comenzaron los bombardeos israelíes sobre Gaza, en octubre de 2023. Este palestino de 40 años espera a que llegue un pequeño vehículo que ha contratado para que los lleve hasta Al Mawasi, en el sur, obedeciendo al ultimátum lanzado por el Ejército israelí a los aproximadamente 800.000 residentes de la localidad. “Váyanse ahora”, se lee en los panfletos que se lanzan desde los aviones militares desde el martes, cuando se ordenó el desalojo final de la primera urbe del enclave, donde subsisten a duras penas varios centenares de miles de personas.

Al Adham ata con esmero grandes bolsas, colchones, mantas y enseres sobre el techo del vehículo, para evitar que se caigan durante el viaje por caminos reventados por las bombas. Es el mismo camino que realizó cuando se desplazó por primera vez, desde su casa en Beit Lahia, en el norte de Gaza, hacia el sur.

El hombre, tan enfadado como apesadumbrado, levanta la voz a sus hijos y les pide que le ayuden a cargar. El mayor no tiene más de ocho años. Su esposa, entre lágrimas, interviene, pidiéndole que no los regañe porque son niños, no pueden llevar pesos grandes y se asustan mucho cuando su padre grita.

“Todo esto es fruto de la desesperación y de la tristeza. Uno se siente perdido e incapaz de hacer frente a lo que viene”, se disculpa Al Adham, que iba a marcharse de Gaza justo antes de que estallara esta guerra, para trabajar como maestro en un país del Golfo.

Ahora, ha tenido que tomar la decisión de huir a través de zonas de conflicto, sabiendo que en el sur no tendrá un refugio apropiado, o quedarse en una ciudad asediada donde puede haber una operación militar de gran envergadura en cualquier momento. “Huimos de una muerte a otra y el mundo entero nos ha abandonado”, afirma este maestro, que admite que no tiene opción y no quiere exponer aún más a su esposa e hijos. Desde octubre de 2023, la ofensiva israelí ya ha causado al menos 64.000 muertos en la Franja.

Estoy huyendo sin tener una tienda de campaña. La que estaba usando estaba inservible. Y además, no sé si encontraré espacio en Al Mawasi para colocarla
Ibrahim Al Adham, habitante de Ciudad de Gaza

Al Adham ha pedido dinero prestado para este nuevo desplazamiento: solo el transporte supera los 400 euros y todo lo que conllevará instalar una nueva tienda de campaña rondará los 1.000, porque en la Franja apenas se encuentran. “En realidad, estoy huyendo sin tener una tienda de campaña. La que estaba usando estaba inservible. Y además, no sé si encontraré espacio en Al Mawasi para colocarla”, explica.

Asegurar un pedazo de tierra

Desde hace varios días, especialmente desde el martes, cuando se ordenó a los habitantes de Ciudad de Gaza que dejaran la localidad de forma inmediata, se ha registrado un desplazamiento hacia las áreas costeras de este centro urbano y un movimiento algo menor de personas hacia el sur de la Franja.

Mohammed Saad, de 38 años, huyó del barrio de Sheij Radwan, en Ciudad de Gaza, hacia el sur, pero se vio obligado a colocar sus pertenencias e instalarse en la playa, porque simplemente no había otro lugar a donde ir.

“Antes de venir al sur, intenté asegurarme un pedazo de tierra, pero sin éxito”, explica Saad. “No tuvimos más remedio que mudarnos antes de que fuera demasiado tarde, así que aceptaremos vivir en la playa con tal de salvar la vida”, agrega.

No tuvimos más remedio que mudarnos antes de que fuera demasiado tarde, así que aceptaremos vivir en la playa con tal de salvar la vida
Mohammed Saad, habitante de Ciudad de Gaza

Cuando la idea de volver a vivir en una tienda de campaña le desespera, este hombre recuerda que, antes de salir de Gaza, edificios muy cercanos al lugar en el que se refugiaba fueron bombardeados. “Dios nos salvó una vez más, pero no nos quedó más remedio que huir de nuevo”, lamenta.

Khalil al Astal, director de una ONG local, considera que el intento de empujar a los residentes de Ciudad de Gaza hacia Al Mawasi es “una catástrofe entre las catástrofes y tendrá innumerables repercusiones humanitarias, sanitarias, sociales y educativas”.

Al Mawasi es una estrecha franja de 10 kilómetros cuadrados a orillas del mar, sin ningún tipo de servicios mínimos, en la que ya se hacinan aproximadamente un millón de personas, según la ONU, u 800.000, según las autoridades del territorio gobernado por el movimiento islamista Hamás. En este momento, los 2,1 millones de palestinos de Gaza sobreviven en un 14% de la Franja, cuya superficie total es de unos 365 kilómetros cuadrados. Tras la orden de evacuación total de la capital y la declaración de su superficie como zona militar, el 89% de Gaza estará vetado a los civiles, según un cálculo de este periódico. “Al Mawasi es un área agrícola y también dunas de arena, que no son aptas para que la gente viva allá a largo plazo”, insiste Al Astal.

En el barrio de Daraj, en el centro de Ciudad de Gaza, Jabril Mohammed, su esposa y sus cinco hijos se dirigen en su coche hacia el campamento de Nuseirat, en el centro de Gaza, donde han podido alquilar una pequeña habitación. En ella han metido sus pertenencias más valiosas. Mohammed explica que los bombardeos se han intensificado, que sus hijos, de entre cuatro y 17 años, viven aterrados y tienen pesadillas en las que se imaginan sepultados bajo los escombros, y que él ya no puede soportar verlos así.

“Regresé a mi apartamento a finales de enero de 2025 durante el alto el fuego. Lo arreglé y no imaginé que tendría que volver a salir de allá”, explica, refiriéndose a la tregua que entró en vigor en enero y que Israel rompió unilateralmente el 18 de marzo.

Su hija Layan, de 15 años, interrumpe a su padre y se echa a llorar. “¿Qué tortura nos espera ahora? Yo quería quedarme en mi casa, seguir durmiendo en mi cama, tener una habitación". Mohammed intenta calmarla sin ocultar su pena. “No teníamos escapatoria, cariño. La opción era arriesgarnos a morir o desplazarnos”, le dice.

Una familia palestina se desplazan desde Ciudad de Gaza hacia el sur, en una carreta en la que han cargado sus pertenencias, el 10 de septiembre de 2025.

“El peor momento”

Pero no todos se van. Abu Diya, sus familiares y vecinos, han decidido quedarse en la ciudad. De hecho, nunca se han marchado de la localidad, incluso cuando en el inicio de los bombardeos israelíes, en octubre de 2023, el ejército israelí ordenó que los habitantes de Ciudad de Gaza se desplazaran. El hombre asegura que esa decisión le ha dado “más paciencia y resistencia, a pesar de los horrores del hambre y la guerra”.

“La idea de que el sur es seguro es una mentira probada. Por experiencia se lo digo: los bombardeos son los mismos y la muerte está en todas partes. En el norte y en el sur”, afirma Abu Diya, explicando que, de todas formas, no podría marcharse porque no tiene dinero para comprar una tienda de campaña y trasladar a toda su familia.

Los bombardeos son los mismos y la muerte está en todas partes. En el norte y en el sur
Abu Diya, vecino de Ciudad de Gaza

“Todos mis familiares y amigos que se desplazaron al sur, describieron un infierno, una humillación y un sufrimiento insoportables. Si vamos a dormir en la calle, mejor durmamos en la calle de Ciudad de Gaza”, zanja.

Mohammed Abu Salmiya, director del hospital Al Shifa, en Ciudad de Gaza, considera que la situación en la localidad es “trágica”. “Es el peor momento desde el comienzo de esta guerra. Nuestros hospitales están llenos, la tasa de ocupación es del 300%. No podemos encontrar una cama para los pacientes y hay una escasez gravísima de medicamentos y suministros médicos”, explica.

Según cifras de los responsables locales, en el hospital Al Shifa hay unos 600 pacientes, en el hospital Al Rantisi, 160; en el hospital Al-Quds, 150; en el hospital baptista, 160; en otro centro médico en el barrio Al Rimal de la ciudad, aproximadamente 70; y en el Al Sahaba, 50. De este total, hay 50 pacientes en cuidados intensivos, 60 bebés prematuros en incubadoras y 20 niños que necesitan asistencia respiratoria. “Estas personas no se pueden trasladar ni instalar en ningún lugar del sur de Gaza”, advierte Abu Salmiya.

Al Astal asegura que las personas desplazadas actualmente en Al Mawasi ya tienen hambre, sed y sufren enfermedades debido a las condiciones de vida que deben soportar. “¿Cómo será cuando lleguen más desplazados?, se pregunta”. Por ello, el responsable advierte de que se deben proteger los hospitales y al personal sanitario de Ciudad de Gaza, para que puedan brindar servicios a los que no se pueden o no se quieren marchar. Porque si el ejército invade la ciudad, “nos enfrentaremos decenas de miles de víctimas en las calles”, vaticina.

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