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El cólera se propaga en África agravado por las inundaciones y la contaminación

La OMS declara un riesgo mundial “muy alto” por el actual brote de esta enfermedad diarreica y potencialmente mortal, que se ceba especialmente con el continente africano. Hay 17 países con casos notificados, especialmente en poblaciones sin acceso a agua potable y saneamiento

Cólera en África
Centro de emergencia contra el cólera creado para hacer frente a un brote mortal en el Estadio de los Héroes Nacionales en Lusaka, Zambia, el 18 de enero.NAMUKOLO SIYUMBWA (REUTERS)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elevado el nivel de riesgo del actual brote de cólera que afecta a varios países a “muy alto”, basándose en su expansión geográfica y la escasez de vacunas y otros recursos para hacerle frente. Se trata de una enfermedad diarreica aguda, potencialmente mortal, causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados con el bacilo Vibrio cholerae. Según el último informe de este 11 de enero,el número de casos y muertes notificadas en 2023 han superado a las de de 2022, con más de 667.000 afectados y 4.000 fallecidos.

En total, al menos 30 países han notificado casos desde el 1 de enero de 2023, de los que 17 son de África, lo que la convierte en la región más afectada. En las subregiones de África sudoriental y central, la República Democrática del Congo (RDC) sigue lidiando con cerca de 1.000 infecciones notificadas semanalmente. Zimbabue está experimentando un repunte, sobre todo en las provincias de Harare, Manicaland y Masvingo. Y Mozambique también está notificando nuevos casos, lo que indica una mayor propagación geográfica. Persisten, además, brotes activos en Burundi y Zambia.

Joseph Mwale, de 39 años, conductor de minibús y superviviente del cólera en Lusaka (Zambia), explica en un vídeo compartido en las redes sociales que normalmente come en restaurantes y compra comida en la calle, ya que debe apresurarse para hacer cola en las diferentes rutas de autobús en la estación de Kulima. Por eso, desconoce dónde se infectó de cólera. “Recuerdo que aquel día tenía el estómago revuelto y vomitaba. Después me deshidraté y empecé a debilitarme. Así que corrí a casa de mi mujer. Mi vecino identificó mi enfermedad como cólera y así fue como me llevaron a la clínica. Solo recuerdo que me desperté con un goteo de agua porque estaba inconsciente. Mi mujer me explicó que había contraído el cólera”, explicó Mwale.

El relato de este testigo muestra cómo el actual brote de cólera en Zambia, que el Gobierno declaró oficialmente en octubre de 2023, afecta a la población. Desde esa fecha, cuando los casos se concentraban en Lusaka, hasta el 18 de enero de este año, el país había notificado 10.887 infecciones y 432 fallecimientos en nueve de sus 10 provincias. “El brote se está propagando rápidamente y el país registró un promedio de 461 casos nuevos cada 24 horas durante los últimos siete días”, publicaba la OMS en su último comunicado del 20 de enero.

Los países de África subsahariana son testigos habituales de brotes de cólera por varios factores, uno de ellos el cambio climático. Los eventos extemos como las inundaciones, por ejemplo, destruyen fuentes de agua segura e infraestructuras de saneamiento, lo que favorece la contaminación del agua con agentes infecciosos.

Según la OMS, el ciclón Idai de marzo de 2019 no solo causó devastación a su paso por Malaui, Zimbabue y Mozambique, dejando centenares de muertos, miles de viviendas destruidas y al menos dos millones de damnificados, sino que también reavivó la epidemia de esta enfermedad a su paso.

La dependencia de fuentes de agua subterránea, sobre todo a través de pozos poco profundos, agrava la situación. Estos son susceptibles de contaminación y se convierten en portadores silenciosos de la enfermedad. “El cólera es una enfermedad de desigualdad. Afecta desproporcionadamente a las poblaciones más pobres y vulnerables del mundo que carecen de acceso a agua potable y saneamiento. Las principales causas son las deficientes condiciones de higiene y saneamiento del agua a largo plazo, agravadas por los cambios meteorológicos y el cambio climático, que provocan inundaciones y sequías”, resume Paul Ngwakum, asesor regional de salud de Unicef para África oriental y meridional. El especialista agrega que la falta de información adecuada por parte de la comunidad y la precaria atención de los enfermos han contribuido, además, a que se de una elevada tasa de mortalidad.

Desde octubre hasta el 18 de enero de 2024, Zambia ha notificado 10.887 infecciones y 432 fallecimientos en nueve de sus diez provincias

La falta estructural de acceso al saneamiento y la higiene deficiente favorecen los brotes de cólera. La falta de mecanismos adecuados de eliminación de residuos y el acceso limitado a retretes limpios contribuyen a la contaminación de las fuentes de agua. Según la OMS, la lucha contra el cólera requiere un enfoque holístico que aborde no solo la intervención médica, sino también la mejora de las infraestructuras de saneamiento y la educación en materia de higiene.

“Los gobiernos y los socios deben invertir en servicios básicos, especialmente para las poblaciones que viven en comunidades desfavorecidas y pobres con un alto riesgo de contraer el cólera y otras enfermedades infecciosas. Deben invertir en el saneamiento del agua y la higiene, así como en servicios de atención primaria de salud de calidad”, reclama Ngwakum. La OMS y organizaciones afines han realizado esfuerzos frenéticos para combatir la epidemia y los últimos brotes transfronterizos de cólera en las subregiones de África oriental y meridional, concretamente en Uganda y Malaui. Para la intervención, se seleccionaron las fronteras entre Uganda y la República Democrática del Congo, y entre Malaui y Mozambique porque estos países comparten una elevada carga de enfermedad por cólera.

“Estamos trabajando con los gobiernos de África para cartografiar los puntos calientes con mayor riesgo y suministrar agua potable en los puntos de recogida y consumo a la población afectada”, detalla Ngwakum. También se están realizando labores, dice, de información y sensibilización para promover comportamientos saludables, desde mantener la higiene y consumir agua potable hasta la búsqueda temprana de atención ante la aparición de síntomas.

Mi vecino identificó mi enfermedad como cólera y así fue como me llevaron a la clínica. Solo recuerdo que me desperté con un goteo de agua porque estaba inconsciente
Joseph Mwale, superviviente del cólera en Zambia

Existe una vacuna contra el cólera, pero en los últimos meses se ha producido una escasez de la misma. En 2018, Zambia, Uganda, Malaui, Sudán del Sur y Nigeria lanzaron grandes campañas de vacunación contra esta enfermedad, que tenían como objetivo frenar la propagación, ofreciendo un salvavidas a las poblaciones vulnerables. Sin embargo, los problemas de distribución, recursos y acceso a zonas remotas fueron obstáculos importantes.

En Zambia, el Gobierno ha recibido recientemente vacunas para complementar las medidas que se estaban implementando para controlar el actual brote. “Nos ha llegado un envío de 1,7 millones de monodosis de Gavi [la Alianza Global para las Vacunas] y a través de las agencias de la ONU. Lamentablemente, seguimos observando que algunos sectores de nuestra comunidad las rechazan. Esto no debería ser así. El Gobierno quiere proteger a su población y las inmunizaciones son otra forma de garantizar la salud de nuestro pueblo”, explicó Sylvia Masebo, Ministra de Sanidad, en un comunicado de prensa el pasado 22 de enero, en el que añadía que las fuertes lluvias y las inundaciones en Lusaka habían obstaculizado los esfuerzos de vacunación.

“El grupo de coordinación internacional que gestiona las reservas mundiales autorizó 2,2 millones de dosis de vacunas contra el cólera oral para Zimbabue y otros 1,4 millones para Zambia, donde la campaña de vacunación está en curso. ”, concluye su lista de peticiones Ngwakum.

Save the Children ha denunciado, además, que alrededor de 4,3 millones de niños en edad escolar en Zambia permanecerán en casa, “en un intento por detener el peor brote de cólera en 20 años, vinculado al cambio climático”. El anuncio este jueves del Gobierno de mantener las escuelas cerradas durante otras dos semanas se produce después de un retraso en la reapertura después de las vacaciones de Navidad. “Los niños de toda Zambia han perdido las primeras cinco semanas de clases este año”, denuncia la ONG, que subraya que esta crisis sanitaria “representa una amenaza para el bienestar, la educación y la protección de los niños que no se había visto desde la pandemia de la covid-19″.

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