Filomena Gonçalves, ministra de salud de Cabo Verde: “La certificación como país libre de malaria es un hito histórico”
El país insular no ha registrado casos desde 2018, lo que convierte en el único de África subsahariana en obtener el reconocimiento oficial de la Organización Mundial de la Salud en los últimos 50 años
“La certificación de Cabo Verde como país libre de malaria es un hito histórico porque es el primer país en los últimos 50 años aquí en el África subsahariana en lograr esta hazaña”. Filomena Gonçalves, ministra de Salud del país, tiene motivos para hablar en estos términos esbozando una gran sonrisa desde su despacho en Praia, la capital, en una videoconferencia con este diario. Desde el pasado 12 de enero, esta nación de 10 islas en el Atlántico, de algo menos de 600.000 habitantes, ha recibido el reconocimiento oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como país que ha conseguido eliminar la dolencia de su territorio. Para ello, los aspirantes deben haber superado tres años sin registrar casos y en Cabo Verde nadie ha enfermado de paludismo desde 2018.
La malaria aumentó en 2022 con respecto a los niveles prepandemia y África soporta la mayor carga de la infección, especialmente la región subsahariana. Según los últimos datos de la OMS, ese año se produjeron 249 millones de casos en el mundo, de los que el 94% (233 millones) se registraron en el continente. De los 608.000 fallecidos en 85 países, un 95% (580.000) eran africanos; ocho de cada diez fueron de niños de menos de cinco años.
“El éxito de Cabo Verde es el más reciente en la lucha mundial contra el paludismo y transmite la esperanza de que, con las herramientas existentes y otras nuevas, como las vacunas, nos podemos atrever a soñar con un futuro sin malaria”, apunta el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en un comunicado. El archipiélago ya no necesitará adquirir alguna de las dos inmunizaciones disponibles, de reciente aprobación, contra esta dolencia. Pero Gonçalves pide “solidaridad” a la comunidad internacional para garantizar el acceso a las inmunizaciones por parte de los “países hermanos y vecinos”, en los que “todos los días mueren personas por la malaria”. Y razona: “No tiene sentido que algunos países nos protejamos y aislemos. Es lo que nos ha enseñado la pandemia”.
“Las claves del éxito”, afirma Gonçalves, “son el compromiso gubernamental, una fuerte implicación comunitaria, la colaboración nacional e internacional, así como de los socios para el desarrollo, y la innovación continua en materia de estrategias de control y prevención”. Todo ello, sumado a la “construcción permanente e inacabada de un sistema sanitario robusto”.
Los pilares fuertes de esta fórmula, continúa la mandataria, son la prevención y la educación. “El éxito depende del comportamiento de cada ciudadano caboverdiano y cada persona que ha visitado nuestro país”. En la práctica, el país ha desplegado un sistema de control sanitario en los puntos de entrada (aérea y marítima) y ha proporcionado pruebas y tratamiento gratuito a los viajeros internacionales y los migrantes. El mosquito Anopheles, transmisor del parásito Plasmodium que causa la infección, sigue presente en sus islas, lo que significa que un caso importado podría convertirse en un brote local, explica Gonçalves. Pero con medicamentos antipalúdicos se eliminan de forma rápida los agentes infecciosos del torrente sanguíneo. Con ello, no solo el paciente se cura y se previenen complicaciones e incluso la muerte, sino que se minimiza la transmisión a otras personas al reducir el reservorio infeccioso.
Solo estaremos tranquilos cuando veamos el fin de la malaria en los demás países de nuestro continente
“Entre los países del sur global, es fundamental una estrategia de vigilancia transfronteriza. Cabo Verde ha conseguido eliminar la malaria, pero solo estaremos tranquilos cuando veamos el fin de la enfermedad en los demás países de nuestro continente”, afirma la ministra.
En África solo otros dos países han conseguido obtener y mantener la certificación “libre de malaria” en el último medio siglo: en el Norte, Argelia, en 2019; y en la subregión subsahariana, Mauricio, en 1973. Para seguir sus pasos y aprendiendo de las buenas prácticas de este país con el que comparte ser un Estado insular, en 2007, Cabo Verde incluyó la eliminación de la infección en su política nacional de salud. El plan estratégico consistía en la ampliación del diagnóstico, el tratamiento precoz y el registro e investigación de todos los casos. Durante una década, las autoridades mantuvieron la transmisión a raya con entre cero y 30 casos mensuales, de los que más de la mitad (58%) eran de extranjeros; pero entre julio y octubre de 2017 se produjo un gran brote epidémico, con 423 enfermos locales. El último caso autóctono se notificó en enero de 2018. “Era de una familia de aquí de Praia”, rememora Gonçalves.
Además del ejemplo de Mauricio, Cabo Verde “aprendió de sus propios errores”, comenta la ministra. El país ya había eliminado la malaria en 1967 y 1983, “sin embargo, negligencias posteriores en el control de los vectores llevaron a un resurgimiento de la enfermedad”, anota la OMS en el anuncio del pasado 12 de enero. “Hay un refrán que dice que a la tercera va la vencida. Esta vez no nos confiamos, hemos aprendido mucho y, en un momento en que la prioridad en la agenda mundial es la seguridad sanitaria, creemos que estamos preparados para mantener este gran triunfo”, asegura Gonçalves.
Para conservar su nuevo estatus, el plan del país es mantener una “estricta vigilancia”, sobre todo en lo que se refiere a la detección de casos importados y el control de los mosquitos para evitar una eventual propagación entre la población local. El cambio climático es una amenaza para la lucha contra dolencias transmitidas por insectos. Las variaciones en las temperaturas y las cada vez más frecuentes inundaciones favorecen la proliferación de los vectores. “Hay muchas enfermedades que resurgen con más fuerza, entre ellas, la malaria. Los científicos han advertido que esto tiene que ver con climas cada vez más cálidos, y Cabo Verde es vulnerable por nuestra situación geográfica”, analiza la ministra. “Seguiremos aplicando los protocolos existentes. No bajaremos la guardia. Invertiremos mucho en la formación y cualificación permanentes de nuestro personal”, asegura.
Gonçalves considera que el esfuerzo para mantener a Cabo verde en la lista de 43 países y un territorio certificados por la OMS desde 1955, es “una responsabilidad”, pues lanza un mensaje de esperanza al resto de naciones. “Otros países verán que es posible vencerla poniendo a la persona en el centro de todas las decisiones políticas”. Así como los caboverdianos aprendieron de las experiencias de otros “con humildad”, la ministra de Salud se ofrece a “establecer asociaciones” con todos los que crean que sus conocimientos pueden serles útiles.
El más importante impacto de este logro es que “mejora la calidad de vida de la población y reduce la carga de morbilidad”, subraya la ministra. Pero no se le escapan otras ventajas. “Tendrá un impacto significativo en nuestro desarrollo económico, aumentará la productividad, se reducirán los costes sanitarios, atraerá más inversiones y fortalecerá el turismo, que es uno de los pilares de nuestra economía”. El sector representa aproximadamente el 25% del PIB y ahora los viajeros sabrán el país es un destino seguro, y gozarán de su exuberante naturaleza sin temor a contraer malaria y sin necesidad de ingerir medicación profiláctica que es muy agresiva con el organismo. “Pero el beneficio no es solo material, monetario; hay otro intangible”, matiza. “Hoy la prensa mundial habla de Cabo Verde como ejemplo de buenas noticias; ojalá pudiéramos estar aportando buenas noticias a la prensa internacional todos los días”.
Según el último informe de la ONU sobre la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, Cabo Verde progresa positivamente en el número tres, relativo a la salud. Los datos lo prueban. La esperanza de vida es de 80,7 años para las mujeres y 73,4 para los hombres, lo que representa un aumento en 24,6 y 18,7 años, respectivamente, desde 1970. La meta de reducir la mortalidad materna a tasas por debajo de 70 fallecidas por cada 100.000 nacidos vivos ya se ha logrado. Con un promedio de 53,9 defunciones por 100.000 nacidos vivos “es el único país de África occidental” que lo ha conseguido, destacan los autores del examen. También es el único de la región que ha cumplido en cuanto a la reducción de mortalidad infantil y expansión de las tasas de inmunización completa, que es del 98%.
En cuanto a las enfermedades infecciosas, además de la eliminación de la malaria, Cabo Verde ha disminuido la incidencia de la tuberculosis de 52 casos a 34 por 100.000 habitantes entre 2015 y 2020. Y la prevalencia del VIH, de 0,6%, “es baja en comparación con la regional e incluso el global”, indica el documento. “Somos un país pequeño, somos pocos habitantes y tenemos muchos retos, pero cuando estamos juntos, organizados y decididos, podemos hacer historia como en este momento”, concluye orgullosa la ministra de Salud.
Ahora, ya pueden pensar en el siguiente reto: las dolencias no transmisibles. Concretamente, el gabinete de Gonçalves se ha propuesto mejorar la atención de la salud mental de los caboverdianos. “Vamos a reevaluar la forma en que gestionamos la sanidad. Buscamos una mayor humanización. Los profesionales deben tener la capacidad de ponerse en el lugar de las personas que necesitan servicios sanitarios. Nos preguntamos: ¿cómo nos gustaría que nos atendieran a nosotros? Creo que es posible dar más y mejor. Nuestra seña es hacer a la gente más sana, física, mental y espiritualmente, y, por tanto, más feliz. Por eso, hemos declarado este 2024 el año de la salud mental en Cabo Verde”.
―¿Han detectado un deterioro?
― Cabo Verde no está ni mejor ni peor que cualquier otro país del planeta. La salud mental es una de las prioridades de la Organización Mundial de la Salud para cualquier país y nos ha recomendado que le prestemos especial atención. Queremos cuidar de lo mejor que tenemos, pulir nuestro diamante para que brille: la gente.
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