La nueva vacuna contra la malaria abre la puerta a llegar a todos los niños que la necesitan en África
La nueva inyección es más barata y podrá paliar la limitada producción de la única que estaba recomendada hasta ahora. Los expertos creen que es un salto hacia delante en la lucha contra el paludismo, aunque no es una bala de plata para acabar con la enfermedad
Cada año nacen en países africanos endémicos de malaria 25 millones de niños. De ellos, medio millón mueren anualmente por culpa de esta enfermedad transmitida por mosquitos. Desde octubre de 2021 hay aprobada una vacuna en cuatro dosis que puede reducir en un 75% la enfermedad sintomática, pero su proceso de producción limita actualmente a unos 18 millones las inyecciones anuales que se fabrican, lo que solo permite la pauta completa de 4,5 millones de menores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado esta semana un segundo fármaco de eficacia similar, más barato, que puede acabar con este cuello de botella para que llegue a la mayoría de los niños que la necesitan en África.
El nombre del nuevo medicamento es R21/Matrix-M, fue desarrollado por la Universidad de Oxford y será producido por el Serum Institute of India, el mayor fabricante de vacunas del mundo. De esta factoría saldrán previsiblemente los primeros viales en verano, con una capacidad de producir 100 millones de dosis anuales, que podrá escalar a 200 millones. El consejero delegado de la empresa, Adar Poonawalla, cree que a finales de 2024 ya no habrá “desequilibrio entre la demanda y la oferta”.
Sus principales ventajas de producción, explica Regina Rabinovich, directora de la Iniciativa de Eliminación de la Malaria del Instituto de Salud ISGlobal, son que utiliza un adyuvante (una sustancia que potencia la respuesta inmunitaria) más fácil de conseguir y que requiere menos cantidad de principio activo para una respuesta muy similar que la primera vacuna recomendada por la OMS, de nombre comercial Mosquirix y producida por GSK.
Eso hace que su precio baje. Mientras la de GSK cuesta 6,9 euros por dosis, la nueva valdrá entre dos y cuatro euros, aproximadamente la mitad, lo que hace también su implementación más asequible. Será un salto en la protección contra el parásito Plasmodium falciparum, el más agresivo y frecuente en África, causante de un 90% de las muertes por malaria.
Los expertos tienen la esperanza de que ayude a continuar disminuyendo el número de fallecimientos por esta enfermedad, que venían cayendo en las últimas décadas, pero que repuntaron en 2020 como causa de la pandemia de covid. En 2021 (últimos datos disponibles) se calculan 247 millones de casos, y que fallecieron en el mundo 619.000 personas por malaria. Aunque es una reducción de 6.000 muertes con respecto al año precedente, la cifra es considerablemente superior a las 568.000 estimadas en 2019.
La recomendación de la OMS de la nueva vacuna, que permitirá adoptarla más rápidamente a los países que la necesitan, es una “muy buena noticia”, en palabras de Quique Bassat, investigador ICREA en ISGlobal y director del programa de Malaria y Enfermedades Parasitarias Desatendidas. “Las dos que tenemos ahora no compiten entre sí, son complementarias. Y tienen distintos adyuvantes, así que la producción de una no interfiere en la de la otra”, señala. Pero ni esta ni la primera, que comparten un mecanismo de acción muy similar, son “una bala de plata contra la enfermedad”.
Esto lo han querido dejar muy claro los expertos desde que se fueron viendo los resultados en ambos fármacos. Aunque en los ensayos reducían un 75% los casos clínicos, la cifra se reduce a aproximadamente un 29% si se habla de casos graves. Los estudios no cuantificaron la reducción potencial de la mortalidad, pero se calcula que por cada 200 niños con la pauta completa se puede evitar una muerte. Esto se podrá comprobar en el mundo real cuando el programa de vacunación, que se implementa en buena medida con la financiación de la alianza internacional GAVI, esté a pleno rendimiento.
Más allá de cuál sea esta cifra, Rabinovich apunta que la reducción de los casos sintomáticos como consecuencia de la vacuna disminuirá también la carga asistencial en sistemas sanitarios muy comprometidos, como son los de los países africanos endémicos de malaria. “Esto permitirá atender mejor a los niños que desarrollen la enfermedad. Habrá un beneficio directo y otro indirecto con la expansión de las vacunas”, explica a EL PAÍS por videoconferencia.
Hasta ahora, tras dos años de aprobación de la primera vacuna, los resultados no estaban siendo visibles en términos de reducción global de casos y muertes. Poco más de media docena de países tenían acceso a ellas. “Con cuatro dosis por niño, prácticamente se estaban haciendo todavía pruebas piloto en esos países. Con la nueva vacuna no solo los altamente endémicos la podrán usar, sino aquellos que tienen una carga menor de la enfermedad, pero en los que también está presente”, continúa la experta.
La vacuna comenzó a inocularse en abril en Ghana. Y hay 18 países africanos que ya están solicitando dosis a través de GAVI. La OMS espera que con la mayor producción que comenzará a mediados del año que viene, más Estados se sumen a esta lista.
Vacuna contra el dengue
La OMS también ha recomendado esta semana la vacuna contra el dengue desarrollada por la farmacéutica japonesa Takeda. La vacuna cuadrivalente TAK-003, basada en una versión debilitada del virus causante del dengue, se recomendará para menores de entre seis y 16 años en zonas donde esa enfermedad se haya convertido en un problema importante de salud pública.
Llamada también Qdenga, fue aprobada el año pasado en Europa y en España se administra desde esta primavera en los centros de vacunación de viajeros a aquellos que van a viajar a zonas endémicas. También ha sido aprobada en Reino Unido, Brasil, Argentina, Indonesia y Tailandia, entre otros países. La recomendación de la OMS, tanto de esta vacuna como la de la malaria, beneficia a países que no cuentan con agencias reguladoras tan potentes y se basan en sus guías para implementar el uso de estas inyecciones.
La transmisión del dengue está aumentando en todo el mundo. El mosquito Aedes, su vector de transmisión, está presente en cada vez más regiones como causa del calentamiento global. Puede vivir a altitudes sobre el nivel del mar y latitudes cada vez mayores, amenazando a poblaciones en altiplanos, montañas y climas templados que antes estaban virtualmente protegidas de este tipo de epidemias. Este verano, la OMS llegó a advertir a los países europeos que se prepararan para posibles brotes de dengue derivados de las olas de calor que se sufren con cada vez mayor duración e intensidad.
Pese a la recomendación, anunciada el lunes, Hanna Nohynek, presidenta del grupo que asesora a la OMS en cuestiones de inmunización, subrayó que la vacuna está en principio recomendada para los tipos 1 y 2 (el más peligroso) del virus del dengue, ya que en otros dos conocidos, el 3 y el 4, sigue habiendo “incertidumbre” sobre su eficacia. Según recoge EFE, la experta subrayó que el grupo que preside “recomienda que se considere introducir la vacuna en zonas con grave incidencia del dengue y alta intensidad en la transmisión”. Sobre la edad de inmunización, los países deben comprobar en qué edad de la infancia o adolescencia hay más casos graves que requirieran hospitalización, y proceder a inmunizar a los que sean uno o dos años más jóvenes.
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