Lo que se gana por ayudar a otros
La VIII edición de los Premios al Voluntariado de la Mutua Madrileña reconoce la labor de un grupo de sanitarios que abrieron una consulta de pediatría en Uganda y a un equipo de estudiantes que construyeron dos escuelas en Senegal y Gambia. Cuentan cómo su actividad representó un antes y un después en sus vidas y por qué la llevan a cabo
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La primera vez que María Escobar (29) hizo voluntariado fuera de España le cambió la vida. Nada más graduarse, pasó dos meses en Camerún ejerciendo lo que había aprendido con los pacientes del hospital St Joseph Catholic Health Center. El patrón se repetía: decenas de niños que llegaban muertos o fallecían en las camillas del centro sanitario por causas que se podrían prevenir. “Bien porque habían acudido antes al brujo local, bien porque las medidas higiénicas no eran las adecuadas o por una gastroenteritis al no tener acceso a agua potable”, explica la pediatra, “Estas muertes en un país desarrollado no se hubieran producido”. Desde entonces, su implicación como voluntaria ha ido a más. Hoy, es la coordinadora del proyecto de promoción de salud infantil de la ONG Idiwaka, basada en Uganda, que hace unas semanas recibió uno de los seis Premios al Voluntariado, otorgados por la Mutua Madrileña. Por el segundo puesto recibirán una dotación de 5.000 euros.
Para Luis Sancho, de 25 años, el voluntariado también tiene un componente adictivo. Desde que se unió al grupo de cooperación de su colegio mayor, no ha parado. Ya en Valencia cuidó a niños en una escuela, colaboró con un centro para inmigrantes y atendió a familias de bajos recursos. Pero viajar a Senegal marcó un antes y un después. “Primero fui tres semanas para ayudar en la construcción de un colegio en un barrio que no tenía escuela”, cuenta por teléfono. Después de Senegal, vino Gambia. Y ya están pensando en lo siguiente. “En estos pueblos hay como 200 niños que no van a clase porque no tienen una cerca. No tiene ningún sentido”, lamenta el doctorando en Filosofía. El proyecto en el que participa Living For Senegambia, de la ONG Cooperación Internacional, también fue ganador. “El premio es una alegría para todos, el dinero allá cunde mucho más. Se puede hacer tanto…”, celebra.
En el Hospital de Lodonga también están de celebración. Y los voluntarios de Idiwaka, más. Esta es una organización que nace en el seno de la ONG África Directo, por la iniciativa de un grupo de jóvenes voluntarios unidos por sus experiencias como las de Escobar. Actualmente, opera en Uganda y en Camerún y, el foco está puesto en la capacitación del personal local en el ámbito sanitario y en disminuir las lamentables cifras de mortalidad infantil. En Uganda esta tasa es de 45,8 por cada 1000 nacidos vivos, prácticamente el doble de los objetivos de la Organización Mundial de la Salud para 2030.
Alicia Hernanz Lobo, miembro de la junta directiva de Idiwaka y pediatra especializada en enfermedades infecciosas, incide en la importancia de trabajar codo con codo con los ugandeses: “Los sanitarios del Hospital de Lodonga tienen muchísima experiencia, pero no suelen hacer hincapié en la prevención. Nosotros vemos cuáles son las necesidades y las carencias y elaboramos unos protocolos que luego ellos puedan seguir”.
Para Escobar es más un tema de justicia que de solidaridad: “Tenemos que hacer algo para que su asistencia sea lo más parecida a las nuestra”
Y es que en un hospital en el que “todos hacen de todo”, lo primordial era crear una consulta de pediatría. “Necesitábamos un espacio para cuidar a los más vulnerables: las madres y sus hijos”, explica Escobar. Así que se pusieron manos a la obra. Hace apenas 20 días que abrieron las puertas de una colorida consulta en la que se intentará hacer seguimiento a todos los bebés hasta que cumplan cinco años. “Hemos pensado en un sistema de alicientes para los padres, como entrega de cepillos de dientes y mosquiteras si atienden las consultas para empezar a concienciarles. Es un proceso largo, pero solo queremos que los bebés que cuidamos hoy no mueran por causas evitables”, añade. Esta entidad se financia al 100% de donaciones de particulares y ninguno de sus integrantes cobra por la labor que realizan en terreno.
Esta energía y determinación han sido decisivos en la selección de mejores proyectos. “El voluntariado y los jóvenes son una palanca fundamental de apoyo a la sociedad”, asegura Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña. En esta edición se presentaron 75 proyectos en los que han participado más de 2.000 alumnos de 78 universidades –seis de ellas internacionales– y 71 ONG. Entre todos, se benefician de forma directa a 160.000 personas. “A pesar de la difícil coyuntura provocada por la pandemia, las universidades españolas han logrado impulsar un 10% más de proyectos de voluntariado que el año anterior. Y es algo de lo que nos sentimos muy orgullosos”.
La clave para estas entusiastas voluntarias es que el personal local continúe el proceso al que dedican todo el tiempo libre. “Nosotros podemos ir de forma puntual una vez al año, pero lo importante es que los que se quedan tengan unos conocimientos adecuados”, explica Escobar. Por eso Ronald será el enfermero ugandés a cargo de la consulta. Hace un par de años que recibe formación de pediatras como ella sobre reanimación neonatal, manejo de deshidratación o del asma y, sobre todo, en cómo establecer un vínculo con las familias para hacerles entender que la prevención es crucial. “Nos hace mucha ilusión ser parte de esto”, concluyen.
Los proyectos premiados son muy distintos y muy iguales a la vez. Hay algo en las palabras de Escobar que se asemejan a las de Sancho y a las de Hernanz: las ganas de que las carencias dejen de ser rutinarias. Para Escobar es más un tema de justicia que de solidaridad: “Tenemos que hacer algo para que su asistencia sea lo más parecida a las nuestra”.
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