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COLUMNA
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Jordi Wild sentado en tu sofá

Un espacio como su podcast, con millones de seguidores, está dando forma al oscuro e inquietante sentido común de nuestra época

Jordi Wild, durante la emisión de su podcast 'The Wild Project'.
Jordi Wild, durante la emisión de su podcast 'The Wild Project'.
Jordi Amat

Aunque tal vez ni lo veas, Jordi Wild pasa horas sentado en tu sofá. Hasta hace dos semanas no tenía ni idea de quién era esta “celebridad de internet español” (así lo presenta Wikipedia), pero mejor conocerlo si vive en tu casa. Pregúntalo a tu hijo, a tu nieto o al adolescente de tus amigos, y aquí el género sí cuenta. Apareció en mi mundo, que es el que tú y yo compartimos, porque este brillante comunicador salió del suyo, que es el de los podcasts en Youtube desde hace más de una década. El 31 de enero este empresario del entretenimiento, con marca de ropa propia y autor de diversos libros (el último, Así es la puta vida), organizó un espectáculo de lucha libre y reunió a miles de personas. El escenario era un Coliseo de cartón piedra, del techo subía y bajaba un octágono enorme donde se desarrollaron una serie de combates de gladiadores. La acción empezó con el desfile de una guardia pretoriana que se puso en formación para hacer un paseíllo a través del cual Wild se presentó ante una masa enfervorecida. “Se viene aquí una noche épica, una noche de hostias, de sangre, de violencia, de caos”. Más que un circo máximo, era un circo macho.

A media gala, sin que estuviese preparado, el público postadolescente empezó a insultar a lo bestia a Pedro Sánchez. Jordi Wild, cuyo negocio son sus seguidores no solo en España, sino en el mundo, es una máquina perfecta de generación de contenido viralizable y por eso incluso lo han patrocinado entidades financieras. Esos pocos segundos en los que se ve a unos energúmenos pegándose y de fondo se escucha a una masa oscura insultando al presidente del gobierno son petróleo en las redes que buscan la captación de la atención. Pero también para los medios tradicionales. Porque, aunque implique arriesgar la credibilidad, nadie escapa a la tentación de buscar vídeos cortos y polémicos para hacer noticias rápidas con titulares escandalosos que pretenden aumentar la audiencia. Pinché. Así, imantado por el morbo mugre, supe quién era Wild. Y él lo sabe. Al cabo de una semana de la polémica, en su podcast semanal, debatieron sobre lo ocurrido y sobre el presunto saludo fascista de uno de los presentadores que también permitió hacer piezas a la búsqueda de los clics.

Wild lamentaba lo ocurrido. No quería política, tampoco sus patrocinadores. Más interesante es escuchar la conversación con sus colaboradores sobre el caso y la degradación del periodismo. “Poco tardaron las hienas en sacar los titulares”, dijo uno. “La prensa está muriendo y necesita algo para llamar la atención”, dijo otro. Mirando a cámara, apuntando con el dedo y con tono irónico, Wild añadió: “Gracias por dar una prensa de calidad, por eso la gente se suscribe más a vuestra puta mierda de periódicos”. Lo fácil es ponerse a la defensiva ante ese diagnóstico, más incómodo es entender como un espacio como el suyo está dando forma al sentido común. Oscuro e inquietante, como su modelo trumpista Joe Rogan, pero al fin y al cabo sentido común. “El 80% de los que estaban allí eran analfabetos, apolíticos, y seguramente no ha votado ni uno”, dijo Wild. Y debe ser verdad. Pero sus millones de seguidores han decidido informarse con sus largas entrevistas políticamente tan incorrectas como atractivas, lugar de expresión para una masculinidad más o menos desbocada y donde no dejan de plantearse las paradojas de nuestro tiempo. Un día debatieron sobre Bukele. No era solo que el presidente salvadoreño hubiese entendido la lógica de la nueva comunicación, dijeron, es que su suspensión de la democracia estaba solucionando problemas. Quiere entrevistarlo.

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Sobre la firma

Jordi Amat
Filólogo y escritor. Ha estudiado la reconstrucción de la cultura democrática catalana y española. Sus últimos libros son la novela 'El hijo del chófer' y la biografía 'Vencer el miedo. Vida de Gabriel Ferrater' (Tusquets). Escribe en la sección de 'Opinión' y coordina 'Babelia', el suplemento cultural de EL PAÍS.
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