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El patriotismo antiespañol

La España real nunca ha importado a los patriotas, atraídos desde siempre por las ficciones identitarias de su gloria

El líder de Vox, Santiago Abascal, se dirige a los participantes en la reunión de los Patriotas por Europa, este sábado en Madrid.
El líder de Vox, Santiago Abascal, se dirige a los participantes en la reunión de los Patriotas por Europa, este sábado en Madrid.Ana Beltran (REUTERS)

El nacionalismo patriótico español aplaude a Donald Trump y celebra su autoritarismo, aunque sus órdenes vayan en contra de España y el español. No es rara esta postura del patriotismo español en la Historia. Desde que traicionó la Constitución de 1812 para ponerse al servicio del absolutismo francés, no ha hecho otra cosa. Durante 40 años pagamos su decisión de venderse en 1936 al nazismo alemán y el fascismo italiano. Ahora utiliza la bandera para aplaudir a Trump. Les fascina su autoritarismo, pero no le preocupan las facturas que pagarán los españoles y el español si el mundo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y las instituciones internacionales no encuentran el modo de oponerse a sus planes.

El nacionalismo patriótico español, interesado en debilitar Europa, parece añorar la autarquía del franquismo, su pobreza nacional y su insignificancia en la política internacional. Los aranceles con los que Trump halaga al patriotismo norteamericano pueden arruinar a los campesinos españoles, golpear la exportación en nuestra economía. Pero la España real nunca ha importado a los patriotas, atraídos desde siempre por las ficciones identitarias de su gloria. Este patriotismo ni siquiera atiende ya al Dios católico de sus antepasados. Ni Hitler, ni Mussolini fueron líderes religiosos. Sus matanzas no se hicieron en nombre de la religión católica. Las de Trump tampoco. Son muchos los millones que va a invertir en ayudar a Israel en sus planes sionistas.

Quien se interese por España y el español deberá pensar la infamia que se esconde en la propuesta de convertir Gaza en una Riviera turística. Quien ha declarado su desprecio por el español es inseparable de quien quiere apropiarse del Canal de Panamá, imponer el inglés en Puerto Rico y repetir en Cuba el proceso que acabó con la cultura española en Filipinas. Eso le importa poco al patriotismo nacionalista de Vox.

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