Demonizar lo ‘queer’ es impropio de la izquierda
El feminismo inclusivo que defendió Pedro Zerolo dentro del socialismo no debería tener ningún problema con las siglas LGTBIQ+
La Fundación Pedro Zerolo comparte la inquietud de los colectivos LGTBI+ o LGTBIQ+ y de la ciudadanía comprometida con la diversidad y el feminismo ante las noticias del retroceso en la línea ideológica del PSOE en lo concerniente a los derechos LGTBI+ y en la línea históricamente inclusiva del feminismo socialista.
La Fundación Pedro Zerolo, como fundación independiente, tiene el compromiso estatutario de preservar el legado político y activista de Pedro Zerolo, uno de los referentes del socialismo del siglo XXI. Para evitar inexactitudes, especulaciones o imprecisiones, decidimos esperar a la publicación final de las resoluciones del congreso socialista para valorar con juicio propio, y a la luz de su legado, el contenido y extensión de lo allí acordado.
El debate que surgió durante el 41 Congreso socialista, centrado en el uso del acrónimo “Q+” para representar la diversidad LGTBI+, causó sorpresa e incredulidad. Este acrónimo, ampliamente utilizado por organismos internacionales como Naciones Unidas, la OEA, el Banco Mundial, la Comisión Europea, la OMS, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, entre otros, para referirse al movimiento LGTBIQ+, no ha sido cuestionado ni ha desencadenado discusión previa en la sociedad española, por lo que la percepción pública se centró en la idea de que el PSOE priorizaba debates marginales en un momento en que se precisa consenso frente a los postulados de una extrema derecha que aprovecha cualquier circunstancia para abolir los derechos conquistados.
La polémica se amplifica por quienes buscan dividir a los movimientos feminista y LGTBI+, promoviendo una narrativa que los enfrente y por tanto los debilite. Esta estrategia, importada principalmente de Estados Unidos, amenaza con socavar los avances logrados en materia de igualdad. Como enfatizaba Pedro Zerolo en numerosas ocasiones, el verdadero enemigo común sigue siendo el machismo, la LGTBIfobia y las agendas reaccionarias de la extrema derecha.
El feminismo inclusivo que defendió Zerolo, al igual que otras ilustres políticas socialistas, es aquel que une fuerzas con el movimiento LGTBI+ para tratar de erradicar discriminaciones y procurar una sociedad más justa e igualitaria. Que una determinada posición feminista intente definir o decidir cómo debe denominarse un movimiento de trasformación social, como el movimiento LGTBI+, es una postura, en cierto modo, paternalista y desde el luego, innecesaria. Paternalista porque los movimientos reivindicativos de trasformación social se definen solos, e innecesaria porque no existe debate en la sociedad ni en los colectivos, que exija o imponga una exclusión. Tratar de demonizar lo queer no es el camino. Se podrá o no compartir la teoría queer, pero como toda teoría política tiene el mismo derecho a existir que otras y a la misma dignidad filosófica a ser respetada. El feminismo y la diversidad, por definición, son inclusivos y nunca excluyentes. Menos aún de una realidad que está aceptada y no cuestionada por la sociedad. Hasta el triunfo del matrimonio igualitario en 2005, feminismo y LGTBQI+ han demostrado ser aliados. Promover enfrentamientos en los movimientos de lucha por los derechos humanos solo beneficia a aquellos que quieren desandar el camino de la igualdad, cercenar los derechos conquistados y promover el discurso discriminatorio para eliminar los avances legislativos en materia de igualdad y no discriminación.
No existe una razón válida que justifique una exclusión o una discriminación y menos aún pretenderla bajo el amparo de la igualdad. La exclusión de personas trans en el ámbito deportivo, bajo el pretexto de garantizar la equidad, es claramente una discriminación que va en contra de los principios que sostienen a un estado social, democrático y de derecho, porque son precisamente estos principios superiores, los que impone al poder político la remoción de los obstáculos que impiden la igualdad y lo hace respetando las diferencias.
Es fundamental que el PSOE, como partido progresista y referente en la defensa de derechos civiles, mantenga su enfoque en avanzar hacia el futuro sin perder de vista los retos presentes. La ciudadanía necesita un liderazgo claro y comprometido que no se desvíe hacia disputas internas que desconcierten a la juventud y al electorado general. Pedro Zerolo decía que la izquierda pierde su esencia cuando le falta valentía. Su propósito es transformar la realidad: hacer que la vida de las personas sea mejor, romper con las desigualdades y ampliar derechos. Para Zerolo, la izquierda tiene sentido solo cuando se atreve a incomodar, a combatir la injusticia y a luchar por una sociedad más justa e igualitaria. Ser valiente para la izquierda no es opcional; es el corazón mismo de su misión.
El legado de Pedro Zerolo, centrado en la dignidad, la inclusión y la unidad, debe seguir siendo una guía para construir políticas que respondan a las necesidades reales de la sociedad. Solo con una mirada inclusiva y solidaria se podrá resistir el avance de la extrema derecha y continuar ampliando derechos para todas, todos y todes. La política debe dar respuesta a las necesidades reales de la ciudadanía y no provocar debates estériles, innecesarios e incomprensibles para una mayoría que observa con la angustia que genera el miedo a un posible retroceso en derechos fundamentales y con la estupefacción de no entender por qué se abren estos enfrentamientos. No hay respuestas simples a cuestiones complejas, pero dividir no convence a nadie. Como decía Zerolo, no hay mejor forma de llegar, que llegar convenciendo. En ello seguimos.
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