‘Flexibajas’ en diferido en forma de simulación
La ocurrencia de la ministra de Seguridad Social solo responde al interés de la patronal
Hace una semana, la ministra de Vivienda del Gobierno más progresista de la galaxia encontró una posible solución al problema de los alquileres: pedirle a los caseros que sean solidarios. Unos días después, a su compañera en la cartera de Seguridad Social se le ha ocurrido otra gran propuesta: crear bajas laborales “flexibles” para que aquellos que quieran puedan trabajar durante su baja. Y si lo de Rodríguez era una tomadura de pelo y ratificaba, por enésima vez, que el PSOE hace mucho que no es ni socialista ni obrero y ni español 100% —pues americano también—, al menos en su caso la delirante propuesta respondía a un problema real, el de los precios del alquiler. La ocurrencia de la ministra Saiz solo responde al interés de la patronal; no por casualidad la anunció en el Nueva Economía Forum, un lobby empresarial de cuyo círculo de confianza forman parte los grandes del Ibex, y no en una visita a una fábrica.
La ministra homologó estas flexibajas a otra gran conquista para la clase obrera de su partido: que jubilarse cada vez más viejo tenga premio. Es decir, a la compatibilidad entre salario y pensión. “Hay procesos, como el de quien está saliendo de un tratamiento de cáncer que quizá, por supuesto desde la voluntariedad y desde la garantía de su salud, desde su seguridad, pueda incorporarse a trabajar, haciendo una incapacidad temporal que no sea estar de alta o de baja”, expuso. Lo que no dijo fue que las relaciones laborales se caracterizan, por definición, por el desequilibrio entre trabajador y empresa. No habló de las posibles presiones por parte de la empresa para que ese trabajador de baja se ponga a trabajar, al menos durante unas horas. Ni de que su propuesta, que no responde a una necesidad real ni numerosa, implica no solo negar sino agravar el que sí es un problema habitual: las trabas, triquiñuelas y pegas que mutuas y corporaciones le ponen a los trabajadores en situación de incapacidad temporal. El timo de la estampita que son las mutuas de trabajo en nuestro país.
No sé a cuántos trabajadores con cáncer ansiosos de incorporarse a su puesto ha consultado el Ministerio antes de elaborar su propuesta, pero en estos días yo estoy viviendo de cerca el que sospecho que sí es un problema común. Resulta que mi madre, que tiene 55 años y es cartera desde hace más de 30, se hizo una lesión en el codo derivada de coger cajas y empujar un carrito lleno de paquetes en los alrededor de 20 kilómetros que recorre al día. Cuando acudió a Muprespa, la mutua que le corresponde, esta evaluó, sin dar explicación ninguna, que su lesión no podía considerarse como derivada de contingencia profesional, así que la mandaron a atención primaria. El médico de cabecera le dijo, claro, que en la Mutua tenían el rostro de hormigón. Así que además de coger el tren con el brazo en cabestrillo para ir a rehabilitación, mi madre está teniendo que batallar con la Mutua para ver reconocido su derecho a baja médica. Como para las mutuas la sanidad no es un derecho sino un negocio, varios de sus compañeros de oficina ya lo han tenido que hacer antes, y seguramente otros tendrán que hacerlo después.
Porque las flexibajas en diferido en forma de simulación que propone Saiz ya existen: son las de miles de trabajadores con lesiones y enfermedades que, incluso en empresas “públicas” como Correos, tienen que batallar no solo para recuperarse de ellas, sino contra los caraduras para los que la señora ministra no tiene propuesta alguna.
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