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tribuna
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Un comisario europeo para la Vivienda, ¿oportunidad para solucionar la crisis?

Aunque se trata de una competencia nacional, la UE puede marcar directrices y dotar de planes de inversión un elemento fundamental en la vida de los ciudadanos y la principal fuente de insatisfacción de la clase media europea

El nuevo comisario de Vivienda y Energía, Dan Jorgensesn, se dirige a una reunión en Bruselas, el pasado febrero.
El nuevo comisario de Vivienda y Energía, Dan Jorgensesn, se dirige a una reunión en Bruselas, el pasado febrero.Thierry Monasse (Getty Images)

La vivienda es la principal fuente de insatisfacción en Europa. Durante la última década, los alquileres se dispararon un 19% y los precios de las viviendas aumentaron un 47% en la Unión Europea, superando el crecimiento de los salarios, lo que ha generado un descontento generalizado y ha alimentado el auge de movimientos de extrema derecha. Más de 82 millones de europeos gastan más del 40% de sus ingresos en vivienda, y cerca de cuatro millones de personas están en situación de sinhogarismo o viven en condiciones inadecuadas. Además, el sistema de vivienda es ecológicamente insostenible. Alrededor del 75% del parque de edificios de la UE tiene un bajo rendimiento energético, lo que contribuye al 40% de las emisiones globales de CO₂.

Ante esta realidad, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado la composición de su Comisión. Es un Ejecutivo de corte conservador y que incumple los criterios de igualdad. No obstante, hay algunos brotes verdes. Lo primero, es que se ha creado por primera vez en la historia europea la figura del Comisario Europeo de Vivienda y Energía, que se ha encomendado a Dan Jorgensen, un socialdemócrata danés. Esto puede ser una buena noticia porque proviene de Dinamarca, un país donde la vivienda está fuertemente regulada y los inquilinos están protegidos. Dinamarca tiene un sistema estatal de regulación de precios del alquiler para todos los pisos construidos antes de 1991. También, la ley de arrendamiento danesa incorpora el contrato de alquiler indefinido. Además, existen tribunales de arbitraje de vivienda, que gratuitamente, permiten a los inquilinos reclamar en caso de que los propietarios hayan subido arbitrariamente el alquiler. Por último, Dinamarca es el tercer país de Europa con mayor proporción de vivienda protegida del mercado: un 22%, promovido por un modelo de cooperativas y promotores sociales de lucro limitado, donde los inquilinos participan en la toma de decisiones. Además, el Comisario Europeo de Vivienda tendrá que reportar a Teresa Ribera, vicepresidenta para una Transición Limpia, Justa y Competitiva, una indudable victoria para España. Si sumamos el dato que el Banco Europeo de Inversiones está presidido por la exvicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, España tendrá una voz importante en el desarrollo de este nuevo pilar europeo de vivienda. Calviño ya implementó un grupo de trabajo para vivienda social y asequible, pero es esencial reformar la política de préstamos y concentrarse también en el financiamiento de proveedores sociales de vivienda de lucro limitado que promueven vivienda protegida de mercado.

¿Cuál será el rol del nuevo comisario europeo de Vivienda? ¿Las competencias en vivienda no están acaso reservadas a los Estados miembros? Siendo cierto que la UE no tiene la principal competencia, la realidad es que ha habido una expansión continua de la capacidad de la UE para actuar en materia de vivienda, por ejemplo, el Plan de Acción de la Asociación de Vivienda, la regulación de viviendas de corta duración, la normativa de la UE sobre eficiencia energética, la Resolución del Parlamento Europeo sobre Vivienda Digna y Asequible para Todos o la Declaración de Lieja; programas y fondos como la Renovation Wave, New European Bauhaus o el Plan de Recuperación Next Generation.

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Sin embargo, esto no es suficiente, el futuro comisario europeo de Vivienda enfrentará varios desafíos. El primero es cerrar la brecha de la falta de inversión en vivienda asequible, que asciende a unos 57.000 millones de euros anuales en la UE, frenando a la vez el aumento del costo de la construcción de viviendas, vinculado al alto costo de los préstamos y de los materiales. El informe Draghi ya anuncia que hacen falta 800.000 millones de euros de inversión. Si se le hace caso, la vivienda debería ser una de las perceptoras de esos fondos. No obstante, la Comisión ha publicado recientemente sus directrices fiscales para volver a la senda de Estabilidad con el objetivo de alcanzar el 3% del déficit del PIB y el 60% de deuda. Estas directrices deben revisarse para la inversión pública en vivienda social y asequible, ya que obligan a los Estados miembros a hacer recortes presupuestarios.

Para superar estos desafíos, el nuevo comisario de Vivienda de la UE debería defender una agenda transformadora basada en tres pilares: 1) Adoptar un nuevo paradigma de vivienda apoyando la vivienda pública, cooperativa y social como columna vertebral del sistema nacional de vivienda, promoviendo una transición energética justa con objetivos de vivienda neutral en carbono y abordando la exclusión habitacional. 2) Combatir la financiarización de los mercados de vivienda, la venta de suelo y vivienda pública, detener el lavado de dinero y la evasión fiscal en los mercados inmobiliarios, regulando efectivamente los alquileres a corto plazo. 3) Finalmente, establecer una misión europea del Derecho a la Vivienda basada en el marco de la economista Mariana Mazzucato, que establezca una cuota para la vivienda social del 30% para todos los Estados miembros. Para ello, es clave desarrollar un fondo europeo para financiar vivienda pública, social y asequible, complementado por inversiones directas, subsidios, financiación blanda y desgravaciones fiscales.

En definitiva, la creación del comisario de Vivienda de la UE es una gran oportunidad para abordar seriamente la crisis de vivienda. Una misión de vivienda de la UE defendida por la Comisión ofrecerá una hoja de ruta a gobiernos, que deberán conseguir amplios consensos, metas compartidas, una gran colaboración entre departamentos gubernamentales, sectores y ciudadanos, fomentando un esfuerzo colectivo para abordar la crisis de asequibilidad y la sostenibilidad de la vivienda. La ventana de oportunidad está abierta. El momento es ahora.

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