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EDITORIAL
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La Historia en manos de la IA

La desinformación sobre hechos como el Holocausto se multiplica a través de la inteligencia artificial y confunde a los jóvenes

Auschwitz
Prisioneros judíos, en el andén de llegada de Birkenau, el campo de exterminio del complejo de Auschwitz, en mayo de 1944. La imagen forma parte del conocido como Álbum de Auschwitz, depositado en el Museo Yad Vashem de Jerusalén.Yad Vashem
El País

La advertencia lanzada por la Unesco el pasado martes sobre que los programas de inteligencia artificial (IA), que, según datos del mismo organismo de Naciones Unidas, son utilizados por un 80% de los jóvenes tanto en el ámbito educativo como de ocio, están propagando e incluso inventando hechos históricos falsos relativos al Holocausto es un impactante recordatorio de las consecuencias que la falta de un marco regulatorio claro sobre esta tecnología puede tener en la sociedad en el ámbito global. La investigación de la Unesco explica cómo las herramientas analizadas cometen todo tipo de errores, desde la invención del término “Holocausto por ahogamiento” —que las víctimas judías morían por ser arrojadas a lagos y ríos y no en fusilamientos masivos o cámaras de gas como pasó— a la exculpación de altos jerarcas nazis como Joseph Goebbels, ministro de Propaganda: algunos modelos de inteligencia artificial aseguran al usuario que Goebbels intentó evitar la violencia contra los judíos y no participó en el Holocausto.

Se trata de afirmaciones que llegan a personas, en su mayoría jóvenes, que no tienen conocimiento preciso de la Historia y que, de hecho, pueden estar recibiendo ese contenido mientras realizan sus trabajos educativos. La Unesco apunta que el problema estriba en las bases de datos —muchas de las cuales son desconocidas— que está empleando la IA para entrenarse y que pueden incluir aquellas de contenido abiertamente antisemita. A esto hay que sumar que hay textos antisemitas que están diseñados para ser privilegiados en sus búsquedas por la IA, es decir, responden a una estrategia palpable de desinformación sobre un hecho histórico significativo que puede ser utilizado en el presente para fomentar discursos de odio.

Lejos de ser una cuestión demasiado técnica o de una discusión teórica, la utilización maliciosa de la IA está ya presente y actuando sobre todas las interacciones con internet. La semana pasada, la reunión del G-7 en Italia tuvo como uno de sus principales temas la IA y acogió la participación inusual del papa Francisco para hablar de este asunto, lo que demuestra el grado de preocupación ante un cambio tecnológico rapidísimo que afectará a todos los aspectos de la vida. La IA, como cualquier tecnología, puede significar una mejora muy notable en la sociedad, pero también una eficaz herramienta de sometimiento. Todo dependerá de la aproximación que se haga y de las medidas que se adopten. El estudio sobre el Holocausto demuestra, por si faltaran pruebas, que la desinformación, una de las principales amenazas a las que se enfrentan las democracias, se está aprovechando de este cambio, y el debate público va muy por detrás de la velocidad de esta realidad.

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