_
_
_
_
columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Alfonso Guerra, ni por los pelos

Pudo ser un gran político, de hecho lo fue, pero su ridiculización de Yolanda Díaz le deja eliminado del partido y con sanción

Alfonso Guerra, el miércoles en el Ateneo de Madrid.
Alfonso Guerra, el miércoles en el Ateneo de Madrid.FERNANDO ALVARADO (EFE)
Berna González Harbour

Hay razones serias para oponerse a la amnistía. El propio Gobierno de Sánchez las esgrimió al conceder los indultos a nueve protagonistas del procés cuando argumentó que este reconoce la existencia del delito mientras que la amnistía, que entonces consideró inconstitucional, la niega. Escuchar estos días al presidente asegurar desde Nueva York que el procés nunca debió derivar en procedimiento penal regala buenos argumentos a quien los quiera utilizar en su contra. Están en bandeja.

Alfonso Guerra podía haberse agarrado a ello y seducirnos con argumentos racionales, pero ha preferido darnos una ración de tics machistas como quien te sirve fingers de pescado cuando has pedido merluza. No solo nos dará una mala tarde de ardor, sino que no volveremos a su restaurante. Y hasta le inundaremos de malas calificaciones en la web.

Su fallo es doble: Guerra no solo no se ha enterado de que el mundo ha cambiado, sino de que, para buena parte de la sociedad, su latiguillo sexista al aludir al aspecto de una mujer le deslegitima como interlocutor. Su mundo, como el de Stefan Zweig, es el de ayer. Y no lo sabe.

Ignoro si Rubiales era un buen presidente de la federación desde el punto de vista futbolístico, pero su trato a las mujeres le ha inhabilitado también para serlo, y ese es precisamente el gran salto cualitativo que ha supuesto su caso. Alfonso Guerra pudo ser un gran político, de hecho lo fue, pero su ridiculización de Yolanda Díaz le deja eliminado del partido y con sanción. Anula el valor de su argumentación igual que el beso de Rubiales a Hermoso anuló su andadura en la federación. Recordemos además que no están solos. También Feijóo se refirió en campaña al maquillaje de la vicepresidenta, como antes había hecho FAES, la fundación de Aznar, cuando la llamó “maniquí hecho con retazos de Dior”.

La causa de la amnistía es suficientemente seria como para que nos esforcemos en buscar argumentos. Desde el principio, la contundencia con la que avanzaba la justicia española ha ido chocando con la resistencia de tribunales europeos a conceder la captura y la entrega de Puigdemont y los demás huidos. El territorio no es nítido. Este viernes, el propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos, máxima autoridad en esta materia en el continente, emplazó a España a demostrar que se respetaron los derechos de los ya condenados. Esto es importante. Por ello, apartar la hojarasca y las soflamas viscerales que han caído sobre el debate debe ser tarea urgente para que nos aproximemos a él con la legislación en la mano.

A ello debemos aplicarnos sin que la senilidad, el sexismo o el devenir de los pelos del contrario nos den argumentos. Y eso puede hacerse hasta en la peluquería.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_