Un beso para Berlanga y Manolo Escobar

El caso Rubiales no deja de centrar buena parte de la conversación en las redes sociales, 10 días después de que la selección femenina de España ganase el Mundial de Fútbol. Si X, la anteriormente llamada Twitter, ha servido para canalizar el tsunami feminista, como señalaba la compañera Rebeca Carranco hace unos días en esta misma sección, la red del macho alfa Elon Musk también ha sido plataforma para cinéfilos a partir del bochornoso comportamiento del presidente de la Federación de Fútbol (y no solo por “el pico” a la jugadora Jenni Hermoso). Ante algunas situaciones y el encierro de la madre de Rubiales, Ángeles Bejar, en una iglesia de su pueblo, Motril, arropada por los suyos, para denunciar “la cacería” contra su hijo con una huelga de hambre, numerosos tuiteros (¿xeros serían ahora?) han evocado el nombre de Luis García Berlanga. Tanto que el fetichista cineasta valenciano, fallecido en 2010, se ha convertido en tendencia esta semana. También Motril.

Que el adjetivo “berlanguiano” forme parte del corpus del Diccionario prueba su popularidad y aceptación, aunque su escueta definición (”perteneciente o relativo a...”) no da muchas pistas sobre las situaciones esperpénticas, corales, satíricas, grotescas, bulliciosas, absurdas, excesivas, disparatadas pero tal vez tiernas e incluso empáticas a las que puede referirse el término. “No es que España sea una película de Berlanga; es que las películas de Berlanga son España”, afirma una usuaria citando al director de La vaquilla o La escopeta nacional. Ante la portada de un tabloide británico que abre con una composición del beso, la “mummy” y el “bad boy”, otro exclama: “Berlanga, lo que te estás perdiendo”. Hay quienes aprovechan para introducir algo de actualidad política con puntos de vista muy divergentes: “Que el sainete de Rubiales no nos despiste de la película de Berlanga: Feijóo le pide a Sánchez que le ayude a derogar el sanchismo” o “No, la película de Berlanga la están protagonizando el infecto Gobierno y los medios, junto con esa farsante de nombre Jenni y de apellido Mentirosa”. “No caigan en la andaluzofobia. Perderán el foco de debate: un abuso deleznable”, tercia otra tuitera, que pide no mezclar en la polémica a la madre de Rubiales, que fue hospitalizada el miércoles por un ataque de ansiedad.

También ha dado mucho juego Manolo Escobar por obra de otro cinéfilo, Andrés Trasado, quien enmarca su divertida y lúdica cuenta con una máxima: “Quien diga que soy parodia es que teme mi superioridad cultural”. Tras el beso de Rubiales a Hermoso, Trasado rescató una escena de la película Un beso en el puerto, de Ramón Torrado, de 1966. Allí Manolo Escobar canta entre rejas que “por un beso que le di en el puerto a una dama que no conocía han querido matar mi alegría. Por un beso en el puerto me encuentro metío en esta prisión”. También recuperó otro tema del cantante andaluz, muerto en 2013, de la película Juicio de faldas, de José Luis Sáenz de Heredia, de 1969. “Desde que el mundo es mundo a los varones nos buscaron las hembras las perdiciones (...)”, entona el protagonista que da “una rueda de prensa para defenderse de lo lagartas que son las mujeres”, apunta Trasado. Ambas escenas se han reproducido centenares de miles de veces. Algunos han aportado su particular Escobar-list coincidente en la canción: “No me gusta que a los toros te pongas la minifalda”.

“De aquellos polvos, estos lodos”, dice el refrán al que aluden varios tuiteros con versiones diferentes. “54 años, y por lo visto este mediodía, parece que sigue pasando igual en algunos ambientes. Muy bueno Andrés rescatando este corte”, apunta uno de los múltiples mensajes, muchos de ellos irónicos, pero también reivindicativos: “Nos sorprendemos e indignamos pero tenemos que ser conscientes de que revertir milenios de ‘la culpa es de ella’ es muy complicado. Fue Eva la que mordió el fruto del árbol de la sabiduría y fue Eva la que hizo pecar a Adán. Milenios, tenemos que luchar contra milenios de ignorancia”.