Negociaciones poselectorales
Los lectores escriben sobre los pactos tras el 23-J, el apoyo a la izquierda en el barrio de Vallecas, en Madrid, la deslealtad de Podemos y el eslogan del PP “O España o el sanchismo”
El resultado de las recientes elecciones celebradas en España parce haber sido escrito por el mejor guionista de una película de intriga, pero también lo podemos interpretar como un ejercicio de sudoku o un tetris enrevesado. Si la clave de bóveda es Junts hay que dar un aviso a navegantes y facilitar una reflexión a los negociadores de este partido o, simplemente, datos objetivos. Junts debería ver e interpretar los resultados obtenidos por el PSC y por Sumar en las cuatro provincias catalanas y tener en mente la promesa de emponzoñamiento que para Cataluña hizo pocos días antes de las elecciones Vox, el partido de Santiago Abascal. Si al final Junts no se abstiene en una investidura, estará corriendo un doble riesgo: el de ir a otras elecciones, en las que a buen seguro los catalanes no entenderán su aptitud y los castigarían en las urnas y, por otro lado, el de que en esas eventuales elecciones sí sumara el PP con Vox y, finamente, este último partido consumara lo que tiene previsto para Cataluña.
Miguel Ángel García Ortega. Mislata (Valencia)
Vallecas no se vende
El domingo estuve en un colegio electoral. 16 horas al calor de un techo de chapa metálica. Una jornada electoral siempre es estresante, pero cuando llegó la hora de contar los votos, yo tenía el corazón en un puño. Sudaba y sudaba, tensa, sin querer mirar las urnas, sin querer mirar las redes, porque los últimos dos años había visto cuántos votos se iban a la derecha. Me negaba a admitir que el barrio se hubiera derechizado, que el discurso populista de Isabel Díaz Ayuso —que nos cerraba las calles pero nos dejaba servir mesas al otro lado del puente— había calado y había vencido. Me decía a mí misma que este domingo, estas elecciones, eran la prueba definitiva a la resiliencia ideológica de las vallecanas. Y Vallecas ha demostrado con 60.000 votos que no se compra con populismos, se gana con políticas. Y se lo ha gritado a España, pero también a Europa.
Sara S. Velasco. Madrid
Deslealtad de Podemos
¿Por qué no fueron a las elecciones solos? Les interesó ir en la coalición de Sumar. Nos dieron la tabarra para incluir a uno de sus miembros en las listas sin importarles si esa inclusión beneficiara o perjudicaría a Sumar y a nuestro país. Luis García Montero escribía hace unas semanas en su columna sobre la importancia de saber “no estar”. Algunos miembros de Podemos presionan con exigencias para sacar rentabilidad de sus escaños. Yolanda Díaz, con su espíritu conciliador pero realista, debe trabajar con todos para que Podemos obtenga lo que sea mejor para la gobernabilidad del país.
Carmen Ruiz Llorente. Alicante
El peligro de un eslogan
Para las elecciones del 23-J, el PP usó el eslogan “España o el sanchismo”. Al no tener posibilidad de gobernar el PP, parece ser que España no tiene Gobierno. No es así, lo que no tendría Gobierno es su concepto de España. Pero otra idea de España sí apoyaría este Gobierno. Parece que existen dos Españas enfrentadas, es la herencia que nos está dejando el eslogan. Esto no ocurriría si nadie pudiese apropiarse del nombre y los símbolos de España.
Eulogio Serna Badia. Albacete
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