_
_
_
_
anatomía de twitter
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El WhatsApp de Yolanda Díaz

La cercanía, la escucha, la proximidad y una mayor implicación de los ciudadanos en los procesos de decisión democráticos son posibles gracias a la tecnología

Yolanda Díaz SUMAR
La candidata de SUMAR a las próximas elecciones generales, Yolanda Díaz, participa en Pamplona en un acto de su formación, el pasado lunes.Villar López (EFE)
Nuria Labari

Lo anuncia en Twitter Yolanda Díaz: “¡Hola! A partir de hoy puedes escribirme por WhatsApp para preguntarme lo que necesites”. Y comunica su número a quien pueda interesar. Es el 672765324. “Mandadme mensajes y os voy a ir contestando a cada uno de ellos”, anuncia en la última semana de campaña en todos sus perfiles sociales. Y yo, por supuesto, guardo su número en la agenda y entro en su WhatsApp. El mensaje de bienvenida me seduce: “Este es el WhatsApp de Yolanda Díaz. Aquí hablamos de ti y de lo que quieres. Seas quien seas o pienses lo que pienses”.

Y enseguida escribo. “Hola Yolanda”. Reconozco que me gusta poder hablar de tú a tú a una candidata a la presidencia de España. Y agradezco su esfuerzo por ocupar el espacio ciudadano. Por explicitar que todos los cargos políticos están a nuestro servicio y que una de sus obligaciones es responder ante nosotros. Escribo “Hola Yolanda” y me doy cuenta de que el poder, cuanto más autoritario, más lejano resulta, más sagrado y menos disponible. De hecho, creo que la igualdad y la democracia están íntimamente relacionadas con el trato cotidiano, con sentir que esa o ese que nos representa no se cree más que nosotros por haber sido elegido para hacerlo.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

¿Y ahora qué le digo yo a Yolanda Díaz? “Soy Nuria Labari, estoy escribiendo una columna sobre este WhatsApp en EL PAÍS”, escribo. “¿Podrías decirme cuánta gente te está escribiendo? ¿Cómo te da la vida para responder a todas las preguntas?” Por el momento no tengo respuesta. No me ha dejado en visto, es que aún no me ha leído. Una pensaría que la cercanía del poder tiene que ser selectiva porque de lo contrario todo el mundo iría a preguntarles cosas. Sin embargo, esa selección podemos practicarla los propios ciudadanos en una democracia bien engrasada. Así, si en las autocracias el que se aleja del pueblo es el gobernante, en las democracias el ciudadano debería poder elegir cuándo acercarse y cuándo no.

La foto de WhatsApp es una miniatura de Yolanda Díaz sonriente y la he guardado en la agenda como Yolanda, sin apellido ni nada, compartiendo timeline con mi madre y el último mensaje de trabajo. ¿Cómo me responderá? ¿Cuándo? Leo en redes que está contestando con audios y me parece un acierto. En las sociedades occidentales, el verse cara a cara con un político es cada vez más difícil, de modo que la voz es un mecanismo de proximidad con largo recorrido. Hay, por tanto, un mensaje escondido en la iniciativa de Sumar al acercar a su candidata al electorado que es facilitar su proximidad, al tiempo que se reivindica la necesidad de regresar a formas de democracia más directas. Y por lo visto hay ganas al otro lado. Nada más lanzar el tuit, su WhatsApp murió de éxito. “Nos estamos viendo literalmente desbordados por miles de mensajes como el tuyo, pero en cuanto podamos te responderemos”, decía la respuesta automática unas horas después del lanzamiento.

La cercanía, la escucha, la proximidad y una mayor implicación de los ciudadanos en los procesos de decisión democráticos son posibles gracias a la tecnología y Yolanda Díaz parece dispuesta a apostar por un cambio en este sentido. De modo que es posible que charlaremos sobre la herencia universal esta misma tarde. O quizás mañana, cuando ella o su equipo tengan un respiro. Y que mi voto dependa de nuestro diálogo. La propuesta mola y la intención aún más. Ya os contaré si responde.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Nuria Labari
Es periodista y escritora. Ha trabajado en 'El Mundo', 'Marie Clarie' y el grupo Mediaset. Ha publicado 'Cosas que brillan cuando están rotas' (Círculo de Tiza), 'La mejor madre del mundo' y 'El último hombre blanco' (Literatura Random House). Con 'Los borrachos de mi vida' ganó el Premio de Narrativa de Caja Madrid en 2007.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_