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ELECCIONES INFERNALES / 18
Columna
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Feijóo en almíbar

Cuando la propaganda se superpone al periodismo es fácil que este resulte un dulce pringoso

Alberto Núñez Feijóo, en un mitin en Alicante el miércoles.
Alberto Núñez Feijóo, en un mitin en Alicante el miércoles.JOAQUIN DE HARO RODRIGUEZ

El periodismo y la propaganda política viven en líneas que viajan juntas, que se acercan y alejan, pero que rara vez se superponen porque del periodismo acrítico es fácil pasar al dulce pringoso. No es el caso de la pieza que Jorge Bustos publicó este martes en El Mundo y cuyo titular (”Feijóo se destapa como estrella al grito de “¡presidente, presidente!”) desmerece a un texto que es un festín de dulce de leche, almíbar y miel. Habrá quien diga que es empalagosa como una tarta infantil de Frozen, pero a mí me parece deliciosa. La crónica merecía un titular más directo, del tipo “¡Quiero un hijo tuyo!”. Arranca contando que Feijóo “es un hombre que ha sabido esperar” hasta que su salto a las pantallas nacionales “causó sorpresa a propios y extraños”. Después es todo cariño: “Le piden fotos, le tocan, le cuentan su vida y le desean la victoria. Alguna señora incluso le declara su amor. Pero no es Feijóo el que ha cambiado. Es España”. Tal efecto es cosa de prohombres. A los Julio César, Alejandro Magno, Napoleón, Churchill, Gandhi o Mandela se une ahora Feijóo. El pueblo le aplaude y le jalea. “Hombres, mujeres y niños en estaciones, plazas y tabernas”. Él es todo “naturalidad”. Su equipo está anonadado y hasta la oposición hinca la rodilla: “Lo de Pedro fue un desastre”. Lo mejor está por llegar. “Al paseo hasta los jardines donde tiene lugar el mitin solo le falta una alfombra de pétalos” y a ustedes les parece exagerado porque no tienen corazón. La gente (no crean ustedes que son militantes de partido, no, es el pueblo) le grita “¡presidente, presidente!” y con el People have the power de Patti Smith (más roja que la falda roja de Yolanda Díaz) el candidato “moviliza tal volumen de voz en favor de la participación que ningún abstencionista osaría contradecirlo quedándose en casa, a la sombra”. De Caruso a Feijóo pasando por Pavarotti. No puede ni repasar antes del siguiente mitin “pues una vez corre por el vagón la noticia de su presencia las interrupciones serán continuas como las de Sánchez en el debate”. El reportero se pregunta si puede ser “estratégica la humildad” y asegura que “la gente está harta de impostura, de jugadas maestras con olor a humo, de candidatos de laboratorio”. Feijóo no es así, es un “hombre sin aspavientos” y tan austero que “no suele cenar”. Ni un dulce.

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