Los robots no saben debatir
Los debates electorales son un duelo al sol, pero al no haber sangre, los medios siempre pueden salvar al candidato de su cuerda. Hasta que no pueden
Los westerns terminaban muchas veces con un duelo al sol, dos disparos en una calle polvorienta y un muerto, el más lento al desenfundar. Había un derrotado claro. Los debates electorales son un duelo al sol, pero al no haber sangre, los medios siempre pueden salvar al candidato de su cuerda. Hasta que no pueden. Nadie esperaba que en estas páginas Manuel Jabois aplaudiera con las orejas a Feijóo, pero anoche estuvo cerca. No tan cerca como Jorge Bustos en El Mundo, que debe estar todavía a esta hora dando saltos en Génova. Sagrada libertad de prensa y bendita honestidad.
El pesimismo de los columnistas de EL PAÍS lo pueden leer en estas páginas. Manuel Jabois tituló “Noche nefasta de Sánchez” y dio la tónica al periódico. Dijo que Sánchez estuvo lento y torpe, incómodo en general y fiando a su sonrisa muchas de sus respuestas: estrategia sin pies ni cabeza. “Feijóo ganó. Y ganó por varios puntos”, sentenció Jabois.
En El Mundo, Jorge Bustos nos desveló, ya con la bufanda puesta, que Sánchez en realidad no es humano, que es un “prototipo de inteligencia artificial, generado por ordenador conforme a cánones de belleza masculina”. Y eso, ustedes entenderán, hace que no tenga moral “porque la moral es un atributo humano, demasiado humano”. Puestos en esa tesitura, un hombre sin moral debe haber perdido el debate estrepitosamente.
En Abc, Julián Quirós vio “una oportunidad perdida” para Sánchez porque Feijóo mostró “mayor seguridad, sosiego y alcance argumental”, y porque aunque “habrá discrepancias a la hora de graduar el éxito del PP […] quedó claro que el PSOE no consiguió romper la ventaja que los populares llevan en los sondeos”. Una victoria clara para Quirós, pero sin la euforia hooliganera de Emilia Landaluce en El Mundo. Puro pim pam pum. Landaluce contó que Sánchez, “como cualquier guapo de cole, tiene esa seguridad de ligón que se permite llamarte nena”. También vio a un candidato que “se descompuso”. Y mientras Feijóo “se crecía sin resultar agorero”, “Sánchez estaba crispado, pasado de frenada”. Cuando hablaron de los pactos apareció un Sánchez “más metálico, sin empatía, descolocado, con los ojos inyectados en rabia”. Te vas calentando y de milagro no dices “inyectados en sangre” pero algo te frena a tiempo. Eso sí, Sánchez estaba hasta “sucio” y “desfondado frente a un Feijóo tranquilo y sin necesidad alguna de que le soplaran nada por el pinganillo”.
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