Emmanuel Macron pierde las legislativas en Francia
El resultado cierra un ciclo electoral y abre un periodo de altas cotas de incertidumbre en la política francesa
El fracaso del presidente Emmanuel Macron inaugura una configuración muy conflictiva de la próxima Asamblea Nacional francesa. Bajo un alto porcentaje de abstención del 54%, 149 escaños —según las primeras proyecciones de voto— los ocupará NUPES, 21 las izquierdas independientes, 224 toda la coalición Ensemble (Juntos) del presidente Macron; y el partido de Marine Le Pen entra masivamente en la Asamblea con 89 diputados (novedad desde 1986). Es una pequeña revolución que se inscribe directamente en los pasos de las últimas presidenciales. Las tres fuerzas (Macron, NUPES, Reagrupamiento Nacional) dominan el campo electoral francés.
Asistimos al fin del periodo populista para el presidente Macron; no podrá pretender gobernar “al mismo tiempo” en la derecha y en la izquierda; su nueva posición en el tablero político le obligará a entrar en una alianza con Los Republicanos y otros grupos de derecha, después de haber intentado, a veces con éxito, debilitarlos estos últimos cinco años. Por otro lado, con los resultados de la izquierda (NUPES), la vida política francesa retorna a sus parámetros clásicos, es decir, al enfrentamiento izquierda-derecha. Es el principal éxito de Jean Luc Mélenchon (Francia Insumisa): el espacio de izquierda estará ahora sellado para Macron. El ciclo que se abre es también un reto para su exprimer ministro y aliado (coyuntural) en esta elección, Édouard Philippe, que abogaba claramente por una política de derechas. Este giro posibilitará, en el Parlamento, una complicidad activa con el partido conservador Los Republicanos, y contribuirá a contener la influencia de la extrema derecha, cuyos resultados son particularmente notables en estos comicios. La máquina del macronismo “ni de derecha ni de izquierda” se rompió, pues, en mil pedazos.
En el escenario que se configura intervienen también otros factores. El presidente tendrá que afrontar la guerra de sucesión que se vaticina para las próximas presidenciales de 2027. Édouard Philippe está decidido a ocupar el espacio vacío que dejará Macron, reconstruyendo posiblemente un arco de derecha que englobará una parte importante de las fuerzas conservadoras. Cierto es que la extrema derecha trabajará para ampliar su arraigo en el territorio nacional. Está claro que su resultado ha sido incrementado por la aportación de la sensibilidad ultra de Éric Zemmour y, probablemente, por una parte del electorado de la derecha que votaba a Los Republicanos. No hay que descartar la creación de un partido de derecha conservadora radical que refleje esta situación. Será la única posibilidad para Marine Le Pen de alcanzar el poder.
Por lo que respecta al bloque de la izquierda, se aventura una guerrilla parlamentaria permanente frente al presidente; sin embargo, la alianza NUPES no podrá ejercer como una fuerza homogénea porque constituye una coalición frágil, contradictoria y dividida en las cuestiones esenciales (UE, ecología, jubilaciones, etc.). La estrategia de Macron se centrará en incrementar las discrepancias, buscando desagregar el bloque. La ausencia de Mélenchon en la Asamblea Nacional tendrá, en este sentido, consecuencias nefastas para la NUPES, que sufrirá un vacío de liderazgo.
En suma, se ha cerrado el ciclo electoral, y se abre un periodo de altas cotas de incertidumbre. En el contexto de las instituciones presidenciales de la V República, los resultados obtenidos definirán la política de un Gobierno apoyado por una mayoría relativa recia y débil, una coyuntura de una grave amenaza, incluso a medio plazo, de disolución de la Asamblea. Salvo crisis inesperada, Macron postergará probablemente la toma de decisiones en ese plano aprovechando las próximas elecciones europeas en 2024.
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