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EDITORIAL
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

¿Qué es hoy estar del lado de la ganadería?

En el ministro Garzón ha encontrado el PP el argumento para justificar el adelanto electoral en Castilla y León

Macrogranjas
Las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, han puesto el foco en las exportaciones de productos cárnicos.Ana Escobar (EFE)
El País

La preocupación por conseguir sistemas de alimentación sanos para las personas y para el planeta no es nueva. Los expertos saben hace tiempo que más del 50% de los adultos europeos presentan sobrepeso a causa, en buena medida, de un modelo alimentario que a su vez es responsable de un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, según un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. También el Eurobarómetro sobre sistemas alimentarios de 2020 ratifica que el uso de pesticidas o el cambio climático están entre las inquietudes ciudadanas para decidir su dieta. Este asunto ha sido objeto de actuaciones políticas tanto del Gobierno de España como de comunidades autónomas como Aragón, Navarra, Castilla-La Mancha y Cataluña con el fin de conciliar las explotaciones ganaderas con la sostenibilidad y la salud, diferenciando entre tipos de explotaciones y sus características. De hecho, la sostenibilidad del sistema agroalimentario es uno de los ejes planteados por España para recibir financiación de los fondos Next Generation. Tal como ha venido contando EL PAÍS, esta inquietud sobre el modelo ganadero se ha extendido por los países del entorno europeo. Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y, en particular, Holanda han adoptado ya distintas medidas y la estrategia “De la granja a la mesa”, presentada en 2020 por la UE, desarrollaba uno de los pilares del Pacto Verde Europeo en el que se asientan los criterios de los fondos de recuperación, transformación y resiliencia.

También a los ganaderos les preocupan los problemas que las macrogranjas pueden ocasionar tanto al territorio, en forma de contaminación, como al modelo alimentario por sus efectos en la salud y por las implicaciones económicas que tiene para el sector. De hecho, han ido dando pasos significativos en la transformación del sector para acercarlo a los estándares de sostenibilidad y para hacer posible el cambio para todas las personas, no solo para quienes puedan pagar por alimentos de mayor calidad. Es importante que las administraciones públicas acompañen y faciliten el cambio en el sector de acuerdo con agricultores y ganaderos, a la vez que la ciudadanía sigue cuestionándose qué come y de dónde viene lo que come.

El debate de fondo está más maduro de lo que parece pero no ha escapado, desgraciadamente, al bochornoso espectáculo político español del todo vale. Sin las elecciones en Castilla y León, la entrevista en The Guardian del ministro Alberto Garzón hubiera pasado inadvertida. Se puede argumentar la inoportunidad política o la torpeza de algunas expresiones del ministro, pero sobre las macrogranjas no dijo allí nada sustancialmente distinto de lo que han dicho ya tanto él como otros miembros del Gobierno, incluido el presidente. Sus palabras fueron contestadas 10 días después por Anafric (patronal que agrupa a empresas ganaderas y cárnicas de ámbito nacional), y el PP encontró ahí el hilo argumental que le faltaba para explicar el adelanto electoral en Castilla y León. El despropósito continuó con dirigentes del PSOE entrando al trapo y mezclando la polémica política con un asunto que merecía un tratamiento menos oportunista. Apoyar hoy a la ganadería y al mundo rural es ponerse de parte de la transición hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental.

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