Banalizar el dolor
Los lectores opinan sobre la banalización del dolor, la necesidad de luchar contra el cambio climático, el derrumbe de la cubierta del colegio San Vicente Paúl, en Gijón, y sobre las condiciones de trabajo de las empleadas domésticas
Llevamos un tiempo viendo cómo enfermedades que duelen e impiden estar en el mundo como se supone se debería estar, resultan ser un espectáculo que incluso duele más que la propia enfermedad. Ahora cualquiera escribe un libro sobre la depresión, la melancolía, el desaliento o sobre voces que te hablan. Y toda esta exhibición, que pretenden que sea un ejercicio de ayuda, no lo es en absoluto. Todo lo contrario. Pues el verdadero dolor duele de verdad. Hasta el punto de que te empuja hacia precipicios de los que a veces no hay rescate posible. De ahí la queja ante esta banalización. De ahí el insulto que representan ciertos platós de televisiones, ciertas radios y ciertos periódicos. Y tantas y tantas páginas de tantos y tantos libros que nada aportan, excepto dinero interesado.
Escribe esto alguien a quien le duele toda esta simplicidad de no saber a qué agarrarse. Escribe esto alguien a quien el pudor del dolor fuerza a relatar esta misiva.
Manuel I. Nanín. O Carballiño (Ourense)
Compromiso medioambiental
Somos la última generación que puede salvar el planeta y hay que tener en cuenta que o cambiamos urgente y sistemáticamente o desaparecemos. Priorizar la lucha contra el cambio climático debería ser una obligación. Algunas personas no quieren asumir sus obligaciones ambientales, pero sí quieren ir de vacaciones donde abunda la naturaleza. Si la humanidad, en tan solo cuatro años, pudo crear la bomba nuclear, un arma capaz de destruir el planeta, ¿cómo no vamos a ser capaces de salvarlo de la crisis climática de aquí a 2030? Todo depende de nosotros, trabajemos juntos para que este 2022 construyamos una sociedad consciente y exijamos gobiernos comprometidos con el medioambiente.
Paula Jiménez Pernía. Alcorcón (Madrid)
Clasismo
Deseo que el alumnado del colegio público concertado San Vicente de Paúl, que se ha quedado temporalmente sin clases en Gijón por el trágico derrumbe de su techo, tenga suerte y sea bien recibido en cualquier institución educativa pública, y no tenga que sufrir el rechazo de una comunidad clasista como la que recibió a regañadientes a unos alumnos provenientes de un colegio público en Arganda del Rey (Madrid) hace unos años en circunstancias similares. Recordemos que un colegio concertado está pagado íntegramente con fondos públicos, aunque muchos de sus usuarios actúen con patente de segregacionismo.
Joaquín Martínez Romero. Arganda del Rey (Madrid)
Servicio doméstico
El 14,4% de los hogares españoles tiene algún tipo de servicio doméstico, bien sea para el mantenimiento de la casa o para el cuidado de personas mayores y de niños, prestado de forma regular por empleadas del hogar y por horas. Se calcula que más del 30% de ellas no están contratadas de forma legal. Ha sido común su economía sumergida: trabajando sin contrato, sin nómina y sin cotizar a la Seguridad Social. Dicho colectivo (380.032 afiliadas) considera que se les trata como trabajadoras de segunda por sus bajos salarios, las precarias condiciones de seguridad y salud en el trabajo y por una total ausencia de protección social.
Fernando Serrano Echeverria. Eibar (Gipuzkoa)
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