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Columna
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Democratizar la Justicia por abajo

Resulta preocupante que la principal manera de corregir los sesgos ideológicos del Poder Judicial sea interviniendo los órganos judiciales

Clara Serra
El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes durante la celebración este lunes del acto de apertura del Año Judicial en el Tribunal Supremo en Madrid.
El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes durante la celebración este lunes del acto de apertura del Año Judicial en el Tribunal Supremo en Madrid.Emilio Naranjo (EFE)
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En el debate actual sobre el Poder Judicial y la renovación del CGPJ hay, como sabemos, varios debates mezclados. Por una parte está la cuestión del cumplimiento de la legalidad vigente; el Partido Popular está bloqueando la posibilidad de llevar a término un procedimiento de renovación del CGPJ que ya está en marcha y cuya resolución requiere que los partidos hagan su parte. Por otra parte, está la pregunta acerca de si el actual sistema de elección del órgano de gobierno de los jueces es el mejor posible o si deberíamos cambiarlo. Luego está el debate sobre si va antes el huevo o la gallina. Y, sin duda, es un síntoma muy inquietante ver a los constitucionalistas del PP defender sin despeinarse que solo si se cambia la ley están dispuestos a cumplirla. Nuestro principal partido de la oposición parece decidido a jugárselo todo por poder contar el día de mañana con jueces afines. Pero más allá de lo instrumental que es plantear eso aquí y ahora, el caso es que el debate sobre el sistema judicial se ha abierto por el camino y puede que eso sea lo mejor de todo esto.

Es indudable que en este país la Justicia es un estamento eminentemente conservador. Pero resulta preocupante que la principal manera de corregir los sesgos ideológicos del Poder Judicial que imaginen los partidos de izquierda sea interviniendo desde arriba los órganos judiciales. Tenemos dos objetivos: garantizar la independencia del Poder Judicial y asegurar, a la vez, la pluralidad interna —ideológica, política y social— de quienes integran las instituciones de justicia. Es evidente que de cara al primero de los objetivos es importante que los jueces tengan un importante papel en la elección de sus propios órganos de gobierno. Y es equivocado pensar que, para conseguir el segundo, la principal vía sea la intervención de los otros poderes del Estado. Resulta preocupante que en medio de este debate esté tan tímidamente presente la pregunta acerca de cuáles son las condiciones que tenemos que asegurar para que quienes integran el cuerpo de justicia en todos sus niveles —no solo en los de más arriba— se parezcan a su país. ¿Quién puede llegar a ser juez o fiscal? ¿Qué discriminaciones de clase sesgan ese acceso a una parte de la sociedad? ¿Cuáles son las medidas que un Gobierno progresista debería poner en marcha para remover los obstáculos en el acceso a la carrera judicial? No solo se democratiza el Poder Judicial por arriba, se democratiza, fundamentalmente, por abajo. @Clara_Serra_

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