_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ni idea

Adoro escribir más que nada en el mundo, pero retraso el momento de ponerme a ello por el pánico de no estar a la altura

Juan José Millás
Metafora gin tonic computadores cuanticos
A mi boca le gusta celebrar la caída de la tarde con un 'gin-tonic' que provoca ardores a mi estómago.

Hay alimentos que gustan a la boca, pero que disgustan al estómago. La boca y el estómago, dado que pertenecen al mismo sistema, deberían estar de acuerdo. Pero no es así. Mi boca prefiere la cocina especiada, muy picante, a la que mi estómago se opone porque le hace mal. A mi boca le gusta celebrar la caída de la tarde con un gin-tonic que provoca ardores a mi estómago. Son solo unas muestras entre las muchas que podría citar. Y ahí estoy yo, en medio de los dos, de mi boca y de mi estómago, como un juez, tratando de decidir a quién doy la razón. ¿Soy un juez imparcial? Pues sí, ya que tanto mi boca como mi estómago me pertenecen (o yo pertenezco a ellos, no lo sé), de modo que procuro que alcancen convenios útiles para ambos. En tiempos fui enlace sindical y me tocó negociar convenios con la empresa en la que trabajaba. Ninguna de aquellas negociaciones fue tan dura como a las que asisto ahora, en calidad de árbitro, entre mi boca y mi estómago.

Estoy dividido también desde el punto de vista del pensamiento. Así, me engolfo en libros que debería rechazar y pospongo con frecuencia la lectura de aquellos de los que recibiría innumerables beneficios intelectuales. Cultivo más las amistades ingratas que las cómodas, lo que me trae a la memoria aquel verso de Vicente Aleixandre: “Amé a quienes no quise y desamé a quien tuve”. ¿O era al revés?: “Amé a quienes no tuve y desamé a quien quise”. Lo cierto es que la incompatibilidad ya descrita entre mi boca y mi estómago parece una metáfora de los desacuerdos que me constituyen. Adoro, por ejemplo, escribir más que nada en el mundo, pero retraso el momento de ponerme a ello por el pánico de no estar a la altura. ¿A la altura de mi estómago o a la de mi boca? Lo ignoro.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_