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Columna
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Pintura negra

El mejor lector de nuestro mejor escritor realista fue nuestro surrealista más importante: eso dice algo sobre el realismo y el surrealismo, pero puede que también diga algo sobre España

Daniel Gascón
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, en Pamplona, Navarra (España), el pasado 13 de noviembre.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, en Pamplona, Navarra (España), el pasado 13 de noviembre.Eduardo Sanz (Europa Press)

El mejor lector de nuestro mejor escritor realista fue nuestro surrealista más importante: eso dice algo sobre el realismo y el surrealismo, pero puede que también diga algo sobre España. El Gobierno ha dicho que seguía las recomendaciones de la “ciencia” para justificar sus decisiones. La revista Frontiers in Public Health pidió en mayo y junio a 25.000 científicos que evaluaran cómo habían ajustado los Gobiernos sus medidas a criterios científicos. España aparecía en la parte baja: solo salían peor parados Rusia, el Reino Unido, Brasil y Estados Unidos. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias tuvo que pedir disculpas por un chiste rancio; el PP lo denunció ante el Instituto de la Mujer. La ministra de Igualdad defendía echar a una mujer durante su permiso de maternidad. La política no para, explicó: el respeto por la igualdad y los derechos es para los demás, ella no puede detenerse en esas menudencias.

Unos días después de publicar una controvertida orden para luchar contra la desinformación, el Gobierno justificó en una normativa europea que el IVA de las mascarillas estuviera en un 21%. Era falso: cualquiera podría haber pensado que era un bulo anti-Bruselas. El vicepresidente Iglesias desairó al Rey en un viaje por América Latina y firmó una declaración alertando contra el golpismo de ultraderecha. No es una sorpresa que no mencionara regímenes autoritarios de izquierda, como los que hay en Venezuela y Nicaragua: su problema es con la derecha, no con las dictaduras.

Leímos que aunque viajaba como vicepresidente no firmaba como vicepresidente. La explicación metafísica es jugosa, pero resulta más evidente el esfuerzo continuado por deteriorar las instituciones. También se detecta en la defensa de un proyecto excluyente y agonista: presumir de humillaciones a otros partidos, alardear de pactos con Bildu. Hay práctica y poética: UP necesita que la brecha entre izquierda y derecha sea infranqueable, y está más cómodo con quienes homenajean a asesinos que con algunos demócratas. Lo que desconcierta es que el PSOE acepte la estrategia. Un parlamentario de Bildu dice que vienen a Madrid a tumbar el régimen y el ministro de Fomento defiende la alianza apelando al espíritu de la Transición, como si no supiera que Bildu representa y aplaude a quienes rechazaron ese acuerdo democrático y además mutilaron, secuestraron y mataron para destruirlo. @gascondaniel

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Sobre la firma

Daniel Gascón
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) estudió Filología Inglesa y Filología Hispánica. Es editor responsable de Letras Libres España. Ha publicado el ensayo 'El golpe posmoderno' (Debate) y las novelas 'Un hipster en la España vacía' y 'La muerte del hipster' (Literatura Random House).

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