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Narcotráfico
Columna
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El trampolín y la alberca

Llevamos décadas con la misma discusión entre México y Estados Unidos por el narcotráfico, pero ha aumentado el número de gente que muere y el de quien está dispuesto a matar

guardia nacional en la frontera
Un miembro de la Guardia Nacional patrulla el muro fronterizo entre México y Estados Unidos, el 6 de febrero.Jose Luis Gonzalez (REUTERS)

Dicen que fue Díaz Ordaz (algunos refieren que López Mateos, quizá porque siempre da un poco de repelús citar al responsable de la masacre de Tlatelolco) quien ante un embate declarativo del Gobierno estadounidense que se quejaba (allá en los 60´s) de que México era un trampolín para que las drogas llegaran a su país, fue claro al subrayar que si había un trampolín era porque existía una alberca, que era Estados Unidos.

Como se ve, con el tema llevamos décadas y la retórica es básicamente la misma, pero ciertas reglas cambiaron y lo que ha aumentado no solamente es el número de gente en la alberca ―que se muere― y el número de gente en el trampolín ―que está dispuesta a matar―.

Así hemos estado en declaraciones: narcotraficantes vs. mariguanos, en una criminales contra drogadictos, y la versión 202 de esta disputa ha corrido a cargo de Claudia Sheinbaum y a Donald Trump. Gobierno de narcos, dice uno; sociedad depravada, dice la otra. Eso parece ser el pleito de nunca acabar. Mientras los consumidores se multipliquen tal y como sucede, los negocios ilícitos de este lado no van a parar. Para entenderse se requiere sentarse y dimensionar ese y otros problemas que están en el paquete de la relación bilateral. Sheinbaum y Trump lo han hecho y la primer ganancia ha sido un respiro para todos.

Es innegable el logro de la presidenta mexicana. Sin embargo, también es urgente lo que debe de hacer y aprovechar para atender los verdaderos problemas que enfrenta su gobierno en casa. No son cualquier cosa. Si bien es cierto que fue a todas luces un exceso y una abierta mentira calificar al gobierno federal mexicano de cómplice con los carteles de la droga, no lo es el decir que varios gobiernos estatales y municipales mantienen connivencia con el crimen. Basta consumir las noticias en los medios mexicanos para darse cuenta del nivel: funcionarios asesinados por las bandas delincuenciales, decapitados, torturados. Operativos de la autoridad para aprehender a grupos de funcionarios municipales lo mismo en el norte que en Tabasco o el caso – ese sí insólito- del gobernador de Sinaloa que es la expresión más acabada que hay de un gobernante metido en situaciones escandalosas como el asesinato de su adversario político y la investigación que resultó un burdo montaje, además de mencionarse su nombre en el secuestro de un narcotraficante. Un gobernador al que los habitantes exigen que salga ya del gobierno. Algo tendrá que hacer con todo eso la presidenta y no todos los problemas se arreglan en un mes. Será cuesta arriba caminar con Rocha seis meses más.

Una negociación no hace verano. A la presidenta no se le enfría para atender los asuntos de casa que son un desgarriate. Mientras el Gobierno estadounidense anunciaba sus amenazas arancelarias, aquí el oficialismo sacaba unas tómbolas para determinar a quienes participarían próximamente como jueces y magistrados en su Poder Judicial. Un espectáculo lamentable y decadente que nos ubica más como un socio de Ecuador que de Norteamérica. La presidenta debería poner orden entre sus huestes. La casa tranquila siempre ayuda en las negociaciones y basta echar una ojeada para darse cuenta de que hay mucho qué hacer.

El trampolín seguirá ahí, la alberca también. La cosa es reducir las filas en uno y limpiar en lo posible la otra. Cada uno su tarea.

@juanizavala

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