Ley de grasas trans 2023: qué alimentos y bebidas quedarán prohibidos en México
A partir de este miércoles 20 septiembre entró en vigor el decreto por el que los aceites y grasas comestibles, así como los alimentos y bebidas, no podrán contener grasas trans añadidas
El decreto que prohibe las grasas trans en México entró en vigor a partir de este miércoles 20 de septiembre. Sin embargo, aún falta que el Ejecutivo publique el reglamento donde se establecerán los ejecutores y sus responsabilidades. Este tiene dos objetivos: que ya no se le añadan grasas trans a los productos y que no se distribuyan productos que tengan más del 2% de ácidos grasos trans del total de estos.
“Tras la entrada en vigor, se necesita conocer a las unidades ejecutoras —que se detallarán en el reglamento—. En este caso podrían pertenecer a la Secretaría de Salud o Profeco”, explica Francisco Acosta Santiago, consultor de asuntos públicos. “En el reglamento se establecen las reglas de cómo se llevarán a cabo los procesos. Este decreto contiene qué se realizará y el reglamento explica cómo hacerlo. Sin embargo, en muchas ocasiones, tardan mucho tiempo en darse a conocer los reglamentos en México”.
Esta ley prohibe que los alimentos, bebidas, aceites y grasas comestibles tengan grasas trans. El decreto, aprobado a inicios de año, será permanente y afectará la línea de producción de múltiples empresas en el país. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, este tipo de grasas empeora la salud de las personas y mata a más de 13.000 mexicanos al año y cerca de 500.000 personas en todo el mundo.
El 9 de febrero de este año, la Cámara de Diputados aprobó (con 472 votos a favor, 0 en contra y 0 abstenciones) el artículo 216 bis de la Ley General de Salud en materia de regulación de ácidos grasos trans o grasas trans. A partir de este miércoles, esta acción legal prohibirá los ácidos y grasas trans añadidos en productos comestibles. Además, estos no deberán contar con más del 2% de su contenido total de ácidos grasos.
¿Qué son las grasas trans?
Las grasas trans son un tipo de grasa que tiene “ciertas propiedades químicas y que, por lo general, se encuentra en alimentos procesados como los productos cocinados al horno, las meriendas, los alimentos fritos, la grasa para freír, la margarina y ciertos aceites vegetales”, señala el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NCI, por sus siglas en inglés).
Al consumir alimentos y bebidas que tengan este tipo de grasas se pueden aumentar las concentraciones de colesterol en la sangre y el riesgo de padecer una cardiopatía, ya que este tipo de grasa está producida a partir de aceites líquidos.
Hay dos tipos de grasas trans en los alimentos, las naturales y las artificiales. Las primeras se producen en el intestino de algunos animales y, los alimentos que se crean a partir de estos como carne o lácteos, pueden contar con una porción de estas. Las segundas son creadas industrialmente durante un proceso en el que se agrega hidrógeno a los aceites vegetales líquidos para que se solidifiquen y, por lo tanto, duren por mucho más tiempo, expone la Asociación Americana del Corazón.
Este tipo de grasas, además de ser más económicas y tener un mayor plazo de vida, se pueden ocupar para freír alimentos en más de una ocasión. Por este motivo parte de la industria alimentaria y muchos restaurantes las llegan a usar una y otra vez durante sus procesos.
¿Qué alimentos y bebidas serán prohibidos?
“Los aceites y grasas comestibles, así como los alimentos y bebidas no alcohólicas, no podrán contener en su presentación para venta al público aceites parcialmente hidrogenados, conocidos como grasas trans, que hayan sido añadidos durante su proceso de elaboración industrial”, de acuerdo con el Diario Oficial de la Federación (DOF).
Por lo tanto, los alimentos enlistados que serán prohibidos serán las papas procesadas, así como galletas, pasteles, helados, donas, pollo frito, pizzas congeladas, palomitas para microondas, botanas saladas, salsas y manteca vegetal.
En el caso de las bebidas, serán prohibidos los refrescos con estos añadidos, el café y té con crema, jugos artificiales, cócteles con crema sin alcohol, leches con alto contenido en grasas, bebidas hechas a partir de helado y las que tengan aceite de coco, así como aguas de sabores endulzadas con azúcar.
Asimismo, el DOF detalla que los alimentos, bebidas no alcohólicas, aceites y grasas “no podrán exceder dos partes de ácidos grasos trans de producción industrial por cada cien partes del total de ácidos grasos”. Hasta el momento, la Secretaría de Salud será quien establezca las bases para regular los ácidos grasos de producción industrial bajo este precepto.
Para Acosta Santiago, la dieta del mexicano se basa en comidas con alto contenido calórico de carne, cereales y grasas, por lo que no solo se deberían regular los alimentos ultraprocesados, sino todos en general y abogar por políticas educativas públicas de alimentación.
“Esta reforma se debe a las recomendaciones de la OMS, pues este tipo de grasas causan cardiopatías, problemas en el corazón. Sin embargo, la dieta nacional no se basa solo en ultraprocesados, sino en otras comidas del diario porque son más baratas, pues no se puede acceder a otros alimentos o no se tiene el tiempo para cocinar”, explica el consultor.
Esta política es parte de otras dos acciones del gobierno enfocadas a la reducción y combate al sobrepeso y publicidad de estos productos: una es el etiquetado, que señala los altos niveles de azúcares, calorías y sodio de los productos, y otra es la prohibición de cierta publicidad, como los personajes asociados a ciertos cereales y papas procesadas.
El experto en la materia considera que este movimiento no atiende a una causa determinante del problema. “Lo clave tendría que ser el ejercicio, la dieta saludable, la educación alimentaria, los programas sociales para educar sobre esto y brindar alternativas sanas”, explica. “La realidad es que estas políticas no son amplias para enfrentar esta problemática. Al ser de fácil implementación y bajo costo para el gobierno, este sector deja una importante responsabilidad a los privados en vez de realizar campañas educativas”.
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