Doblaje en México: la vida detrás de algunas de las voces de tus personajes favoritos
Actores como Mario Castañeda, Pepe Toño Macías, Jéssica Ortiz y Emilio Treviño hablan sobre el trabajo que realizan en este campo de especialidad
Cada quien, al crecer, tiene un recuerdo acompañado de personajes entrañables de las películas o caricaturas en la televisión. Detrás de cada risa y cada aventura hay un actor o actriz profesional del doblaje. Sin la voz de referentes como Jorge Arvizu, Bugs Bunny jamás habría preguntado “¿Qué hay de nuevo, viejo?”, con ese tono socarrón característico, o no habríamos conocido el tono distintivo en español de Pedro Picapiedra o el Super Agente 86. O, sin el doblaje de Humberto Vélez o de Luis Alfonso Mendoza, las versiones de Homero Simpson o del Conde Pátula, respectivamente, no permanecerían hasta ahora en la memoria colectiva. Gracias a las voces y a la magia de estos y otros actores de doblaje, decenas de personajes tuvieron otra vida y una dimensión distinta. En el día internacional del doblaje, 12 de junio, EL PAÍS conversó con distintas generaciones de profesionales para conocer sobre el trabajo que realizan en este campo de especialidad.
Mario Castañeda, con especialidad en arte dramático, trabaja como actor de doblaje desde hace más de 40 años. Todo niño en Latinoamérica que alguna vez evocó el grito de un Kame Hame Ha, la técnica de combate ficticia creada en Dragon Ball, y lo hizo imaginándose que es Goku, tiene el sello vocal del profesional oriundo de Guanajuato. Su voz ha estado vinculada a la del guerrero más famoso de la raza sayayin por 25 años, trabajo que lo ha llevado de convención en convención por toda el continente americano.
“No soy solo yo, está René García, Gerardo Reyero, somos parte de Dragon Ball y tratamos de tener los pies sobre la tierra, de ser muy conscientes de lo afortunados que somos por la oportunidad de hacer siempre nuestro mejor trabajo. Es un privilegio. Es una caricia al alma. Los actores de doblaje antes no disfrutábamos de esto. Había un anonimato. La gente no nos conocía ni de nombre”, afirma a EL PAÍS el actor, que también le pone voz en español a Jim Carrey o más recientemente a Bruce Banner, Hulk, en el universo cinematográfico de Marvel.
La industria del doblaje en Latinoamérica se remonta al año 1937, cuando Disney, en su ánimo expansivista, realizó en Argentina el primer proceso de grabar y sustituir voces con la película animada Dumbo. En 1938 la siguiente cinta fue Blancanieves y los siete enanos. Debido a los diferentes acentos de las distintas regiones de América Latina y España, y a que el trabajo de actor de doblaje no existía, la producción tuvo una aceptación mixta en la época, según recaban distintos documentos históricos. Empresas como Metro Goldwyn Mayer, 20th Century Fox y la propia Disney, decidieron llevar durante la década de los cuarenta el trabajo de traducción sonora a México, lo que consolidó al país como el mayor proveedor de esta labor debido a dos factores. El primero, la búsqueda de un acento “más neutro” con el cual todos los países hispanohablantes puedan verse representados y, el segundo, aprovechar la infraestructura heredada de la Era de Oro del cine mexicano.
Castañeda recuerda que no hubo cambios sustanciales hasta la década de los ochentas. Es a partir de ese momento que el doblaje va evolucionando en la tecnología y plataformas de trabajo, que va desde grabar en material fílmico, video, computadora hasta que se digitalizó todo. “Las mejoras en micrófonos, en interfaces, en material acústico para las cabinas, en audífonos, todo eso ha llevado al doblaje a un nivel de calidad y de perfeccionamiento técnico muy elevado. Eso también representa cambios en la actuación, de sonar de una forma que no invade, de una proyección de la voz muy natural, orgánica. Todo eso es un cambio constante en el doblaje y como actor tienes que estar al día”, agrega Castañeda.
Jéssica Ortiz, locutora y actriz de doblaje desde los 9 años, recuerda todavía que creciendo le tocó grabar con carrete y ver cómo pegaban las cintas poco a poco, además de compartir espacios con colegas en las salas de grabación o con el director a cargo del doblaje al lado de ella. Tiene en su ADN el gusto por la locución, por lo que, según admite, no era una niña convencional. Prefería quedarse al lado del radio escuchando a su padre, un periodista deportivo, transmitir el Giro de Italia o el Tour de Francia; o escuchar a su madre en una estación en inglés, antes que salir a jugar con otras pequeñas de su edad.
A sus 14 años ya trabajaba para Televisa poniendo su voz para distintos productos. Con el paso de los años comenzó a estudiar actuación y a especializarse en el doblaje. Recuerda que la primera vez que vio el reconocimiento a su trabajo fue cuando el VHS de la película de Disney Titan AE salió a la venta. “Con la voz de Kuno Becker y Jéssica Ortiz’, decía. Hice el doblaje de Drew Barrymore. Fue histórico, nunca pasaba. Tuve muchísima suerte. Todavía me cuesta trabajo hacerme la idea de que pueda ser reconocida, porque mi trabajo siempre ha sido tras bambalinas”, afirma. Desde entonces ha prestado su voz también a la Mujer Maravilla, interpretada por Gal Gadot, o la guerrera de los Na’vi Neytiri, en las dos partes de Avatar -de James Cameron-, un trabajo que, admite, le dio mucha satisfacción, pero que también fue un reto cuando se estrenó la primera parte.
“Terminé y me puse a llorar. Era un personaje [Neytiri] tan emocional que me cansó demasiado, por eso le tengo mucho cariño. Cambió muchísimo. Antes era una chica salvaje y ahora, 12 años después, es una madre protectora. Entonces los tonos han cambiado. Nuestro trabajo tiene que ser bueno para que la gente se olvide que está doblado, para transmitir emociones con la voz y eso lo agarras viendo la escena, entendiendo el personaje, cómo se siente y cómo puedo yo transmitir esa emoción para que la gente así lo perciba”, precisa Ortiz.
Sin duda todos coinciden en que es un trabajo gratificante, que conlleva mucha responsabilidad, pero que también puede mejorar en muchos aspectos, como cualquier profesión. Desde el tiempo de pago, que se puede extender entre dos a ocho semanas. La fluctuación de los mismos debido al cambio de la cotización del dólar, el reconocimiento a su profesionalización o que hayan mejoras respecto a la situación de las regalías respecto al uso de sus voces, por mencionar algunas.
José Antonio Macías, o Pepe Toño -como prefiere que lo llamen-, es otro referente de la industria mexicana. Es conocido por ser la voz en español de actores como Leonardo DiCaprio o Ryan Reynolds, así como James del equipo Rocket en la franquicia de Pokemon, o el elfo Legolas en El señor de los anillos, entre otros. Salió profesional en Derecho, sin embargo se especializó en actuación y locución. Comenzó hace 50 años poniéndole voz a personajes de niños en las radionovelas que grababa su padre en un estudio en el centro de Ciudad de México. Ve como desafío para el trabajo de doblaje la profesionalización. Esto debido a que, según explica, hay mucha gente que piensa que por “hacer vocecitas” ya están dentro.
“Lo primero que hay que ser es actor. Yo creo que eso es lo básico y eso implica estudio. Además que hay que hacer las cosas de corazón, porque muchos piensan que esta profesión es nada más para sacar dinero, sin embargo no saben que muchas veces hemos dejado esa parte de lado”, agrega Macías.
Explica que a veces puede ser un trabajo efímero, sin muchas explicaciones o tiempo de preparar un personaje. Es el desafío al que tienen que enfrentarse los actores de doblaje, ya que la mayoría de las veces no tienen acceso a las películas completas por un tema de protección del material original por parte de los estudios. Cuenta que solo el director de doblaje puede acceder al metraje completo para orientar y guiar a los actores y actrices que pondrán sus voces. “Cuando nos toca participar como actores y es un proyecto muy importante hay tiempo de que me expliquen, más o menos, en cinco a lo mucho diez minutos, de qué va el personaje, pero nunca tenemos como una mesa para tratarlo”, afirma el también locutor.
Lo que Macías busca con su voz para un actor o personaje en español es como “una especie de homenaje”. “Me apoyo muchísimo en lo que hace el personaje principal. Hay un actor que siguió los puntos del director. Lo menos que puedo hacer es tratar de respetar los tonos, la proyección, pero siempre me fijo en lo que está haciendo. Es como una especie de respeto al actor que estoy doblando y siempre hacerlo con el corazón”, añade.
Recientemente el rubro del doblaje pasó por un episodio polémico debido a la inclusión de youtubers, tiktokers e influencers para llevar al español la película animada Spider-Man: A través del Spiderverso. La molestia entre algunos miembros de la audiencia y profesionales del área surgió debido a la estrategia de marketing y difusión que se le dio a estas personalidades en detrimento de los actores y actrices, que no siempre reciben el mismo reconocimiento o difusión por su trabajo. Emilio Treviño, de 24 años, repite la voz en español del protagonista Miles Morales en esta secuela de la cinta ganadora del Oscar. Espera que estas dinámicas puedan generar un cambio en la industria que también de reconocimiento y ponga rostros a los actores, algo que ha cambiado desde el surgimiento de las redes sociales.
“Si eres Omar Chaparro, Adal Ramones o si eres Gael García Bernal, son actores que están haciendo un trabajo más. La pelea no es con los youtubers o influencers. Entiendo su parte, que ellos llevan años también tratando de conseguir este tipo de oportunidades. Su trabajo también tiene una importancia y una dificultad. Ahora que los de doblaje estén teniendo este reconocimiento obliga de cierta manera al gremio a cambiar y a darles ese foco e importancia”, afirma Treviño, quien también hace la voz en español de Robin en LEGO Batman y de Denji en Chainsaw Man.
Treviño, que trabaja como actor de doblaje desde hace 14 años -Macías lo introdujo a la profesión- y que recientemente también debutó como intérprete de cine y televisión, considera que algo que no se debe perder de foco respecto al trabajo que realizan es el respeto y que las condiciones mejoren acorde a los tiempos y necesidades de la industria. “El trabajo está creciendo y las jornadas de trabajo ahora son más pesadas. Todo urge y todo es para ayer. Creo que como gremio tenemos que pelear porque los tiempos se respeten para el actor, que sean sanos, que no se pierda la parte creativa, de tener el tiempo para poder grabar la película bien, crear un personaje y que los presupuestos suban, porque el gremio de doblaje merece mucho más reconocimiento monetario por el trabajo realizado”, finaliza.
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