Rafael Bisquerra, psicólogo: “Cada vez hay más familias sobreprotectoras porque huyen del autoritarismo que vivieron en su infancia”
El profesor trabaja para integrar la formación en educación emocional del profesorado con el fin de lograr objetivos como mejorar la convivencia, el bienestar y el rendimiento escolar


El mundo puede ser más empático y menos violento con personas que sean inteligentes emocionalmente. Uno de los cimientos fundamentales para lograrlo es formar al profesorado en esta área para que lo enseñen en los colegios. Con esta asignatura pendiente implementada en los centros escolares, se crearía una red expansiva que tendría su semilla en los niños e influiría en las familias y el resto de personas.
“Hace 30 años nadie hablaba de educación emocional. Estamos empezando, pero los cambios son muy lentos”, afirma Rafael Bisquerra, (Artà, Mallorca, 76 años), psicólogo, pedagogo, doctor en Ciencias de la Educación y catedrático en la Universidad de Barcelona, donde dirige el curso de posgrado en Educación Emocional, además de presidente de la Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar (RIEEB). “La educación emocional tiene como objetivo contribuir a disminuir los elevados índices de ansiedad, estrés, depresión, violencia o suicidios, además de mejorar la convivencia y el rendimiento escolar”, agrega el experto, también autor de los libros Neurociencia afectiva (Síntesis, 2025) y Explorar el interior (Sentir, 2025), entre otros.
Pregunta. El ejemplo es la base de la educación, por lo tanto, con respecto a la inteligencia emocional, ¿qué actitud pueden mostrar los padres en el día a día con sus hijos para enseñarles en esta área?
Respuesta. La actitud debería ser siempre positiva, con respeto, empatía y amor. Lo cual debe estar presente en el momento de poner límites, que son inevitables. En este sentido, hay que armonizar la firmeza con respeto y paciencia. Siempre que sea posible, conviene dar opciones de elección. Por ejemplo, decir: ¿quieres ordenar la habitación tú solo o prefieres que te ayude? El niño puede elegir si prefiere hacerlo solo o acompañado, lo que no puede elegir es no hacerlo.
P. ¿Qué sería lo contrario a la inteligencia emocional?
R. La impulsividad. El comportamiento impulsivo es lo contrario de la regulación emocional. Se caracteriza por un descontrol, que puede incluir gritos, insultos e incluso agresión.

P. ¿Qué ventajas puede aportar a una familia el hecho de que tengan una buena gestión de sus emociones?
R. Las ventajas son múltiples, entre ellas, crear vínculos emocionales satisfactorios, como el apego seguro, la empatía, el respeto, el bienestar compartido conscientemente, las expresiones de afecto, el desarrollo del vocabulario emocional, la ausencia de violencia, la prevención del consumo de sustancias adictivas o la mejora del rendimiento académico. Además, se fomenta la buena convivencia y se reduce el riesgo de tener baja autoestima, ansiedad o estrés.
P. ¿Cómo ha cambiado el nivel de competencias emocionales de los niños hoy en día con respecto a sus padres?
R. En estilos parentales anteriores, y todavía en la actualidad, ha habido un predominio del autoritarismo. También se ha dado una implicación superior de la madre respecto al padre. Se va avanzando hacia un estilo de autoridad más democrática y emocional. Pero con el riesgo de ser excesivamente permisivo o sobreprotector. Muchas personas confunden educación emocional con permisividad. Por otra parte, cada vez hay más familias sobreprotectoras. No porque quieran serlo, sino porque huyen del autoritarismo que vivieron en su infancia y de repetir patrones antiguos. En cierta forma, es la ley del péndulo. Pasamos de un extremo al otro. Ejercer una autoridad familiar (maternal y paternal) equilibrada, con autoridad, no autoritarismo, respeto, no permisividad, supervisión, no autoprotección, no es fácil. Requiere formación, entrenamiento y capacidad para autoevaluarse para mejorar continuamente.
P. ¿En qué punto nos encontramos con respecto a la educación emocional en los centros escolares a nivel mundial?
R. Estamos empezando. Los cambios educativos son muy lentos. Hace 30 años, nadie hablaba de educación emocional. La UNESCO acaba de publicar un documento titulado Mainstreaming Social and Emotional Learning. Political Guide, que es una llamada a todos los países para que se impliquen en la educación emocional, ya que hay evidencias de que funciona. Ya se ha aprobado una ley de educación socioemocional para toda Colombia y en otros países, como México o Argentina, también se hace referencia al tema en sus legislaciones.
P. ¿Qué objetivos tendría la educación emocional en los colegios?
R. Conviene tener claro que la educación emocional tiene como objetivo contribuir a disminuir los elevados índices de ansiedad, estrés, depresión, burnout, suicidios, acoso escolar, violencia de todo tipo o consumo de drogas. También se podría mejorar la convivencia, el rendimiento académico y el bienestar. Para lograrlo se propone el desarrollo de competencias emocionales, entre las que están la consciencia, regulación y autonomía emocional, que incluye la autoestima, la resiliencia o la toma de decisiones responsables. En cuanto a las habilidades sociales, se desarrollarían capacidades como la asertividad, la gestión de conflictos o el liderazgo emocional, además de ayudar al desarrollo de la tolerancia o el control de la frustración y la impulsividad.

P. ¿Por qué el desarrollo de la inteligencia emocional de los niños puede mejorar su rendimiento académico?
R. Hay evidencias de que la educación emocional de calidad puede mejorar el rendimiento académico en un 11%. Cada vez que se presentan los resultados de las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) es un drama nacional. Si en España mejorásemos un 11%, nos pondríamos en la punta de lanza de los mejores países del mundo. Con esto quiero decir que las competencias emocionales no son un tema al margen del aprendizaje académico, sino que son un requisito para lograr un buen rendimiento escolar.
P. ¿Cree que los padres son conscientes de la importancia de que sus hijos reciban formación emocional en el colegio?
R. Algunos sí y otros no. En general, la mayoría de familias no saben lo que es la educación emocional. De las que lo saben, en general, diría que hay una buena predisposición. Pero falta mucho para que haya una sensibilización general de su importancia y necesidad.
P. ¿Qué recomendaciones les daría a los padres para ayudar a sus hijos a saber gestionar las emociones en su día a día?
R. Crear vínculos afectivos fuertes caracterizados por la confianza y el respeto. También se puede ayudar a identificar y ser conscientes de las emociones hablando sobre ellas. Mostrar comprensión, pero poniendo límites, porque ninguna emoción justifica la violencia. Además, conviene tener paciencia frente a las rabietas o las críticas y compartir momentos de bienestar consciente, como divertirse juntos, jugar, cantar, tocar algún instrumento, hacer deporte, ir de excursión o caminar. Es decir, compartir experiencias que permitan ser conscientes del bienestar.
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