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Luis Castellanos, filósofo: “El gran reto de la humanidad es criar a nuestros hijos en la bondad”

‘Inteligencia bondadosa. Cómo educar a tus hijos para que sean personas buenas y felices’ es el nuevo libro del escritor, una vuelta de tuerca en el uso del lenguaje positivo con el que quiere apoyar e inspirar a los padres en la crianza

Luis Castellanos, filósofo
Para el filósofo y escritor Luis Castellanos el culmen de la inteligencia es la bondad.

El filósofo y escritor Luis Castellanos (Madrid, 69 años) es autor de La ciencia del lenguaje positivo, El lenguaje de la felicidad y Educar en lenguaje positivo y lleva una década ofreciendo conferencias sobre la importancia del lenguaje positivo en la crianza de los hijos y la búsqueda de la felicidad. Con su último libro, Inteligencia bondadosa. Cómo educar a tus hijos para que sean personas buenas y felices (Paidós, 2024), da una vuelta de tuerca al lenguaje positivo, creando el concepto de la inteligencia bondadosa, definida por el autor como “la capacidad de una persona para amar sin miedo cada día de su vida”. Y lo hace ofreciendo un ensayo divido en tres partes, cada una de las cuales cuenta con 21 palabras elegidas—amor, beso, abrazo, sonreír, instante, paz, amabilidad, libertad, intimidad, resiliencia...— para apoyar e inspirar a los padres en la educación de los hijos.

Para el filósofo, la inteligencia bondadosa es un concepto creado a raíz de lo que cree que tiene que ser la inteligencia emocional: “La inteligencia es la capacidad de encontrar y aportar soluciones a los problemas de nuestra existencia y de nuestra vida. Si lo unimos a la bondad, es encontrar esas mismas soluciones de las que hablamos, pero a través de la bondad, que es la parte más sublime de la inteligencia”. Para afrontar el libro, Castellanos quiso informarse sobre lo que los padres anhelan para sus hijos: “Pregunté a muchos y llegué a la conclusión de que lo que todos los padres realmente quieren para sus hijos es que sean buenas personas”.

PREGUNTA. ¿Es posible educar en inteligencia bondadosa en la sociedad actual, con tanta competitividad?

RESPUESTA. Es cierto que estamos en un mundo complicado en ese sentido. Un mundo en el que deberíamos tomar consciencia de que el culmen de la inteligencia es la bondad, pero nos cuesta entenderlo y por eso no se aplica. De hecho, toda la educación está destinada a proveer al sistema social, económico, político y cultural de mano de obra. Y en esa producción, la inteligencia bondadosa no aparece, como no aparece tampoco la amabilidad.

P. A pesar de ello, usted cree que es posible educar en la bondad, ¿no es así?

R. Para mí es el gran reto de la humanidad. Pero creo que, puesto que nosotros nos inventamos al ser humano, podemos inculcarnos la bondad a nosotros mismos. Si me preguntas cómo debemos hacerlo, te diré que para eso he escrito el libro: a base de palabras. Son palabras mías, pero invito a que la gente invente su propio diccionario. Invito a los padres a hacerlo y, de ese modo, entiendan que sus hijos no son perfectos, porque no lo van a ser, y aprendan a aceptarse y perdonarse.

Las palabras pueden llevar a la bondad y la bondad a relacionarnos mejor con los otros, según explica el escritor Luis Castellanos.
Las palabras pueden llevar a la bondad y la bondad a relacionarnos mejor con los otros, según explica el escritor Luis Castellanos. Sally Anscombe (Getty Images)

P. ¿La mejor manera de educar en la bondad, y en cualquier otra cosa, es con el ejemplo?

R. En efecto, el ejemplo es una parte muy importante. Pero a veces es complicado en este mundo en el que se vive tan rápido. Por eso, a mí me gusta recurrir a las palabras. Mi sugerencia es pensar en una palabra y dejarse inspirar por ella; encontrar el alma más precisa de esa palabra, habitarla y utilizarla para jugar con tu hijo. Porque la palabra es el hecho más real. Todo lo nombramos. Por eso es tan bonito y tan educativo enseñar a tu hijo a nombrar. De ese modo, cualquier palabra se convierte en una inspiración.

P. Una cosa que escribe en el libro que llama la atención es que “para amar a nuestros hijos, debemos amarnos antes a nosotros mismos”.

R. Así es. La prueba es que si no te gustas, te saldrán siempre palabras negativas. Cuando no me amo a mí mismo, el lenguaje va a expresarlo de muchas formas, además de con la ausencia de besos o abrazos. Por eso es tan importante amarse, no ser tan duros con nosotros mismos. No nos castiguemos, no nos juzguemos. Creo que una buena manera de hacerlo es mirarnos al espejo y buscar en nuestra pupila la belleza de nuestro interior. Y ese es un muy buen juego para hacer con los hijos. Es una manera preciosa de educar, porque no podemos dejarles en manos de las nuevas tecnologías, de las redes… La vida te abre espacios infinitos. Eso es lo que hay que enseñarles.

P. ¿Cree que las redes deberían estar limitadas?

R. Por muchas razones, creo que sí. La primera es que cuando tenemos un problema acudimos inmediatamente a internet. Y así no aprendemos a resolver por nosotros mismos los problemas, retrasando el espíritu crítico que se supone que hay que ir creando con experiencias. Necesitamos salir a pasear, salir a ver el mundo; a sentirlo y abrazarlo. Está muy bien que existan las tecnologías (yo las utilizo para investigar), pero hay que tener la inteligencia de poder encontrar soluciones por nosotros mismos a los problemas que se nos pueden plantear. Si un niño no tiene aún desarrollada la inteligencia y sus padres no le ayudan a hacerlo, habrá que buscar otro camino.

P. ¿Cree que educando en la inteligencia bondadosa se garantiza que nuestros hijos sean felices y buenos?

R. No, realmente no lo garantiza, porque también hay que contar con la parte biológica y del desarrollo, así como con las propias experiencias. Lo que te garantiza es que usen esas herramientas para aliviar su propio sufrimiento y para que no lo vuelquen hacia los demás. Eso es muy importante.

P. Una de las palabras que nombra en su libro es “paz”. ¿Cómo educar en la paz en estos tiempos de guerra?

R. Esa palabra me encanta, quizás porque no quiero entender que el mundo va a seguir siendo como es en la actualidad. El gran reto de la inteligencia bondadosa es construir paz interior, que es clave para construir paz exterior. Por eso es tan importante que este concepto llegue al sistema educativo. Debemos enseñar las formas de acceder al mundo, de relacionarnos, de encontrar fuentes pacíficas.

P. ¿Está preparado el sistema educativo para enseñar en inteligencia bondadosa?

R. Creo que sí, pero es cierto que falta una mayor apuesta por ello. Falta que los poderes políticos, que son los que dirigen el sistema educativo, se abran a otras opciones. Hay que tener en cuenta que la inteligencia bondadosa no es idealista. Es inteligencia puesta en marcha.

P. En el proceso de escritura del libro estaba esperando un bebé. Ahora que ha nacido, ¿ha cambiado en algo su forma de entender la educación, la crianza, la figura del padre?

R. Efectivamente, ha cambiado. Y si volviera a escribir el libro creo que habría más profundidad. Pero la paternidad también me inspiró. Y por eso insisto en que la gente escriba su propio libro con sus propias palabras clave.

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