Qué es una familia o cómo la reproducción asistida ha contribuido a ampliar el término
La consideración de familia no es algo cambiante según evoluciona la sociedad, como frecuentemente se supone, sino que la sociedad evoluciona cuando acepta que existen distintos tipos familiares
En los años ochenta se crearon en España los primeros bancos de semen, orientados principalmente a parejas en las que el varón no podía lograr una gestación con sus espermatozoides. Sin embargo, en aquellos días, recuerdo a una mujer sin pareja, que, valientemente para la época, quedó gestante con espermatozoides de donante y tuvo una hija que hoy estudia Medicina y quiere dedicarse a la Ginecología.
En aquellos años, como un vestigio de la pasada falta de libertades, las mujeres sin pareja con hijos aún eran mal vistas. Hoy en día, cada año aumenta el número de familias monoparentales u homoparentales en los centros de reproducción asistida, gracias quizás, a aquellas mujeres valientes que iniciaron un camino hacia la independencia. Desgraciadamente, no existen cifras reales sobre su número, ya que los registros actuales solo dan cuenta del número de ciclos de fecundación in vitro de mujeres sin pareja masculina, pero faltan las inseminaciones u otros tratamientos de reproducción asistida. Pero es un hecho reconocido por todos los centros que ese número está creciendo.
Y las familias que existían entonces, diferentes a la clásica heterosexual, ya eran familias, como lo son ahora. Hoy es un buen día para recordar que lo único que ha cambiado es la flexibilización del concepto familia, no la existencia de estas. Y por eso rechazo la expresión “nuevos modelos familiares”, como si acabaran de aparecer ahora. La consideración de familia no es algo cambiante según evoluciona la sociedad, como frecuentemente se supone, sino que la sociedad evoluciona cuando acepta que existen distintos tipos familiares. Tantos como quepan en el cuidado y amor que se pueda dedicar a los hijos.
Gracias a estas mujeres que comenzaron a acudir sin necesidad de una pareja masculina a las consultas de reproducción asistida, se ha conseguido el reconocimiento legal de la libertad de fundar una familia monoparental o el respeto a la orientación sexual. De esta forma, la Ley de Reproducción Asistida Humana de 1988 cambió en el 2006, e incluyó la posibilidad de acceso a la reproducción asistida de los matrimonios homosexuales femeninos y la mujer sin pareja.
Un aspecto aún sin regular, que cada vez es más común en las parejas homosexuales de mujeres es el empleo del método ROPA (recepción de ovocitos por la pareja). Una de las dos se somete a una estimulación ovárica para extraer sus óvulos y fecundarlos con semen de un donante anónimo, y la otra recibe en su útero el embrión y gesta el embarazo. De esta forma, una de las dos mujeres es la madre genética (aporta el óvulo), y la otra es la gestante.
A pesar de que las mujeres sin pareja masculina pueden ser atendidas en los centros públicos, aún quedan algunas asignaturas pendientes, como son la regulación del acceso por las parejas de hecho homosexuales tanto de mujeres como de hombres, por los matrimonios de hombres y por el varón solo. Las parejas de mujeres tienen que ser un matrimonio, lo que no ocurre con una pareja heterosexual, y en el caso de las parejas de varones o los varones solos, existe una clara discriminación, ya que la única opción es la gestación subrogada, prohibida en España.
Aunque aún queda mucho camino por recorrer, es indudable que la reproducción asistida ha contribuido a que las distintas familias tengan un espacio social reconocido. Ya lo dicen muchos eslóganes en los centros de reproducción asistida, “ayudan a formar familias”. Pero no olvidemos que no son nuevos modelos. Lo único que ha ocurrido es que se han empezado a respectar valores y permitir la libre elección de las personas.
*La doctora Rocío Núñez Calonge es doctora en Biología y experta en Reproducción
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