Bancos de semen: un servicio seguro y cada vez más utilizado
drid Tras varias décadas de funcionamiento, los bancos de semen se han revelado como un recurso sanitario habitual e imprescindible para superar la esterilidad de muchas parejas. La Ley de Reproducción Asistida española marca unas pautas muy definidas para ser donante. Es necesario ser mayor de edad, no tener enfermedades transmisibles ni hereditarias y mantener oculta en todo momento la identidad de los donadores. El funcionamiento de estos centros sigue pautas estandarizadas y bien definidas, aunque falta una mayor coordinación entre ellos.
No todos son idóneos
Los recelos que originariamente suscitaron los bancos están totalmente superados. Son un servicio seguro y cada vez más utilizado. Los requisitos legales incluyen que los donantes tengan entre 18 y 30 años y que disfruten de una buena salud física y psicológica. Estos dos puntos se comprueban mediante la realización de una historia clínica, una analítica general y una exploración física. Todo ello se completa con una entrevista personal en la que se aclaran algunas cuestiones, entre otras, si han tenido intervenciones quirúrgicas, antecedentes psiquiátricos, consumo de drogas, alcohol o tabaco. El estudio incluye enfermedades hereditarias, como Síndrome de Down, espina bífida, hemofilia, diabetes, cáncer o fibrosis quística, entre muchas otras.Si el paciente pasa esta primera fase, está obligado a firmar una declaración en la que consta que no mantiene relaciones homosexuales, ni con personas enfermas de sida o con anticuerpos del VIH, ni se droga por vía intravenosa. "En general, los donantes son estudiantes de Medicina, Enfermería o Biología, de entre 18 y 24 años. Solemos poner cárteles en las facultades y acuden, sobre todo, a principio de curso. Por eso, suelen ser gente sana y con una buena calidad de semen", explica José Luis Caballero Díez, médico del servicio de Ginecología del hospital Ramón y Cajal de Madrid.
5.000 pesetas
Los datos del donante se introducen después en un ordenador del banco de semen, al que sólo tienen acceso los trabajadores del centro. Una clave secreta y códigos internos impiden a personas extrañas acceder a esta información confidencial. En la ficha consta además del nombre, la dirección, los estudios y los hobbies del donante, su características fenotípicas, como talla, peso, grupo sanguíneo y Rh, color de la piel, de los ojos, el pelo y su textura.
"Los receptores del semen no pueden elegir el donante que más quieran. Eso lo damos nosotros. Eso sí, siempre buscamos que se asemeje lo más posible a las características del padre", explica una enfermera del banco de semen del hospital Ramón y Cajal.
No todos los candidatos que acuden a un banco de semen terminan siendo donantes. Es necesario que su esperma cumpla unas determinadas características: debe contener un mínimo de 20 millones de espermatozoides por centímetro cúbico, tienen que conseguir un resultado positivo en el seminograma (estudio del semen) y, por último, debe aguantar la congelación a menos de 180 grados centígrados y la posterior descongelación para proceder a la inseminación. "De los 36 candidatos que vinieron la última vez, sólo cumplieron todos los requisitos seis. El resto tuvo que ser desechado", explica un empleado del banco madrileño. "Eso no significa que sean estériles, lo único es que la calidad de su esperma no era suficiente para ser donantes", añade.
Tres días de abstinencia antes de cada donación son necesarios para conseguir más cantidad y calidad de esperma. Los requisitos impiden que se haga más de una donación por semana.
Los donantes reciben un bote de ensayo con boca ancha para que depositen el semen, y se les proporciona un reservado para hacerlo. Después, los empleados del banco separan el semen en pequeñas gotas y reducen su temperatura hasta los 40 grados bajo cero, para lo que utilizan nieve carbónica. Las bolas congeladas son introducidas en pequeños tubos de ensayo, que se depositan en los bancos propiamente dichos. Allí pueden permanecer un máximo de cinco años. Si no se han utilizado en ese tiempo, se destruyen.
"Existe otra modalidad y es que los pacientes que vayan a recibir quimioterapia o radioterapia o una operación grave se hagan una autodonación. Así siempre tendrán esperma en buen estado para posibles embarazos posteriores", explican los empleados del Ramón y Cajal.
La donación se hace con carácter altruista. El único dinero que se recibe (5.000 pesetas cada vez) es en concepto de gastos de transporte de los donantes. Eso sí, el dinero no se entrega al final de cada muestra. Parte de éste (3.000 pesetas) se guarda a cuenta hasta un análisis definitivo del donante, a los seis meses de haber empezado sus donaciones. En este tiempo, se vuelve a repetir el estudio completo para evitar que en ese periodo haya adquirido alguna enfermedad de transmisión sexual, entre otras patologías. "En caso de que alguna prueba dé un resultado positivo, se elimina todo el semen que esté almacenado y congelado en el banco", explica el doctor Caballero Díez. La inseminación a las mujeres requiere el proceso de descongelación. Se hace al baño maría en unas cubetas en el propio centro. Después se introduce en una jeringuilla de la que sale una estrecha y larga cánula. El proceso no dura más de una hora y no resulta, en ningún caso, molesto o doloroso para la mujer. "Se les deja que reposen durante una media hora en la camilla y luego ya pueden marcharse sin ningún problema", comentan los empleados. La comisión de Reprodución Asistida española, como recomienda la Unión Europea, señala la conveniencia de retribuir mínimamente la donación de semen y de óvulos (en este caso hace falta una pequeña intervención y la cantidad que se suele pagar por cada óvulo es de unas 100.000 pesetas), para que la donación no se reduzca drásticamente.
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