El ministro de Exteriores de Polonia: “Rusia se ha dado cuenta de que un tercio de la población es propensa al autoritarismo”
Radoslaw Sikorski defiende una postura dura contra la migración irregular —”No existe el derecho humano a vivir donde a uno le plazca”— y alaba la “sensatez” de Meloni respecto a Ucrania
El ministro de Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski (Bydgoszcz, 62 años), advierte sobre la amenaza que supone Rusia para las democracias occidentales cuando Europa está ante unas elecciones cruciales. “[El presidente ruso, Vladímir] Putin está en guerra con nosotros desde 2011″, afirma vehemente en una entrevista con varios medios de la alianza LENA, entre ellos EL PAÍS, celebrada el pasado viernes en Varsovia. Sikorski alerta de los peligros de la injerencia rusa en los comicios europeos y recuerda que partidos ultras, como el polaco Ley y Justicia (PiS), están ideológicamente influidos por el putinismo.
El jefe de la diplomacia polaca —que ya ejerció ese cargo entre 2007 y 2014 con Donald Tusk como primer ministro, después de ser titular de Defensa con una versión más moderada de PiS— defiende una postura dura frente a la inmigración. “No existe el derecho humano a vivir donde a uno le plazca”, declara.
Pregunta. ¿Ve injerencia de Rusia en las elecciones europeas?
Respuesta. Por supuesto. Harán lo que nos moleste, lo que nos desequilibre, lo que persuada a nuestra población de que la democracia no funciona. Mostrar desconfianza y caos es su modelo de negocio.
P. ¿Y en Polonia?
R. Los rusos transfirieron dinero a los separatistas catalanes. Es un asunto conocido. Un juez polaco se ha fugado recientemente a Bielorrusia. Creemos que es una operación rusa. Los rusos han enviado escuadrones de la muerte a Alemania, al Reino Unido. Han pintado estrellas de David en París. Lo hacen en todas partes y también en Polonia. Debemos inocular nuestro sistema político, nuestras instituciones y nuestra ciudadanía contra la manipulación rusa. Putin está en guerra con nosotros desde 2011. Tenemos que reconocer que existe un desafío y afrontarlo.
P. ¿Por qué 2011?
R. Porque decidió, erróneamente, que las protestas del pueblo ruso en San Petersburgo y Moscú contra su regreso al Kremlin fueron un golpe occidental.
P. El Gobierno polaco ha anunciado una comisión para investigar la influencia rusa, que recuerda a la que quiso crear PiS antes de las legislativas. ¿Creen que PiS ha estado bajo este influjo?
R. Hay una diferencia fundamental. La comisión anticonstitucional del PiS habría tenido derecho a excluir a personas de la política. Ideológicamente, desde luego que ha habido influencia. Si lee su propaganda… contra los derechos de los homosexuales, antieuropeo, con esta especie de culto a la versión polaca del machismo, el mal uso de los medios de comunicación públicos, y la unión entre el partido y la iglesia. Todas estas son características del putinismo. Dicen que odian a Putin, pero son parecidos. Embaucados por el uso del tradicionalismo como arma, en todos los países hay al menos un tercio de la población propensa al autoritarismo. Los rusos se dieron cuenta de esto y se han centrado en ese sector de la población.
P. Tras la expulsión de los ultras alemanes de AfD del grupo Identidad y Democracia (ID) del Parlamento Europeo, Marine Le Pen está haciendo movimientos de aproximación a los Conservadores y Reformistas (ECR), donde está Giorgia Meloni. La primera ministra italiana está siendo ambivalente.
R. ¿Quiere decir que es una política? Vaya [ríe]. A nosotros nos complace que la primera ministra Meloni haya demostrado ser sensata sobre Ucrania.
P. ¿Qué hay de una posible alianza entre el Partido Popular Europeo (PPE) y ECR?
R. Partes de ECR solían estar en el PPE, si no me falla la memoria. PiS también. Pero era un PiS diferente. En su manifiesto de 2007, incluso entendieron que unas instituciones europeas fuertes eran buenas para los países más pequeños. Ahora solo hablan como [el impulsor del Brexit Nigel] Farage sobre la UE. Casi todo son insultos.
P. Rusia ha iniciado ejercicios militares nucleares. ¿Cómo de preocupados deberían estar Polonia y Europa por estos simulacros?
R. Para nosotros no cambia nada porque ya nos podía atacar. Esta es la última carta que tiene Putin. Pero el ejército ruso no está equipado para luchar sobre el terreno en un entorno contaminado. El empleo de armas nucleares tiene todo tipo de complicaciones. No debemos caer en la autodisuasión ante esta amenaza.
P. Se han producido varias detenciones por espionaje y sabotaje ruso en Polonia. Ahora, el Gobierno advierte sobre ciberataques. Y está también el ataque híbrido en la frontera bielorrusa. ¿Está Polonia preparada para contrarrestar esos ataques?
R. Vamos a reforzar físicamente nuestra frontera. No solo contra la inmigración ilegal, sino también contra las amenazas militares. Pero me gustaría que nuestros colegas occidentales entendieran que no se trata de una migración de personas pobres que quieren una vida mejor. Es un asalto organizado contra la UE. Se trata de personas que fueron reclutadas, animadas en Etiopía y otros lugares, a ir a Moscú a través de Oriente Próximo. Luego se les envía a Bielorrusia y después se les anima a cruzar la frontera.
P. Así funciona la migración también en África. La gente va de un país a otro.
R. En el norte de África no está organizado por un Estado nación. Nuestro vecino, miembro de la ONU, está organizando un asalto cuyo propósito es destruir la Unión Europea a través del proceso político. Piensan —correctamente, en mi opinión— que si no podemos proteger y controlar la frontera exterior, la extrema derecha ganará en nuestros países y en las elecciones europeas. Y eso destruirá la UE. Este es el plan.
P. Entonces, ¿no aplicaría la Convención de Ginebra a esos migrantes?
R. La Convención de Ginebra se pensó para aplicarse a individuos. Los números importan. Nunca se concibió para aplicarse a millones de personas. Hay mil millones de personas al otro lado del Mediterráneo que preferirían vivir aquí que allí.
P. Es un derecho individual.
R. No, no hay derecho individual a vivir donde te plazca en el mundo. Si tenemos pasaportes o visados, significa que hay que mantener las fronteras. Y nuestros ciudadanos exigen que se controle la frontera exterior del espacio Schengen. Si no se controla, se colapsará. Y dejaremos de tener libertad de circulación. Nosotros nos comprometemos a poner nuestro granito de arena en la parte polaca de la frontera de la UE.
P. ¿Incluso a riesgo de chocar con las leyes sobre derechos humanos?
R. No existe el derecho humano a vivir donde a uno le plazca. No hay derecho humano a cruzar la frontera ilegalmente.
P. Pero existe el derecho a ser examinado como demandante de asilo.
R. Sí, claro. Y por eso tenemos ahora el nuevo pacto migratorio, que prevé centros de acogida donde se tramitarán rápidamente las solicitudes y se devolverá a sus países a aquellas personas que no tengan esperanzas de recibir asilo o el derecho a residir.
P. Tusk votó en contra del pacto migratorio. ¿Lo aplicarán?
R. Aún estamos examinando cómo afectará a Polonia. Nosotros recibimos el mayor número de refugiados y desplazados por la guerra (de Ucrania). Podemos distinguir entre auténticos refugiados de guerra, mujeres y niños ucranios, y personas traídas a nuestra frontera por el GRU [servicios de inteligencia militar] de Putin.
P. ¿Usted enviaría tropas a Ucrania?
R. No debemos cerrar nuestras opciones. Debemos mantener a Putin preguntándose qué haremos.
P. La UE ha mostrado unidad respecto a Ucrania. ¿Por qué es tan difícil esa unidad contra los crímenes que se están investigando en Gaza?
R. En primer lugar, la actual ronda de violencia, como saben, fue iniciada por Hamás. Es un tema muy divisivo, porque hay una historia. Polonia, por ejemplo, lleva reconociendo a Palestina como Estado desde 1988. Creo que en la UE hay consenso sobre la necesidad de una solución de dos Estados.
P. Están a favor de esa solución, pero usted cuestiona la decisión de la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional sobre la orden de detención para Benjamín Netanyahu al afirmar que le equipara con los líderes de Hamás.
R. Es poco útil anunciar decisiones contra un terrorista y un primer ministro en ejercicio de un país democrático simultáneamente. Apoyamos al Tribunal Penal Internacional, pero este anuncio el mismo día fue un error político.
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