Trump promueve un plan para frenar la masacre en Gaza y crear un Gobierno transitorio liderado por Tony Blair
“Creo que lo tenemos. Traerá la paz”, dice el presidente estadounidense, cuyo enviado especial presentó la iniciativa, de 21 puntos, a los líderes árabes y musulmanes en una reunión en Nueva York
Por primera vez desde que regresó a la Casa Blanca el pasado enero, Donald Trump ha presentado un plan concreto para poner fin a la masacre en Gaza y esbozar el hipotético “día después” de la invasión. No es, como hasta ahora, fantasear con convertir las ruinas de la franja palestina en la Riviera de Oriente Próximo, difundir un vídeo al respecto creado por inteligencia artificial o cambiar de versión según el día sobre si los civiles que salgan podrán o no volver a la Franja. Se trata de un plan de 21 puntos que su enviado especial, Steve Witkoff, presentó a los líderes árabes y musulmanes en la reunión que mantuvieron esta semana en Nueva York y que coincide conceptualmente con la iniciativa francesa en Naciones Unidas.
La Casa Blanca también esboza la creación de un organismo temporal para gobernar Gaza que lideraría el ex primer ministro británico Tony Blair y en el que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) no participaría en una fase inicial, según informan medios británicos. La idea es darle un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU para cinco años, al estilo de las transiciones de Kosovo o Timor Oriental.
El plan de 21 puntos consiste en un alto el fuego permanente; la liberación de los 48 rehenes israelíes restantes, entre vivos y muertos; la retirada gradual de Israel de toda Gaza; y un plan de posguerra que incluya un mecanismo de gobierno sin Hamás. Son los elementos básicos de anteriores negociaciones, como el alto el fuego que Israel y Hamás acordaron el pasado enero (con mediación de EE UU, Qatar y Egipto) y que el primer ministro Benjamín Netanyahu rompió unilateralmente dos meses más tarde para no tener que poner fin a los bombardeos. Trump bendijo entonces la decisión, pero viene incrementando sus declaraciones en torno a la necesidad de poner fin a la invasión (que cumplirá dos años el próximo día 7) por cómo está empeorando la imagen global de su gran aliado en Oriente Próximo.
Este viernes, Trump respaldó explícitamente el nuevo plan. “Creo que tenemos un acuerdo en Gaza”, afirmó a su salida de la Casa Blanca rumbo al torneo de golf de la Ryder Cup, que se celebra estos días en Nueva York. “Significará el fin de la guerra, y la liberación de los rehenes. Traerá la paz”, prometió. “Será el octavo [plan] presentado. No está mal”.
Esas declaraciones a los reporteros de Washington llegan días después de que el martes, en su discurso ante Naciones Unidas, el presidente estadounidense dijera:“Tenemos que detener la guerra en Gaza inmediatamente, negociar la paz y traer de vuelta a todos los rehenes”. Este jueves, en una de sus habituales ceremonias de firma de decretos en el Despacho Oval, se mostró contrario a una anexión de Cisjordania por parte de Israel. “No dejaré que suceda”, aclaró.
Las líneas maestras de la iniciativa promovida por la Casa Blanca concuerdan con los esfuerzos desde hace casi dos años, pero habían quedado en un cajón por la agenda maximalista de Netanyahu y por la oportunidad de limpiar étnicamente a los palestinos (sueño histórico de la ultraderecha israelí) que encendieron los sueños inmobiliarios de Trump, que dedicó su vida previa a la política, a los bienes raíces.
Distintas declaraciones en los últimos días convergen, sin embargo, en la antigua línea: más de una decena de países ha reconocido al Estado palestino, lo que supone un espaldarazo al papel legal de la ANP; Hamás dejó claro hace tiempo que no pretende seguir controlando políticamente Gaza; y el presidente de la ANP, Mahmud Abbas, hizo un discurso en la ONU por videoconferencia (EE UU aprovechó que alberga la sede para vetarle la entrada) con numerosos guiños a las demandas de Occidente, al condenar el ataque de Hamás en octubre de 2023 que dio pie a la invasión, subrayar que el movimiento islamista “no desempeñará papel alguno” en el Gobierno palestino y exigir su desarme.
Netanyahu ha señalado, una y otra vez, que Israel mantendrá el control de la “seguridad general” de Gaza, es decir, la potestad de bombardear cuando lo desee, como hace casi a diario en Líbano aprovechando la debilidad de la milicia Hezbolá tras su derrota en la guerra que mantuvieron el año pasado. También pretende empequeñecer la ya minúscula Franja, con una zona tampón a la que no podría acercarse palestino alguno.
Sobre el terreno, el plan de la Casa Blanca habla de una fuerza de seguridad que incluya a palestinos, pero también a soldados de países árabes y musulmanes —con Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Qatar o Indonesia, como probables participantes—, e impida el resurgimiento de Hamás. Solo el primer Estado tiene relaciones con Israel. Los países árabes y musulmanes también financiarán la nueva administración en Gaza y la reconstrucción del devastado enclave. El plan no incluye prohibir a Hamás como organización.

Uno de los puntos más espinosos es la participación de la ANP. Legalmente, en virtud de los Acuerdos de Oslo de 1993, le correspondería gestionar Gaza. Si no lo ha hecho es porque Hamás ganó las últimas elecciones legislativas palestinas, en 2006, y la comunidad internacional rechazó tratar con el vencedor, lo que generó una crisis entre las dos grandes facciones palestinas (Hamás y Al Fatah) que se acabó resolviendo a tiros en las calles de Gaza. De ahí (2007) surgieron dos Gobiernos paralelos, uno en Gaza, en manos de los islamistas, y otro en Cisjordania, de la ANP y vertebrado por Al Fatah. Ninguno de los posteriores acuerdos de reconciliación que firmaron llegó a implementarse.
Netanyahu (y la derecha israelí más extrema en general) lleva años en una campaña de incitación contra la ANP, equiparándola a Hamás, e insistiendo en que no tendrá el más mínimo papel en la Gaza posbélica. El presidente francés, Emmanuel Macron, quiere, en cambio, darle uno notable y el plan de Trump le reserva un cierto rol, pero sin una fecha clara y con muchos pasos en el camino que Israel podría torpedear.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.