Trump rebaja el alcance de los aranceles a anunciar el 2 de abril
El presidente aparca los gravámenes sectoriales a coches, chips y productos farmacéuticos y se centrará en los países con los que tiene mayor déficit comercial


Con la avalancha de anuncios contradictorios, amenazas sin cumplir, rectificaciones de última hora, mensajes confusos y cambios de opinión de Donald Trump sobre los aranceles, es difícil no perderse sobre cuáles son sus planes. El presidente de Estados Unidos, sin embargo, ha rebajado el alcance de las medidas proteccionistas a anunciar el próximo 2 de abril, la fecha que ha bautizado de forma grandilocuente como el “Día de la Liberación”. Trump ha decidido aparcar por ahora los aranceles sectoriales a los automóviles, microprocesadores y productos farmacéuticos y se centrará exclusivamente en lo que denomina aranceles recíprocos, según avanzó este domingo la agencia de noticias Bloomberg y corroboró posteriormente el diario financiero The Wall Street Journal. Con todo, los aranceles con que amenazará Trump ese día serían la mayor andanada de la guerra comercial hasta el momento en caso de ponerse en práctica.
“El 2 de abril será el Día de la Liberación para Estados Unidos. Todos los países del mundo, amigos y enemigos, nos han estafado”, dijo Trump el viernes en el Despacho Oval, asegurando que con los aranceles recaudará “decenas de miles de millones” de dólares.
Las últimas informaciones sobre los planes del Gobierno estadounidense apuntan a que el 2 de abril Trump se centrará en aquellos países con los que Estados Unidos tiene un mayor déficit comercial. Trump había anunciado también para el 2 de abril aranceles sectoriales para varios sectores, entre los que destaca el del automóvil, que ahora quedan aparcados. Tampoco está claro si ese día, como había dicho al conceder una segunda prórroga, empezarán a aplicarse los aranceles generalizados del 25% a México y Canadá (por la inmigración y el tráfico de drogas). Podrían ser sustituidos por los aranceles recíprocos.
La mera amenaza de los aranceles (y el comienzo de la aplicación de algunos de ellos, como los del acero y el aluminio) están dañando ya la economía de Estados Unidos. La Reserva Federal rebajó la semana pasada sus previsiones de crecimiento y aumentó las de inflación, citando el aumento de la incertidumbre y los aranceles.
Tampoco está del todo claro si habrá una aplicación inmediata. “Lo que va a pasar el 2 de abril es que cada país recibirá un número que creemos que representa sus aranceles. Así que, para algunos países, podría ser bastante bajo. Para otros, podría ser bastante alto”, dijo esta semana el secretario del Tesoro, Scott Bessent, en una entrevista con la cadena Fox. Bessent añadió que algunos aranceles “pueden no tener que aplicarse porque haya un acuerdo prenegociado”. En otros casos, cabe la posibilidad de que una vez que un país sepa los aranceles a recibir, “quiera negociar una reducción”.
En cambio, para los principales socios comerciales, con los que Estados Unidos tiene un mayor déficit y que Washington considera que juegan sucio con sus prácticas comerciales, cabe la posibilidad de una entrada en vigor rápida. “Hay lo que llamaríamos los 15 sucios, y tienen aranceles sustanciales”, dijo Bessent. “Es el 15% de los países, pero es una gran parte de nuestro volumen de intercambios”, explicó. “Y tienen aranceles sustanciales, y tan importantes como el arancel, algunas de estas barreras no arancelarias, donde tienen producción de contenido nacional, donde hacen pruebas en nuestra comida, nuestros productos que no se parecen en nada a la seguridad o a cualquier cosa que hagamos con sus productos”, argumentó.
Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional de Trump, dijo que los mercados están sobreestimando el alcance de las medidas proteccionistas. “Una de las cosas que vemos en los mercados es que esperan que se impongan aranceles realmente elevados a todos los países”, dijo en una entrevista en Fox Business. “Creo que los mercados deben cambiar sus expectativas, porque no todos nos engañan en el comercio, solo unos pocos países y esos países van a ver algunos aranceles”, añadió.
China, la Unión Europea, México, Vietnam, Taiwán, Japón, Corea del Sur, Canadá, India, Tailandia, Suiza y Malasia son los países o bloques con los que Estados Unidos tiene un mayor déficit comercial. Son, por tanto, los que aparecen como más amenazados, al margen de que tengan o no aranceles a los productos estadounidenses, lo que da idea de que el concepto de aranceles recíprocos no se atiene tanto a las barreras como al déficit comercial.
La agencia Bloomberg señala que la situación sigue siendo fluida y ninguna decisión es definitiva hasta que el presidente la anuncie y que hay negociaciones internas en el seno de la Administración sobre cómo implementar el programa de aranceles. Los cargos de Trump reconocieron en los últimos días que la lista de países puede no ser universal, y que otros aranceles existentes, como el del acero, pueden no ser necesariamente acumulativos, lo que reduciría sustancialmente el impacto en esos sectores.
Aunque los hechos ya han desmentido en anteriores ocasione sus palabras, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aseguró el jueves en rueda de prensa que habrá aranceles de aplicación inmediata: “Habrá grandes aranceles que entrarán en vigor, y el presidente los anunciará él mismo”, dijo.
Trump dijo el viernes que no había cambiado de opinión cuando concedió a los principales fabricantes de automóviles una exención de un mes en los aranceles impuestos a México y Canadá. “Yo no cambio. Pero la palabra flexibilidad es importante. A veces es flexibilidad. Así que habrá flexibilidad, pero básicamente es recíproca”, dijo, sin aclarar mucho el panorama.
El presidente aprobó en febrero una resolución con los criterios para fijar los llamados aranceles recíprocos a cada país. En teoría, se tomarán en cuenta de forma integral cinco elementos. Primero, los que ese país aplique a los productos de Estados Unidos. Segundo, cualquier “impuesto injusto, discriminatorio o extraterritorial impuesto por los socios comerciales a las empresas, trabajadores y consumidores de Estados Unidos, incluyendo el impuesto sobre el valor añadido”. Tercero, “barreras o medidas no arancelarias y actos, políticas o prácticas injustas o perjudiciales, incluidos los subsidios y los onerosos requisitos reglamentarios para las empresas estadounidenses que operan en otros países”. Cuarto, políticas de tipos de cambio que perjudiquen a los estadounidenses, los bajos costes salariales y otras medidas que resten competitividad a Estados Unidos. Y quinto, cualquier otra práctica que se considere injusta o desleal. En realidad, eso deja un amplio arbitrio a fijar un arancel u otro. No queda claro si, en el caso de la Unión Europea, habrá un arancel conjunto para el bloque o Trump tratará de aplicar tarifas distintas por países.
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