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La UE retrasa los aranceles de represalia a Estados Unidos para dar más margen a la negociación con Trump

Los primeros castigos de Bruselas en respuesta a los gravámenes al acero y el aluminio de Washington se aplazan un par de semanas para coincidir con una anunciada segunda oleada de gravámenes si el diálogo no da resultado

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, este jueves en una cumbre de la UE en Bruselas. Foto: Yves Herman (REUTERS) | Vídeo: EPV
María R. Sahuquillo

La Comisión Europea cree que aún hay margen de negociación con la Administración de Donald Trump para evitar una guerra comercial que amenaza con escalar y que podría tener consecuencias desconocidas. El Ejecutivo comunitario ha anunciado este jueves que retrasa un par de semanas los aranceles a productos estadounidenses que iba a imponer el 2 de abril en represalia a los gravámenes de un 25% al acero y el aluminio decretados por Washington para el resto de países del mundo, incluida la Unión Europea, que entraron en vigor el 12 de marzo. Así se da más tiempo para el diálogo con Washington pero también a conversar con los Estados miembros para ajustar los productos afectados.

Bruselas planea sincronizar esos primeros aranceles (una lista que incluye gravámenes al bourbon, varios tipos de embarcaciones, las motocicletas Harley-Davidson o prendas de ropa de la marca Levi’s) con una segunda lista de productos estadounidenses que aún diseña en conversación con las capitales y los sectores afectados. “Al armonizar los plazos, la Comisión consulta simultáneamente con los Estados miembros sobre ambas listas. Esto proporciona tiempo adicional para debatir con el Gobierno estadounidense”, ha manifestado un portavoz comunitario. El impacto de los aranceles no cambia: las represalias europeas suponen unos 26.000 millones de euros, ha advertido la Comisión; una cifra similar a la que ha impuesto EE UU a los productos europeos de acero y aluminio. Por ahora, no obstante, todos los acercamientos de la Comisión Europea a la Administración de Trump para tratar la política comercial han sido infructuosos y la guerra comercial avanza.

Este tiempo de retraso, además, servirá para estudiar a fondo la situación con los grupos de presión y las organizaciones de productores que se están movilizando para quedar fuera de las medidas. También para detectar y taponar las fisuras en la unidad europea hacia la respuesta a las medidas de Trump que están empezando a surgir en los Gobiernos de algunos Estados miembros, y que pueden mermar la capacidad de la UE de afrontar la guerra comercial y de presionar al republicano. Porque aunque Bruselas confía todavía en que el diálogo con Washington sea fructífero, el cronograma es complejo: EE UU planea introducir nuevos aranceles recíprocos a productos europeos el 2 de abril y ha amenazado, por ejemplo, con imponer un castigo de hasta el 200% en impuestos a todos los vinos y productos alcohólicos procedentes de la UE que ahora podría quedar en el aire, con el retraso de los aranceles europeos.

Primeras fisuras en la unidad europea

La iniciativa comunitaria de poner bajo el foco el bourbon y whisky estadounidenses y la gigantesca represalia europea han alarmado no solo al sector vinícola europeo y a los fabricantes de productos alcohólicos, también a los Gobiernos de Francia, Italia e Irlanda, con importantes empresas en esos sectores.

“No es prudente caer en la tentación de represalias que se convierten en un círculo vicioso en el que todos pierden”, dijo el martes la primera ministra de Italia, la ultraderechista Giorgia Meloni. “Debemos seguir trabajando de forma concreta y pragmática para encontrar posibles puntos de acuerdo y evitar una guerra comercial que no beneficiaría ni a Estados Unidos ni a Europa”, remarcó en una intervención en el Parlamento italiano la mandataria, muy cercana a la Administración de Trump y la única gobernante europea en asistir a su investidura.

El primer ministro francés, François Bayrou, cuestionó el domingo la decisión de la Comisión Europea (que tiene las competencias de comercio de la Unión de 27 países y 450 millones de habitantes) de imponer aranceles al bourbon estadounidense y a otros productos como parte de la guerra comercial. “¿Se han cometido errores? Sí, probablemente, porque el bourbon de Kentucky se ha incluido como si fuera una amenaza comercial”, dijo en una entrevista en Radio Inter, en la que criticó esa primera lista de represalias comerciales a productos estadounidenses que ahora se aplaza. En la misma línea se pronunció el primer ministro irlandés, Micheál Martin, hace unos días durante su visita a Washington. “Necesitamos refinar algunos aspectos de esto, porque era una vieja lista en unas circunstancias distintas”, declaró.

El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic (izquierda) con el ministro para la UE de Polonia, Adam Szlapka, el martes en una reunión en Bruselas.

Para la primera oleada de represalias que ahora se aplaza, Bruselas no ha elaborado un listado nuevo de productos estadounidenses a gravar, sino que ha descongelado los aranceles diseñados para la primera guerra comercial con Trump durante el primer mandato del republicano, con escaladas en 2018 y 2020. Ahora, con este retraso en la aplicación, la Comisión, además, abre la puerta a modificar esa primera lista para “calibrarla mejor”, dicen fuentes de Bruselas. La dilación, además, permitiría dar respuesta a ambas oleadas de aranceles decretados por Trump, reconocen fuentes comunitarias. En cualquier caso, ambos paquetes están pensados para presionar a EE UU y convencerlo de que abandone sus intenciones de gravar a los productos europeos. De ahí que Bruselas eligiese en esa primera guerra comercial —y esté planteando ahora para la segunda oleada de aranceles— productos que tienen su origen en Estados como Alabama, Georgia, Virginia o Luisiana, zonas que claramente votaron por los republicanos en las últimas elecciones, y también productos agrícolas, un sector que tiene gran impacto de movilización política.

“Europa es económicamente fuerte y en esa base deberíamos negociar”, ha afirmado este jueves el canciller alemán, Olaf Scholz. “Hay que permanecer claros y decididos, no debemos dejarnos intimidar, pero también debemos tener cuidado de no provocar una ola de proteccionismo que tenga efectos negativos en todo el mundo”, ha añadido en Bruselas, tras la cumbre europea. “Nadie quiere una guerra comercial”, ha aseverado también el presidente español, Pedro Sánchez, que ha calificado el retraso en los aranceles impuestos por Europa como un “gesto de buena voluntad”.

La UE y EE UU son los mayores socios comerciales del mundo, con un comercio transatlántico de bienes y servicios por valor de 1,6 billones de euros registrado en 2023. Los flujos de inversión bilaterales entre ambos superan los 5 billones de euros, según datos de la Comisión Europea. “Debe ser una prioridad para ambas partes proteger y desarrollar aún más esta relación, así como colaborar en los desafíos compartidos”, ha remarcado el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, en el Parlamento Europeo. “Estoy convencido de que un compromiso continuo y un enfoque positivo son la mejor manera de avanzar. Sin embargo, siempre he sido claro con mis homólogos estadounidenses en que reaccionaremos con firmeza y proporcionalidad si nos vemos afectados por medidas injustificadas”, ha advertido el responsable europeo.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.
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