Comfort Ero, experta en conflictos: “Asistimos al retorno de las esferas de influencia. Trump no es la causa, sino el síntoma”
La presidenta del International Crisis Group considera que en el nuevo contexto político Europa necesita “turboalimentar’ su paraguas de defensa”
Comfort Ero es presidenta y consejera delegada de International Crisis Group, una reconocida organización dedicada a prevenir y resolver conflictos. Concedió esta entrevista el viernes en la sala café del centro de congresos de Davos, un lugar que, durante la semana de la conferencia anual del Foro Económico Mundial, acoge un impresionante desfile de figuras de alto nivel de ámbito político, económico o del conocimiento. Ero señala que el mundo asiste a “un retorno de las esferas de influencia” y advierte a Europa de que necesita “turboalimentar su paraguas de defensa”.
Pregunta. El mundo es azotado por una impresionante ola de conflictos, como los de Ucrania, Oriente Próximo, Sudán o, hasta hace poco, Etiopía. ¿Ve algún común denominador en estos episodios de violencia?
Respuesta. Hay una conexión. Hay una tendencia de debilitamiento de los sistemas que solían actuar como barreras para restringir, sancionar, persuadir y empujar a los combatientes a tomar una dirección diferente. Ya sea las Naciones Unidas u organismos como la Unión Africana. A medida que Occidente pierde influencia, otros están emergiendo, y no necesariamente comparten los mismos valores. Y hay una disposición por parte de todos estos otros países para afirmar sus propios intereses nacionales, que a menudo chocan entre sí. Ese es uno de los trasfondos y, francamente, el otro gran trasfondo que conecta varios conflictos ahora es el retorno o la afirmación de la política de grandes potencias. Eso está siendo impulsado fuertemente por Trump también. Él no es una causa, sino un síntoma de esto. Es un hijo de esta turbulencia. Pero seguramente va a acelerarla aún más.
P. ¿Asistimos a una reconfiguración del orden global?
R. La gente dice que estamos entre dos órdenes, que es incierto hacia dónde vamos. Lo que está muy claro es que ciertamente hay un cambio de paradigma también. Y no será el clásico orden basado en reglas que ha guiado y moldeado la política internacional desde el final de la Guerra Fría.
P. ¿Cómo interpreta las declaraciones de Trump en las que mostraba ambición de que EE UU controlara Groenlandia y el canal de Panamá?
R. Encaja con la lógica de “América primero”. Él sigue diciendo: “No entregamos el Canal de Panamá para que China entrara”. Así que también se trata de China. Esa es una forma de ver el asunto. Groenlandia es un interés de seguridad nacional. Nuevamente, se trata de China. Se trata de reajustar el rompecabezas, porque él puede ver a China expandiendo sus tentáculos de diferentes maneras. Esa es una lente importante para entender esto. Y para mí, Trump intenta reafirmar el interés estadounidense, la esfera de influencia en las Américas. Si me pregunta, como lo hizo, sobre hacia qué tipo de orden estamos yendo, vemos un retorno de las esferas de influencia: nosotros controlamos esto, ustedes pueden controlar aquello.
P. ¿Cuán lejos estamos de un cese de hostilidades en Ucrania?
R. Hay un reconocimiento, explícito o tácito, de que Ucrania está superada en armamento y en efectivos. Eso no significa que esté al borde del colapso. Es decir, aún puede seguir adelante, aún puede continuar luchando. Pero a un costo severo. Y necesita algún tipo de respiro. Mientras que, por otro lado, Putin ve a Rusia en una posición de ventaja. Es un poco más resiliente, incluso si la economía sufre dificultades. Pero lo que Putin no quiere es tener que recurrir a una campaña de movilización. Así que creo que está interesado en la idea de explorar cómo sería una negociación. Está interesado en ver qué van a poner los estadounidenses sobre la mesa. El gran problema son las garantías de seguridad. Si no es la membresía de la OTAN, ¿cómo sería la alternativa? El mecanismo de disuasión es esencial. Sigue siendo una incógnita. Y creo que, francamente, Europa tiene que turbo-alimentar su propio paraguas de defensa, porque los estadounidenses han sido bastante claros con la idea de que ‘esto es vuestro patio trasero. Tenéis que dar un paso al frente, prepararos. Nosotros tenemos asuntos de mayor calado que atender en Asia’. Y hay una sensación en la que Europa, de algún modo, no está entendiendo esto.
P. ¿Cuán frágil es la estabilización en Oriente Próximo?
R. Es frágil, pero no hay que sobreestimar el riesgo de colapso. El factor Trump ha sido fundamental para lograr esto. Así que ahora él está involucrado y eso proyecta cierta estabilidad. Pero permanece un gran interrogante, porque obviamente se trata con dos partes con un alto grado de escepticismo y desconfianza. Un asunto clave es mirar no solo a Gaza, sino a Cisjordania, que para mí es la guerra silenciosa. Dando luz verde a la continuación de la anexión y a este muy pernicioso proceso de toma de control por los colonos. Y eso pone en duda cualquier noción de cumplir con las aspiraciones palestinas y el camino hacia un Estado palestino. Esa, para mí, es la pieza clave del rompecabezas. Piensas que todo lo que importa es el alto el fuego en Gaza. Mientras tanto, se da luz verde a la continuación de esta anexión.
P. A propósito de guerras silentes, en Sudán se desarrolla un conflicto que está provocando un inmenso sufrimiento humano y que, sin embargo, atrae escasa atención política y mediática.
R. Es un desastre humanitario que, si no tuviéramos esos otros grandes conflictos, habría estado realmente en lo alto de la agenda de los círculos de seguridad. Si buscas un muy buen ejemplo de la disfunción del sistema de gestión de crisis, Sudán es el emblema de este nuevo panorama de conflictos en el que estamos.
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