Rumania planea repetir el próximo 23 de marzo las elecciones presidenciales anuladas por sospechas de injerencia externa
El Tribunal Constitucional invalidó los comicios del 24 de noviembre en los que resultó ganador el prorruso Calin Georgescu
La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Rumania se repetirá probablemente el próximo 23 de marzo, mientras que la segunda está prevista para el 6 de abril, según informaron este lunes fuentes gubernamentales a EL PAÍS. El anuncio se da después de que el Tribunal Constitucional anulara la primera vuelta organizada a finales de noviembre, justo dos días antes de la ronda final, por la supuesta injerencia de un “actor estatal” en la victoria del candidato ultranacionalista y filorruso Calin Georgescu. Las mismas fuentes también señalaron que la fecha se aprobará en la primera sesión del Gobierno, a partir del 8 de enero y que la coalición gubernamental proeuropea, formada por el Partido Social Demócrata (PSD), el Partido Nacional Liberal (PNL) y la minoría húngara (UDMR), decidió celebrar los comicios esos días en una sesión celebrada el pasado sábado. Según la ley rumana, el Ejecutivo establece por decreto la fecha de la votación al menos 75 días antes del día de las elecciones.
Despejada la primera incógnita, solo falta saber si Georgescu, que conmocionó a todo el país por su holgado e inesperado triunfo sin apenas ser conocido por el electorado, se presentará a las presidenciales y si la instancia judicial permitirá hacerlo. El político, que aseguró su victoria gracias a su campaña en la red social china TikTok sin invertir ni un euro, recurrió el fallo del Constitucional al Tribunal de Apelación de Bucarest, que deberá tomar una decisión las próximas semanas. Precisamente, este lunes, cerca de 1.000 personas protestaron frente a la institución judicial para mostrar su apoyo al candidato, que también cuenta con el respaldo de las fuerzas de extrema derecha de este país de la Europa del Este, como la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR) y de la eurodiputada Diana Sosoaca.
El sábado, una encuesta de la empresa demoscópica IRES reveló que el 48% de los encuestados habrían votado por Georgescu y el 29% por Elena Lasconi, la candidata de centroderecha que habría aglutinado el voto proeuropeo, si no se hubiera cancelado la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. En el mismo sondeo, un 60% indica que cancelar el proceso democrático fue una mala decisión que irá en detrimento del país y acrecentará el sentimiento a favor de los nacionalistas.
Los líderes de la coalición proeuropea ya anunciaron públicamente que su candidato será Crin Antonescu, un polémico político que intentó derrocar al expresidente Traian Basescu en 2012 mediante un proceso de destitución que no fructificó al no validarse el referéndum por no alcanzarse el quórum del 30% de participación. Lasconi también ha confirmado su candidatura, al igual que el actual alcalde de Bucarest, Nicusor Dan, de gran prestigio en el país. Georgescu también desea volver a la contienda, mientras que el líder ultraderechista de AUR, George Simion, ha afirmado que lo apoyará y que solo entrará en la carrera si no dejan presentarse a Georgescu.
El Tribunal Constitucional se decantó por anular la primera vuelta justo dos días antes de la segunda vuelta y cuando la diáspora había empezado a votar al analizar los documentos del servicio secreto que sugerían que Georgescu habría violado la legislación electoral en materia de financiación de su campaña. Aunque no informó sobre gastos a la Autoridad Electoral Permanente, el Servicio Rumano de Inteligencia y el Ministerio de Interior apuntaron que la financiación de su campaña en TikTok se produjo mediante la aportación de un millón de euros por parte de un controvertido empresario. Además, los análisis desclasificados por el Consejo Supremo de Defensa, encabezado por el actual presidente del país, Klaus Iohannis, muestran que se han producido ciberataques a la infraestructura informática y tecnológica utilizada para el proceso electoral, y que Rumania ha sido blanco de acciones híbridas agresivas por parte de Rusia.
Paralelamente, el Servicio de Inteligencia Exterior (SIE) advirtió de que Rumania “se ha convertido en una prioridad para las acciones hostiles de Rusia”: “Hay un interés creciente en el Kremlin por influir [al menos] en el estado de ánimo y la agenda de la sociedad rumana en un contexto electoral”. Estas acciones se manifiestan a través de propaganda y desinformación, apoyando a algunos candidatos euroescépticos y alimentando algunos movimientos antisistema, incluso “involucrándose en protestas que configuran la agenda pública”, fomentando el descontento o provocando reacciones emocionales a nivel de la población, para presionar a las autoridades para que reduzcan o suspendan el apoyo a Ucrania. Desde un punto de vista jurídico, ninguna instancia puede anular una decisión del Tribunal Constitucional.
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